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La fuente de los "Panama Papers" explica por qué filtró los documentos

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El encargado de otorgar 11,5 millones de documentos que revelaron varias empresas offshore explicó cuáles fueron los motivos que lo llevaron a decidir filtrar la información.

Tras el impacto que tuvo la publicación mundial de documentos sobre empresas offshore y, por esto, las investigaciones judiciales en distintos países, el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ), recibió una carta de la fuente anónima que filtró los Panama Papers.

Un año atrás, esa fuente le acercó más de 11,5 millones de documentos al diario alemán Süddeutsche Zeitung, que decidió contactar a ICIJ para organizar una investigación mundial. Hoy, esa fuente reservada explicó sus motivaciones y aseguró que "no trabaja para ninguno gobierno o agencia de inteligencia".

Carta

La desigualdad de ingresos es uno de los principales problemas de nuestros tiempos. Nos afecta a todos de manera mundial. A pesar de los numerosos discursos, análisis estadísticos, unas escasas protestas y documentales ocasionales, el debate sobre su repentina aceleración se ha multiplicado por años con políticos, estudiosos y activistas por igual quienes luchan indefensos para detener este crecimiento constante. Aún quedan las incógnitas: ¿por qué? y ¿por qué ahora?

Los Panama Papers ofrecen una convincente respuesta a estas preguntas: corrupción masiva generalizada. Y no es coincidencia que la respuesta provenga de un bufete de abogados. Más que tan solo un engranaje en la máquina de la "gestión de patrimonios", Mossack Fonseca utilizó su influencia para redactar y torcer leyes a nivel mundial para favorecer los intereses de criminales por décadas. El bufete administraba esencialmente un paraíso fiscal de principio a fin. Ramón Fonseca y Jürgen Mossack nos habrían hecho creer que las "empresas fantasmas" de su negocio, a veces llamadas "vehículos con propósitos especiales", son como autos. Pero los empresarios de autos usados no redactan leyes. Y el único "propósito especial" de los autos que producían era constantemente el fraude a gran escala.

Las empresas fantasma son comúnmente asociadas con el crimen de evasión de impuestos, pero los Panama Papers muestran sin la más mínima sombre de dudas que aunque estas empresas fantasma no son ilegales por definición, son utilizadas para llevar a cabo una gran serie de crímenes graves que son más grandes que la evasión de impuestos.

Decidí exponer a Mossack Fonseca porque me imaginé que sus fundadores, empleados y clientes tendrían que responder por su participación en estos crímenes, de los cuáles solo algunos han salido a la luz por el momento. Tomará años, tal vez décadas, para que la magnitud total de los sórdidos actos del bufete se conozca.

Mientras tanto, se ha dado inicio a un nuevo debate global, lo cual es alentador. A diferencia de la retórica política de antaño que cuidadosamente omitió cualquier sugerencia de malos actos por parte de la élite, este debate se concentra directamente en lo importante.

Tengo varios comentarios con respecto a eso.

Que conste, no trabajo para ningún gobierno o agencia de inteligencia de manera directa o como contratista, y nunca lo he hecho. Mi perspectiva es meramente propia, así como lo fue mi decisión de compartir los documentos con Süddeutsche Zeitung y ICIJ, no por propósitos políticos, sino simplemente porque entendí lo suficiente sobre su contenido para comprender el nivel de injusticias descritas.

La narrativa de los medios dominantes hasta el momento se ha concentrado en el escándalo de lo que es legal y permitido en el sistema. Lo permitido es claramente polémico y debe cambiarse. Pero no debemos perder de vista otro factor importante: el bufete, sus fundadores y empleados, sí violaron deliberadamente un sinfín de leyes a nivel mundial, repetidas veces. Clamaron inocencia al público, pero los documentos muestran conocimiento detallado y actos de mala fe adrede. 

Al final, miles de enjuiciamientos podrían provenir de los Panama Papers si tan solo el cumplimiento de la ley pudiera acceder y evaluar los documentos en cuestión. El ICIJ y sus medios asociados han declarado firmemente que no los entregarán a las autoridades policiales. Sin embargo, estoy dispuesto a cooperar con las autoridades en la medida de lo posible.

Dicho esto, he presenciado como uno tras otro, a denunciantes y activistas en los Estados Unidos y Europa, les han destruido sus vidas por las circunstancias en las que se encuentran luego de revelar evidentes actos de mala fe. Edward Snowden se encuentra varado en Moscú, exiliado por la decisión del gobierno de Obama de enjuiciarlo bajo la Ley de Espionaje. Por sus revelaciones sobre la NSA (Agencia Nacional de Seguridad), merece una bienvenida heroica y un reconocimiento considerable, no el destierro. 

Los denunciantes legítimos que exponen actos de mala fe incuestionables, ya sean personas internas o externas, merecen inmunidad de represalias del gobierno, fin de la discusión. Hasta que los gobiernos codifiquen la protección legal para denunciantes, los organismos de seguridad simplemente tendrán que depender de sus propios recursos o de la constante cobertura mediática mundial para consultar los documentos.

Pero la problemática está finalmente sobre la mesa y no es sorpresa que ese cambio tome tiempo. Por cincuenta años, ramas ejecutivas, legislativas y judiciales alrededor del mundo, han fallado completamente en abordar la metástasis de los paraísos fiscales en la superficie de la Tierra. Incluso en la actualidad, Panamá declara que quiere ser conocida por más que papeles, pero su gobierno ha examinado convenientemente tan solo uno de los casos de su embrollo trasnacional.

Bancos, reguladores financieros y autoridades fiscales han fallado. Se han tomado decisiones que han escatimado a los ricos mientras se concentran en controlar a los ciudadanos de clase media y clase baja.

Las Cortes ineficientes y desesperadamente retrógradas han fallado. Los jueces han adquirido por mucho tiempo los argumentos de los ricos, cuyos abogados -y no solo Mossack Fonseca- han sido bien entrenados en honrar los escritos legales, mientras que a la vez hacen todo en su poder para profanar su espíritu.

Los medios de comunicación han fallado. Muchas cadenas de noticias son parodias caricaturescas de sus propios perfiles anteriores, multimillonarios parecen haber tomado las riendas de los periódicos como pasatiempo, poniendo límites a la cobertura de temas serios sobre la riqueza y la falta de fondos para serias investigaciones periodísticas. 

Pero sobre todo, la profesión jurídica ha fallado. La gobernanza democrática depende de los individuos responsables en el sistema que entienden y defienden la ley, no quienes la entienden y la utilizan. En promedio, los abogados se han vuelto tan profundamente corruptos que es imperativo aplicar cambios significativos en la profesión, más allá de propuestas dóciles que ya están sobre la mesa.

Si quiere leer la carta completa haga click aquí

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Panamá Papers investigación. Foto: La Nación GDA

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