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Junio bajo agua en el litoral

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Las aguas del río Uruguay entraron con fuerza a las calles. Foto: Tommy Balbis

Desplazados padecen el impacto del frío y solicitan colaboración de abrigos y colchones.

El río Uruguay vuelve a expulsar a miles de personas que viven en sus orillas. Esta vez la inundación surge en medio de un otoño frío. El pronóstico de nuevas lluvias en la cuenca hace prever que junio será un mes complicado en todo el litoral.

En la noche de ayer en Salto, Paysandú y Bella Unión iban 2.733 desplazados, según el Sistema Nacional de Emergencias (Sinae), pero todo indica que el número se incrementará en las próximas horas.

En los barrios anegados vuelven a verse las dramáticas escenas de cada inundación.

Soldados con el agua al cuello, sacando en botes las pertenencias de las familias, funcionarios municipales improvisando lugares para alojar a miles de personas, unidades militares trasladando comida, médicos y enfermeros aconsejando medidas sanitarias que los vecinos no pueden cumplir.

Recursos humanos del Estado y las intendencias locales están colaborando en la tragedia. El Ejército y la Armada han realizado despliegues de importancia en las tres ciudades afectadas. Algunos cuarteles se ocupan de cocinar y repartir alimentos, otras unidades colaboran en el traslado de personas y objetos desde las viviendas de los desplazados hasta el lugar de concentración.

Frío.

En Salto, el lugar con más desplazados, había 1.776 hasta la noche de ayer, la gente se queja por los fríos galpones a los que fueron trasladados.

Todos los desplazados fueron alojados en primera instancia en los enormes galpones de la Agropecuaria de Salto. Las familias fueron separadas por unas cortinas de nailon que dejan pasar el frío como nada.

"Varias personas no pudieron dormir de frío y hay una pareja que durmió en el piso porque no tienen otra cosa y les falta abrigo", dijo a El País Celia Soria, cuya familia fue desplazada en las últimas horas.

El viernes el ministro de Salud Pública, Jorge Basso, visitó a los inundados y le reclamó a los integrantes del Centro Coordinador de Emergencias Departamental (Cecoed) y al intendente Andrés Lima que realoje a las familias derivadas en esos fríos galpones de la Agropecuaria.

El propio Basso gestionó ante el directorio de INAU el préstamo de un local ubicado en la zona Este de salto para realojar allí a esas familias que el Cecoed derivó al predio de la Agropecuaria. Se trata de un sitio más cómodo y protegido de los efectos del frío.

Sin embargo, hasta la tarde de ayer el traslado de los desplazados no se había producido y se preparaban para atravesar otra no noche en los fríos galpones de la Agropecuaria local a pesar de la gestión del ministro. Fuentes de INAU de Salto aseguraron a El País que el local fue refaccionado recientemente y que todavía se están realizando tareas en su interior.

Imparable.

En Paysandú el río tampoco da tregua. Avanza hora tras hora y el número de evacuados ronda las mil personas. "Tenemos 900 personas desplazadas y el río todavía no ha llegado a los 8 metros como estaba previsto", indicó a El País Marco García, presidente del Comité local de Emergencia.

Un centenar de funcionarios de distintas instituciones públicas trabajan en forma coordinada asistiendo a los damnificados. Ayer sobre las 17.00 horas, el curso estaba en 7,65 metros y creciendo entre uno y dos centímetros por hora.

La represa de Salto Grande comunicó que durante la próxima semana continuará evacuando 24 mil metros cúbicos por segundo con el objetivo de que descienda el caudal del lago que continuará recibiendo aportes importantes desde el sur de Brasil.

"Estimamos que esta situación así como viene permanecerá incambiada durante todo el mes de junio" señaló el coordinador del comité sanducero. Otro aspecto que no es menor, es el hecho de que cuando se produzca el operativo retorno, será más lento y complejo que en otras inundaciones.

"No es lo mismo volver en época de verano que hacerlo en invierno por las bajas temperaturas y la humedad que queda en las casas. Desde el punto de vista sanitario hasta ahora no tenemos registrada ninguna situación de enfermedad" precisó el funcionario.

El agua también llegó a los barrios periféricos de la ciudad como La Chapita y Curupí, donde vive la gente más pobre.

Reclamo.

"Al agua no la frena nadie. Ese es nuestro principal temor porque cuando se desborda llega hasta la otra esquina", advirtió Cinthia Petresini que aún visualiza en su casa el destrozo que la última inundación generó en paredes y piso.

"Nadie viene a preguntar si precisamos ayuda. Tendrían que darle a la gente un terreno que no esté en zona inundable y, aunque empecemos de cero, es mejor que esto porque de tanto en tanto las crecidas terminan arruinándote todas las cosas, además de las ratas que te invaden. Uno que tiene hijos pequeños teme por su salud", expresó la vecina poco antes de recibir la visita del intendente Guillermo Caraballo, que recorrió las zonas afectadas.

A unos metros de allí, Beatriz Buenahora, pidió que las autoridades levanten el basural que existe en la zona antes de que llegue el agua.

"Ya le hemos pedido a la intendencia por esto, queremos que la gente colabore y el barrio esté un poco mejor. Esto es una inmundicia, está plagado de roedores y se parece más a una villa que a un barrio" criticó la vecina mientras mostraba el basural que rodea la franja costera del Curupí.

Fuentes de la Intendencia dijeron a El País que existe fotografías de las jornadas de limpieza en el barrio. "Hay vecinos que desean tener un entorno digno y otros a los que no les importa nada", dijeron. Producción: Luis Pérez en Salto y Daniel Rojas en Paysandú.

Represas intentan frenar las aguas.

Las aguas del río Uruguay se estacionaron anoche en los 14 metros con 30 centímetros en Salto. Se prevé que para el día de hoy la marca pueda alcanzar hasta los 14,60 de producirse nuevas precipitaciones en la cuenca alta y media.

Fuentes de la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande han señalado que la masa principal de agua que se aguarda desde el alto Uruguay comenzará a llegar con fuerza al embalse de la represa a partir del martes.

Por esta razón, se resolvió realizar distintas maniobras de regulación por vertederos lo que ha posibilitado hacer descender el embalse de 35 a 33 metros con el objetivo de mantener un margen para amortiguar esos voluminosos caudales.

Para hoy se espera que el caudal a evacuar ascienda a los 24.500 metros cúbicos por segundo, siendo dos de las terceras partes de esas aguas desagotadas por vertederos y el otro tercio por turbinas para la generación de energía.

Mientras tanto, otras represas que operan sobre el río Uruguay, dentro de territorios argentinos y brasileños, también se encuentran realizando maniobras con el objetivo de frenar "en algo" el embate de las aguas, según pudo saber El País.

El pronóstico climatológico no es para nada alentador. "En la cuenca media y alta del Uruguay se esperan lluvias con un acumulado de 150 milímetros que posteriormente terminan en la represa", indicó Marco García, presidente del Comité de Emergencia de Paysandú.

Desde el pasado mes de abril las lluvias han sido intensas en un área importante que alcanza las provincias argentinas de Corrientes y Misiones y gran parte de Paraguay y el sur de Brasil.

Durante la semana pasada cayó mucha agua en toda la región, según confirmaron distintos medios locales. En algunas zonas el acumulado de lluvias es de entre 400 y 600 milímetros en los últimos 10 días.

Mientras tanto, el portal brasileño RBS, informó que el río Uruguay está con 7,6 metros por encima de lo normal en el oeste del Estado de Rio Grande do Sul.

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