Dijo que en Punta del Este no hay personal capacitado y la amenazaron.

La empresaria Amparo Lavagna apeló a las redes sociales para pedir trabajadores extranjeros, en particular venezolanos, para su inmobiliaria de Punta del Este.

Su iniciativa provocó un revuelo en la zona, a tal extremo que la empresaria evaluó presentar una denuncia en la Policía por el tenor de algunos de los mensajes que le enviaron. Incluso por algunos comentarios que le gritaron cuando caminaba junto a unos clientes por la avenida Gorlero.

"Buenos días, ¿alguien me puede ayudar a contactarme con un grupo de Venezuela? Ya que quiero ver si encuentro personal profesional para mi oficina de Punta del Este. Me he enterado que hay gente re-profesional!! Gracias", escribió en su cuenta de Facebook.

Y ardió Troya. Las respuestas a su planteo pasaron, en su mayor parte, por insultos y descalificativos, además de una amenaza de piquete en la puerta de su inmobiliaria.

"Qué decepción, por qué no darle oportunidad a mujeres de Maldonado, ayudarlas a capacitarse en vez de buscar afuera, salvo que sea para oficinas en Venezuela", le escribió una mujer residente en Maldonado.

También se sumaron personas del exterior para anunciarle que le enviarían su currículum por correo electrónico. "Con las chicas de Maldonado no he tenido suerte... muy pocas preparadas (...) La mayoría ni el liceo terminan; idiomas cero. En fin, es la triste realidad!!", escribió Lavagna, frase que ofició de disparador para recibir una catarata de insultos y de reconocimientos en igual proporción, además de los pedidos de trabajo.

Lavagna dijo en la emisora FM Gente que optó por contratar a extranjeros porque no consigue en la zona personal con la preparación adecuada.

"Puse un aviso en la radio y se presentaron como para hacer una obra. No solo por sus condiciones sino por la gran cantidad de personas que respondieron al llamado. Sin embargo, ninguna preparada para trabajar en mi empresa. Hace muchos años que tengo este problema", explicó.

"Me sorprende el grado de fanatismo y de fascismo de muchas personas. No entiendo la actitud de la gente de Maldonado. Yo digo la verdad: no encuentro entre la gente de acá a personal calificado", insistió.

Lavagna sostuvo que se inclinó por los venezolanos porque, según tiene entendido, hay más de 20.000 viviendo en Uruguay, y porque además se destacan por su simpatía y ganas de salir adelante.

"Como leí que hay más de 20.000 venezolanos acá en Uruguay, se me ocurrió buscar entre ellos. Y yo cuando voy, me pasa igual que con los colombianos, me atienden con una sonrisa y tienen una actitud diferente frente a la vida. La están peleando, como yo, cuando vine a Maldonado a trabajar. Esa es la actitud que yo valoro", enfatizó.

En los últimos días se cansó de buscar en Uruguay a una persona para ocupar el puesto de comunity manager de su empresa. "Me quedé, otra vez, desilusionada. Pero, todo tiene su fruto, apareció una mujer de 31 años que respondió a una búsqueda que hice por la red Linkedin. Ella tiene un hijo y le sirvió mi propuesta. En marzo empieza a trabajar conmigo", contó.

"Leí este informe de los venezolanos y lo preparados que estaban. Hay 20.000. Y me dije: voy a meterme por este lado, total, no pierdo nada. Ya hoy a la oficina vienen cuatro, con currículum y recomendados. Hay colombianos, hay de todos lados. Hasta me recomendaron cubanos, que también hay", apuntó.

No solo Lavagna no encuentra trabajadores preparados en la zona. Tampoco los que trabajaron en su empresa duran mucho. "En mi empresa tenía a una joven que estuvo siete años trabajando conmigo pero ahora está en seguro de paro. Yo la quiero mucho, como amiga. Siempre le decía: sales de acá a las seis de la tarde, andá a hacer un curso, algo. Y nada. Se iba a ver televisión. No se preocupa por ella, por mejorar, por prepararse", recordó.

"Hace unos días un chico de acá me mandó su currículum. No sabe hacer nada. Cuando le pregunté cuánto quería ganar me respondió que treinta y cinco mil pesos", graficó.

Lavanga puso como ejemplo a Samson Odedina, uno de los cuatro náufragos que un despiadado capitán turco lanzó al agua en una balsa cuando los encontró como polizones a bordo de su buque.

"El otro día me agradeció por Facebook por haber trabajado conmigo. Hoy tiene su inmobiliaria y es el mejor vendedor de la cadena Remax. Es uno de los mejores que hay en Punta del Este. Sabía inglés y venía con una actitud de vida, de lucha, de fuerza", señaló.

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