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Hogar: los jóvenes llegan a Montevideo a estudiar desde el interior. Foto: IMM

Más de 300 estudiantes del Interior han pasado por el Hogar Tocó Venir de la Intendencia.

Sebastián tiene 21 años y llegó desde Florida para estudiar Psicología en la capital. Desde que pisó suelo montevideano, hace ya tres años, vive en el Hogar "Tocó Venir", un programa financiado por la Intendencia de Montevideo y coordinado por la Secretaría de la Juventud, que permite alojar a 25 estudiantes provenientes de diversos departamentos del país.

Su caso, según cuenta, es una excepción ya que por lo general los jóvenes pueden quedarse en el hogar por 12 meses y tienen la posibilidad de renovar por un año más si tienen aprobado el 60% de las asignaturas de ese año.

"En mi caso, este es mi tercer año debido a que el programa está en un período de transición, ya que no se sabe si va a continuar el año que viene o no, por lo que prefirieron renovarle a todos lo que querían quedarse y hacer un llamado para llenar los cupos que quedaban vacantes, que este año fueron siete", explicó Sebastián. De esas siete personas, cinco de los nuevos integrantes fueron mujeres y dos varones.

El programa surgió hace 13 años y ya han pasado por allí más de 300 estudiantes de diversos departamentos.

De acuerdo a la coordinadora ejecutiva del programa, Maite López, el Hogar Tocó Venir surgió con el objetivo de darle oportunidades de continuar con sus estudios terciarios a jóvenes que no tenían los medios económicos suficientes para trasladarse a Montevideo.

Otro de los cometidos fue ayudar y acompañar a los estudiantes en el proceso de adaptación que implica el mudarse desde su departamento a una ciudad en la que muchos de ellos nunca habían estado, y también acompañarlos en una etapa importante en sus vidas como es el ingreso a la universidad.

"El programa no solo te da una solución habitacional sino que además te da diversas herramientas para poder desarrollarte en Montevideo" explica el joven.

"Hay estudiantes que pasan de vivir en un pueblo de tres mil personas y se conocen todos, a estar en un lugar donde hay un millón y medio de habitantes, lo que hace que se sientan como

un extraño en esa ciudad. El hogar te da un sentido de pertenencia y te muestra que no estás solo sino que tenés a 24 personas más que están en tu misma situación", contó el estudiante de psicología.

En el proceso de adaptación, según cuenta Sebastián, los jóvenes como él que están en el hogar hace más de un año, juegan un rol fundamental a la hora de ayudar y guiar a los nuevos estudiantes que ingresan al programa.

"Nos preguntan desde qué ómnibus se tienen que tomar para ir al Estadio, hasta dónde deben fijarse para ver la nota de un examen" relató el floridense.

Resalta asimismo el rol fundamental de los coordinadores del programa: las asistentes sociales Lourdes Pepe y Ana Clara Suárez, la coordinadora ejecutiva de "Tocó Venir", Maite López y hasta hace un año el psicólogo Víctor García.

"Ellos son los que nos hacen el seguimiento y se encargan de que todo funcione correctamente. Cada cierto tiempo nos piden la escolaridad, y una vez por semana tenemos reuniones grupales y más esporádicamente reuniones individuales para ver cómo marcha nuestra vida aquí en la casa" explicó el universitario.

Autogestión.

A diferencia de otros hogares o residencias estudiantiles, los jóvenes alojados en Tocó Venir se hacen cargo de todas las tareas de la casa "desde limpiarla, hasta cocinar o recaudar la mensualidad que deben pagar, que es de 1.500 pesos", indicó la coordinadora ejecutiva.

"La idea no es que haya una persona vigilándolos las 24 horas del día sino que nosotros confiamos en los jóvenes y creemos que ellos solos pueden salir adelante" dijo López.

De igual modo aclaró que ellos los visitan todos los días "por lo menos unas horas" pero que el objetivo principal "es acompañarlos en la parte académica y personal sin invadir sus espacios ni cambiar la dinámica del hogar", explicó.

Para llevar a cabo las tareas diarias, se crearon 5 comisiones integradas por los mismos estudiantes que viven en el hogar. "Cada uno de los 25 o 26 que somos, dependiendo del año, forma parte de una de ellas", explicó Sebastián.

La "comisión de limpieza", integrada por 5 personas, es la que se encarga de comprar todos los productos de limpieza para la casa, cada una semana o 15 días. La "comisión de listas" es la que establece qué le toca limpiar a cada uno. La de "control" es la que supervisa que a las personas que le toca limpiar ese día, lo hagan. Hay una "comisión de finanzas" a la que se le abona la mensualidad para cubrir gastos del hogar como la Tv cable, los productos de limpieza y dejar un fondo común "por cualquier inconveniente que surja". Y por último, está la de "mantenimiento" donde los jóvenes se encargan de notificar cuando algo se rompe —por ejemplo, un electrodoméstico— y comunicárselo a los coordinadores del programa.

Además de estudiar y de mantener el orden de la casa, los jóvenes realizan guitarreadas, hamburguesadas y asados cuando terminan el semestre y a fin de año, y cuando no están en períodos de parciales o exámenes se reúnen a charlar y tomar mate. "Además arma-mos un equipo de fútbol 7 y estamos participando de un torneo de Bienestar Social", explica Sebastián.

Bienvenida: cada año IMM recibe a los estudiantes que llegaron del interior. Foto: IMM
Bienvenida: cada año IMM recibe a los estudiantes que llegaron del interior. Foto: IMM

La casona.

El Hogar "Tocó Venir" funciona en una vieja casona de dos pisos, ubicada en Soriano entre Ejido y Aquiles Lanza. Cuenta con tres salas de estudio y una sala de juegos, con mesa de ping-pong. Enfrente se encuentra una luminosa cocina con seis heladeras, un horno con 6 hornallas, microondas, varias garrafas, una Tv, entre otros elementos, como mesas con sillas donde los estudiantes pueden comer.

Al final de un largo pasillo, detrás de unas ventanas se puede observar un amplio patio arbolado donde hay cuatro lavarropas en una esquina, un espacio para colgar la ropa y un parrillero.

Desde hace un año, en la pared del fondo del patio se puede apreciar un mural naranja y negro pintado por los mismos estudiantes, que de acuerdo a Sebastián "representa todo lo que significa la venida a Montevideo". Allí hay dibujos de jeringas, libros, cámaras de fotos, entre otras cosas que ilustran varias de las carreras que estudian los jóvenes.

La casona, a su vez, cuenta con mobiliario básico como camas, colchones, escritorios, computadoras, y tienen también a disposición Wi-Fi, impresoras y una fotocopiadora, entre otras cosas.

"El espacio de abajo es público, por lo que si los estudiantes quieren invitar a algún amigo o familiar pueden hacerlo", cuenta Sebastián. Pero aclara que no está permitido que personas ajenas al hogar suban al segundo piso, donde se ubican los ocho dormitorios, "por un tema de seguridad y privacidad", explica.

Hay cuartos para tres y cuatro personas y uno de dos.

Actualmente están viviendo 13 mujeres y 12 hombres que provienen de departamentos como Salto, Florida, Soriano, Artigas, Colonia, entre otros.

"Debería haber más lugares como estos, donde se promueve el estudio y el trabajo y donde se les da una oportunidad a jóvenes del interior que no tienen los recursos para estudiar en la capital", dijo Sebastián.

Los estudiantes realizan asados, guitarreadas, festejos y mateadas. Foto: IMM
Los estudiantes realizan asados, guitarreadas, festejos y mateadas. Foto: IMM

Deben llevar almohadas, ropa de cama y utensilios.

Cada año, el hogar "Tocó Venir" ubicado en Soriano 1318, abre sus puertas para brindarle un hogar a decenas de estudiantes que llegan desde diversos departamentos del país, para estudiar en la capital. Este año, hubo únicamente 7 lugares libres, 5 para mujeres y 2 para hombres, ya que se les renovó la posibilidad de quedarse a los restantes 18. Cuando ingresan además de abonar 1.500 pesos por mes para los gastos generales como gas, cable de Tv, entre otros, deben llevar ropa de cama y almohada, así como también utensilios de cocina.

Se admite el ingreso hasta los 24 años.

El programa "Tocó Venir" está dirigido a jóvenes del interior del país, de entre 18 y 24 años, que comienzan sus estudios terciarios en instituciones públicas de Montevideo.

Cada año, la página web de la intendencia, actualiza las "bases del llamado para estudiantes del interior, interesados en alojamiento en hogar estudiantil".

Esta vez, a diferencia de otros años, había menos cupos, y la beca se otorgaba de marzo a diciembre del mismo año, sin posibilidad de renovación.

Entre los requisitos a cumplir para poder acceder a la beca, se encuentra el haber cursado secundaria en su departamento, residir en el interior hasta el momento de postularse y tener aprobado bachillerato completo. No serán tenidos en cuenta los jóvenes que cursen carreras que se realicen en su departamento.

Además de esos aspectos, un equipo técnico coordinador integrado por una asistente social y un psicólogo, evalúa a su vez la situación socioeconómica de cada postulante (los ingresos del hogar no deberán superar los 5 salarios mínimos nacionales), la escolaridad, la distancia y la accesibilidad desde la localidad de residencia a Montevideo.

Luego de evaluar estos aspectos, los jóvenes pasan a una entrevista en la que se analiza la disposición de cada uno a participar activamente en el programa.

Finalmente se conforma un equipo de trabajo en la Secretaría de la Juventud, que evalúa la adjudicación definitiva de los cupos.

En el momento de entrega de la llave del hogar, deberán realizar un depósito de 2 cuotas, a los efectos de cubrir los gastos comunes de los dos primeros meses del año.

Para recibir a los estudiantes que vienen del interior a cursar sus estudios en la capital, anualmente, la Intendencia de Montevideo y la Universidad de la República organizan una fiesta de bienvenida. El evento "Tocó Venir", tiene convocatoria libre y se realizan actividades con música, stands informativos, juegos y muestras, entre otras actividades.

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Hogar: los jóvenes llegan a Montevideo a estudiar desde el interior. Foto: IMM

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