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La festichola

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Cada vez son más los trámites que uno puede hacer desde la computadora de su casa o la del trabajo, sin necesidad de desplazarse a una oficina pública. Y eso está muy bien. Pero entonces, ¿cómo se entiende que ese Estado, que gracias a los avances de la tecnología tiene cada vez a menos contribuyentes formando fila frente a los mostradores, tenga cada vez más empleados?

En el mundo entero la tecnología ha venido a aliviar algunas tareas. La Administración Pública de nuestro país no ha sido ajena a estas mejoras. ¿Y por qué en el Uruguay cada vez hay más funcionarios públicos?

El gobierno del expresidente José Mujica asumió funciones con unos 240 mil empleados públicos. Y durante su gobierno se incorporaron unos 50 mil trabajadores más a la Administración Pública. ¿Era necesario aumentar casi un 20% la cantidad de asalariados del Estado? ¿Se tradujo ese aumento desproporcionado de empleados públicos en una mejora significativa de los servicios como para justificar ese ingreso masivo de personal, con sueldos que pagamos todos con nuestros impuestos?

¿No debería indignar a quienes pagamos esos sueldos que —de acuerdo a un informe de la consultora Advice— los llamados a interesados a ocupar empleos públicos hayan crecido un 19% en 2015, que casualmente era un año electoral, mientras en el sector privado el empleo ofrecido ese mismo año se reducía en un 30%?

¿No debería asumir alguien la responsabilidad de que en el último trimestre de 2015, precisamente en pleno cierre de la campaña electoral, el aumento de esos llamados a interesados a trabajar en la Administración Pública haya sido un 32% mayor al de igual período de 2014?

Cuando era oposición, el Frente Amplio cuestionaba severamente —y con razones para hacerlo— el extendido clientelismo político de colorados y blancos, y el aumento excesivo de la plantilla del Estado.

¿Y ahora? ¿Quién abre la boca en la izquierda para condenar lo que debería ser condenado? El ministro de Economía, Danilo Astori, dijo al anunciar el ajuste fiscal que hay un exceso de funcionarios públicos. ¿Y dónde ha estado el contador Astori todos estos años? ¿Dónde estaba en el gobierno pasado, cuando se aumentó casi en un 20% el número de empleados públicos? Era el vicepresidente de la República. Y el Ministerio de Economía y Finanzas era manejado por su equipo de confianza. ¿Y entonces? ¿Ahora se alarma el contador Astori de lo que hizo la izquierda con él como vicepresidente de la República y como ministro de Economía? ¿Por qué no paró este derroche cuando debió hacerlo? ¿Por qué, contador?

Ahora ya no sobra el dinero para pagar tamaña fiesta. Entonces es el propio Astori el que ajusta los impuestos y anuncia recortes. ¿No fue irresponsable al no prever a tiempo que esto sucedería? ¿No debió administrar con prudencia los recursos de todos?

Ahora el contador Astori propone que, como no hay dinero, el Estado cubra sólo dos de cada tres vacantes que se produzcan. ¿Se hará? ¿O en algún momento empezará a entrar dinero suficiente como para volver a gastar a cuenta y la fiesta volverá a comenzar?

[email protected]

LA COLUMNA DE PEPEPREGUNTÓN

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