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"Se frustró un robo y quedaron conmigo"

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En varios tramos de su declaración, la médica Milvana Salomone debió explicar a la jueza Dolores Sánchez y a la fiscal María Camiño detalles de las cartas que los secuestradores le pedían que enviara como prueba de vida. "Ellos me dieron un texto y yo lo tenía que copiar con mi letra", explicó.

—Jueza Sánchez: ¿Podría referirse a las cartas que usted escribió?

—Milvana: Yo quería que mi familia supiera que estaba bien. Les pedí para escribir. Me bajaron unos guantes de lana y una lapicera. Después me dieron un par de guantes Funsa para que, al sacar el agua, mis manos no se deterioraran. Me dieron un papel y yo tenía que escribir lo que ellos querían. Para que mi marido entendiera, yo hacía artilugios. Entonces le escribí algunas cosas. Le hablé de que no suspendiera lo de "parisino".

—Jueza Sánchez: ¿Alguna vez le hablaron de dinero?

—Milvana: En algún momento les dije: Llamen a mi marido. Acá debe de haber un error.

—Jueza Sánchez: ¿Envió códigos en las cartas?

—Milvana: Sí. Lo de parisino era porque no quería que mi marido cancelara el viaje a París que tenemos planeado. Ellos leían todo lo que yo escribía. Y escribir una carta sin apoyo era complicado. Los días no variaban mucho. Nunca me movían del lugar. Cuando sentía pasos, me decían que me pusieran las vendas. Porque si veía a alguien estaba muerta. Entonces les dije que no quería ponerme las vendas. Me mandaron un pelele que me lo ponía de venda. Eso fue mi venda hasta ayer (lunes 15 de junio).

—Jueza Sánchez: ¿Cuándo toma conocimiento de que estaban pidiendo dinero?

—Milvana: Cuando tuve que escribir lo que ellos me mandaban. Tenía que copiar textual.

—Fiscal Camiño: ¿Cómo fueron los últimos momentos de su liberación?

—Milvana: Almorcé bien el lunes. Como a las 18 horas de ese día, bajó uno de ellos (al sótano). Me dijo: Tranquila. Se terminó. Yo estaba tapada. Me cambiaron la venda de los ojos. Yo no abría los ojos porque me tenían penado ver caras. Me pusieron un adherente diario en los ojos. También me colocaron auriculares y vendas sobre los auriculares. No me ataron la boca ni las manos. Me subieron la música al mango. Me aproximan a una escalera de madera. Me sacuden para que suba. Arriba me agarra otro. Me sienta en una reposera. Hacía frío. Me traen los acolchados de abajo y un café caliente. A las 12 de la noche, me di cuenta de la hora por la radio, uno me lleva a una cama y me tapa con los acolchados. Me dice que me quede tranquila. Anoche (lunes 15) no cené. Eso hasta las 5 de la mañana de hoy cuando me dicen: Tranquila, nos vamos. Me suben al baúl de un auto. Ahí en el camino fui con una gran adrenalina. Ellos iban muy rápido a campo traviesa y rutas. El auto saltaba. Después de muchas vueltas, me bajan con mucho cuidado. Me despegan y arrancan los auriculares. Sentate acá, ordenó uno. Me senté en la cuneta. Me dijeron: "Contá hasta 500 y pedí ayuda. Hay casas. Pedí ayuda. Estaba muerta de frío. Yo no miré nada. Sabía que me iban a volar la cabeza. Estaba en una cuneta de balasto en la ruta 32 en Canelón Chico. Allí debe haber sido. Conté hasta 280. Empecé a mirar el entorno. A 150 metros llegué a una casa muy humilde. Golpeé y pedí ayuda. Dije que era la ginecóloga secuestrada, me dejaron acá. Me trataron excelente. Me taparon porque tenía frío. Llamé a mi familia. Hasta que llegó mi familia, esos vecinos me trataron excelente.

—Jueza Sánchez: ¿Usted o su familia tienen un haras?

—Milvana: Mi hermano tiene un haras en Progreso. No participo. Yo soy anticaballo. Doy charlas para mujeres rurales sobre cáncer de útero y de mamas. Sí me gusta el proyecto de mi hermano. Pero no participo en la parte comercial. Nadie cree el ejemplo de familia unida que hemos dado. Tengo la percepción de que se frustró el robo y se quedaron conmigo. No sabían mi nombre ni nada. Me decían "Salome".

—Jueza Sánchez: ¿Qué pasó con su cédula de identidad?

—Milvana: Creo que se quedaron ellos. Yo la tenía en el monedero. (Una hipótesis manejada por la Policía era que los secuestradores pudieron pretender salir del país con Salomone).

—Jueza Sánchez: Usted manifiesta que el secuestro fue casual. ¿Cómo explica todo ese operativo montado por los secuestradores?

—Milvana: Yo creo que se montó ahí. Cuando llegué había un sótano inundado. Pero no sé. La cosa se fue perfeccionando a medida que pasó el tiempo.

—Pregunta del abogado Jorge Barrera: ¿Cuál fue la primera vez que dicen su nombre?

—Milvana: Nunca en la camioneta. Cuando subo al auto y hasta que llego nunca dicen mi nombre. Les decía: Soy médica, tengo que dar altas a pacientes, llévense todo y déjenme ir. En días posteriores, los informativos dieron datos que mi padre era oriundo de Florida.

Testimonio de milvana salomone en el juzgado penal de 10° Turno

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