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Un día con Francisco

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El País pasó un día en el Vaticano del Papa Francisco y fue testigo privilegiado de lo que genera el Sumo Pontífice entre los miles que llegan atraídos por su carisma y mensaje.

La visita se enmarca en el lanzamiento de “Con Francisco a mi lado”, una colección de fascículos destinados a los más chicos que apunta a difundir valores a través de los mensajes de Bergoglio.

Un miércoles diluvia en Roma pero eso no impide que la Plaza San Pedro este colmada de peregrinos de todo el mundo ni bien amanece. Algunos hacen eternas filas debajo de sus paraguas para entrar a la Basílica de San Pedro, otros esperan que habiliten el ingreso al aula Pablo VI donde el Papa Francisco ofrece su tradicional audiencia del miércoles.

La amplia sala, que tiene capacidad para 7.000 personas, está repleta. Los gentileshombres de su Santidad, vestidos de frac y chaleco, acomodan a los visitantes que cargan con banderas, camisetas, cartas y todo tipo de aparato electrónico que permita registrar un momento irrepetible.

“Francisco eres el número uno de la paz” reza en letras blancas una camiseta purpura que sostiene en alto un turista. A algunos metros, una niña argentina muestra una remera que dice “eu amo Papa Francisco”. “Me encanta y estoy muy contenta de poder conocerlo”, dice con entusiasmo y timidez.

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Los idiomas se entremezclan y hay un clima festivo que parece paralizarse ni bien suenan los primeros acordes de Solo le pido a Dios, de León Gieco, pero interpretada en vivo por varios músicos argentinos. Al final del pasillo se abre una cortina roja. Él está allí parado, sonriente y rodeado de media docena de miembros de la Guardia Suiza. Es el inicio de una experiencia única.

(Lea el informe completo en la edición impresa de El País o suscríbase aquí a la edición digital)

vea el videoVIVIANA RUGGIERO

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