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El guerrero de la basura construye en Canelones

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En primer plano se ve a Reynolds comandando la obra.  Foto: ONG Tagma

El 29 de febrero quedará lista la escuela de Jaureguiberry.

En el balneario Jaureguiberry, a la altura del kilómetro 79, comenzó a construirse la primera escuela sustentable de Latinoamérica.

La obra demandará 8.000 latas, 5.000 botellas, 2.000 envases de plástico y 2.000 metros cuadrados de cartón, que en buena parte fueron reunidos por residentes en la zona.La Cámara de neumáticos donó 2.000 cubiertas.

Pero como no se trata de un edificio de bioconstrucción también se debió recurrir a empresas privadas para conseguir los materiales tradicionales, como maderas, vidrios y hormigón, más los paneles solares y tanques que almacenarán el agua de lluvia.

Ésta llegará a las cañerías de baños y cocina, pasará a las cisternas para después ir a una huerta desde donde saldrá hacia un minihumedal.

Se trata de un edificio a erigirse en base a la técnica que el arquitecto estadounidense Michael Reynolds emplea en sus earth ships, casas fabricadas con basura reciclada que empiezan a crecer desde la colocación de los neumáticos rellenos de tierra, arena y pedregullo que darán forman a las paredes.

Martín Espósito, uno de los integrantes de la ONG uruguaya Tagma que desarrolló el proyecto, fue impactado por el documental "El guerrero de la basura", en donde se explica el proceso creativo de Reynolds, labor que derivó en el surgimiento de la compañía Earthship Biotecture of Taos.

Después de cinco años de trámites y búsqueda de información para ver la posibilidad de construir en Uruguay en base al novedoso método, al fin se llegó a una concreción.

Antes se había convenido con la Administración Nacional de Educación Pública que el destino de la obra sería el de una escuela pública, de 270 metros cuadrados, con tres salones de clases, baños, un invernadero y capacidad para 100 alumnos. El terreno fue cedido a la ANEP por la Intendencia de Canelones.

Mano de obra.

Según explicó Juan Pablo Méndez a El País, durante todo este mes de febrero Reynolds está residiendo en Uruguay y enseñará su método a la vez que avanza la obra. Los estudiantes resultan pues la mano de obra.

Ochenta arribaron de treinta países de todos los continentes (cuarenta de ellos son latinoamericanos) y hay además veinte uruguayos seleccionados por Tagma de acuerdo a sus vínculos con otros proyectos comunitarios y su capacidad de replicar la experiencia.

También integran el equipo 25 personas de Earthship, que tienen su base en Estados Unidos pero son de diversas nacionalidades. Junto a Reynolds ellos participan de la capacitación. El pasado lunes, al final de la primera jornada de trabajo en el terreno, todos terminaron reunidos para hacer un brindis con cerveza.

Algunos se alojan en campings y otros alquilaron —en grupos— casas cercanas. Varios se movilizan en bicicletas recicladas. Tagma les proporciona el desayuno y el almuerzo en el Yacht Club y los demás gastos corren por cuenta de ellos. De 9:00 a 17:00 se extiende el horario de trabajo, de lunes a sábado, con un corte de una hora para el almuerzo.

Mientras de modo rotativo cincuenta de los aprendices ocupan la zona de obra, los otros cincuenta toman clases en la casa vecina de la Liga de Fomento de Jaureguiberry.

Los sábados hay jornadas entre los futuros alumnos de la escuela y los estudiantes de la academia. Estos cuentan qué hicieron a lo largo de la semana y los niños pueden efectuar preguntas. Los últimos dos domingos de febrero se abrirán las puertas para que la gente en general se acerque a conocer el emprendimiento.

Está previsto que el próximo 29 termine la obra a nivel estructural y durante la primera semana de marzo un voluntariado local tendrá a cargo la pintura y la decoración. El día 9 podría habilitarse la escuela.

Su condición sustentable se explica porque en ella se genera energía eléctrica, calefacción y agua corriente. La temperatura del edificio oscilará entre los 18° y los 25° sin necesidad de recurrir a equipos de aire acondicionado.

Por las reglamentaciones, sin embargo, la escuela debe estar conectada a las redes de UTE y OSE, como alternativa a posibles sequías o ruptura de los paneles solares.

El pionero.

En Sudamérica, Reynolds ya tiene tres obras, una escuela de música en Chile, y dos edificaciones en Argentina, una en El Bolsón y otra en Ushuaia. En Latinoamérica dejó la huella desde Guatemala hasta México.

Michael Reynolds se trasladó con su familia a Taos (Nuevo México) en 1978. Allí, donde la especulación urbanística aún no existía, comenzó la aventura. Durante años experimentó con diferentes materiales hasta encontrar un sistema constructivo basado en desechos, como llantas de vehículos, botellas de vidrio o de plástico y latas de aluminio de bebidas.

Agrupando a estas últimas con alambres, patentó un ladrillo. La historia completa puede verse en el documental Garbage Warrior, disponible en You Toube.

Reynolds escribió tres libros con los conceptos, planos y formas de construir sus "naves terrestres".

De 34 a 100 alumnos.

En Jaureguiberry funciona una escuela rural que se quedó chica. Recibe a 34 alumnos aunque tiene más demanda. ANEP eligió ese balneario para aumentar la ocupación a 100 escolares. El terreno lo donó la Intendencia de Canelones y la organización sin fines de lucro Tagma lleva adelante el proyecto, que demandará US$ 440.000.

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En primer plano se ve a Reynolds comandando la obra. Foto: ONG Tagma

Primera escuela sustentable de LatinoaméricaCARLOS CIPRIANI LÓPEZ

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