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El desafío

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A estas alturas parece bastante evidente que Daniel Martínez es mejor intendente de Montevideo que Ana Olivera. Y que Ricardo Ehrlich. Y que Mariano Arana. Y que el propio Tabaré Vázquez.

Usted se preguntará si para superar la inacción de sus predecesores Martínez necesitaba demasiado. Y la verdad es que no. Con tanto jefe comunal que habló mucho e hizo poco o nada desde que el Frente Amplio llegó al poder en la capital en 1990, alcanzaba con encarar algunos de los muchísimos problemas que la ciudad tiene y que nadie se ha animado a enfrentar para destacarse.

En algunos temas, Martínez lo ha hecho. El tránsito es un buen botón de muestra. Copiando lo que se hace en las principales ciudades del mundo, la comuna salió a controlar con cámaras los excesos de velocidad. Muchos fueron multados. Muchos se enojaron y gritaron que la Intendencia solo pensaba en recaudar. Y vaya si con las cámaras se ha multado y recaudado. ¿Pero acaso no terminamos, todos, bajando la velocidad a la que conducimos en Montevideo desde que sabemos que los excesos se pagan caro? Entonces, ¿dio o no resultado?

La comuna también comenzó a multar, por violaciones a las normas de tránsito, a ómnibus y taxis. Finalmente, ya no tienen coronita. Y hay que destacarlo.

Los inspectores, en lugar de esconderse detrás de un árbol para multar, ahora ayudan a ordenar el tráfico en algunos cruces en horas pico. Pueden hacer mucho más. Pero algo es algo.

Martínez no inventó nada. Copió lo que en otras ciudades del mundo ha dado resultado. Porque Montevideo enfrenta los mismos problemas que otras ciudades han enfrentado. Y superado. ¿Era tan difícil ver dónde encontraron soluciones y cómo lo hicieron? ¿Era tan complejo copiar bien?

Pero vaya si faltan cosas por hacer. La primera, básica para un jefe comunal con aspiraciones presidenciales, es demostrar que es capaz de cumplir con una promesa que el Frente Amplio viene haciendo, e incumpliendo, desde su llegada al gobierno de Montevideo en 1990: limpiar la ciudad y mantenerla limpia.

Vázquez dijo que terminaría con los basurales. "Delo por hecho", aseguraba. No hizo nada. Arana fruncía el seño y decía que "no hay derecho" que la ciudad esté cada día más sucia. Y no hizo nada. Ehrlich y Olivera es como si no hubieran estado, porque no hicieron nada de nada.

Martínez dijo que limpiaría la ciudad. Que faltaban camiones. Y se compraron más camiones. Y nada. Que los recorridos estaban mal hechos. Se rediseñaron. Y nada. Que los municipales esto y que las ONG aquello. Hasta los militares tuvieron que salir a limpiar la ciudad. Y sigue tan sucia como siempre.

El intendente, al que muchos ubican en la carrera presidencial de 2019, tiene que mostrar que es capaz de hacer algo tan elemental para un jefe comunal, y a la vez tan imposible para sus antecesores frenteamplistas, como es limpiar Montevideo.

¿Será capaz de hacer lo que hay que hacer para mostrar que los montevideanos podemos vivir en una ciudad limpia , o dejará que la mugre arruine sus aspiraciones políticas?

[email protected]

LA COLUMNA DE PEPEPREGUNTÓN

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