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Dos dramas: el "terremoto" de la educación y el "achique"

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A Luis Eduardo González le preocupan fuertemente la educación y una "cultura del achique" que desvaloriza el esfuerzo y el trabajo. "Los problemas más graves que veo, peor aún, los problemas que nos están hundiendo son los de la cuestión educativa.

No podemos levantar cabeza así como estamos. Y resulta que partes importantes del gobierno ni siquiera creen que esto sea una situación crítica. No es una situación crítica. Es un terremoto. La incapacidad de verlo es lo que más me asusta", dice González.

"Lo que llamaría la cultura del "achique", que es una cosa que se fue desarrollando durante la segunda mitad del siglo pasado, básicamente es la idea de que no hay oportunidades genuinas de progreso personal en este país. Lo mejor que podemos hacer es sobrevivir. Es una actitud general y es lo único que puede explicar las cosas que se ven cuando se hacen llamados públicos. Hemos vistos que hay centenares, miles, de aspirantes a un puñado de carguitos. Hay un grafitti, que es una estrofa de una canción rockera que dice "la meta disfrazada es sobrevivir". Eso no es una cultura de esfuerzo, ni de laburo", reflexiona González.

"Creo que ese es uno de los problemas peores que tenemos. ¿Cómo se combate eso? Es muy difícil. No es un problema que uno pueda medir, cuantificar, proponer cosas como pasa con la educación formal. Es un problema más profundo e inasible que tiene un montón de derivaciones. Hay un desdén por el conocimiento especializado, técnico. Eso se ve con mucha claridad en las discusiones de la educación. Se dice esta gente quiere medir para instalar una educación sin alma, nosotros queremos formar en valores. Sí, bárbaro, y mientras tanto no sabemos las tablas. Hay como una especie de cosa cultural, que se envuelve con ropaje grandilocuente que, si usted me disculpa, son estupideces", enfatiza.

Abordar esa matriz cultural requiere un esfuerzo multipartidario pero a su vez que el oficialismo deje atrás las concepciones de sus sectores más radicales, considera. "El problema es tan pesado que solo se puede encarar en patota, entre todos. Pero hay una gente por ahí, que es influyente, que es mucha, que es chavista. ¿Y eso? Eso ya ni siquiera tiene que ver con las tradiciones clásicas de la izquierda. El Frente no puede con eso. El Frente tiene problemas si se discute sobre Venezuela. Si se discute sobre Cuba, hay problemas. Son problemas genuinos. El Frente no puede con eso colectivamente. Hay una manera muy simple de abordarlo que es decir bueno, los que pensamos así de la raya para allá, y los que pensamos asá de la raya para allá. Bárbaro, pero eso es la fractura. Y eso es quedarse sin el gobierno. No es una solución real del problema", comenta González.

A su juicio, el Frente Amplio fomentó la cultura que ahora se debe desmontar cuando desde la intendencia de Montevideo concedió mejoras salariales no atadas a productividad de los trabajadores.

"Uno tiene que entender cómo funcionan los incentivos. Si no entendemos, damos incentivos equivocados y obtener resultados opuestos a lo que queríamos", opina.

"ASUSTA" QUE NO SE PERCIBA LA CRISIS DE LA EDUCACIÓN PÚBLICA

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