La asunción presidencial estará marcada por las ausencias. Ayer el presidente venezolano, Nicolás Maduro, llamó a Tabaré Vázquez para advertirle que no iba a poder estar. Era lógico: su país estaba partido en dos ayer entre la marchas de oficialista y opositores, luego de varios días de protestas, violencia y represión en las calles.

No es el primero que a último momento le dice que no al mandatario electo. El viernes la Casa Blanca informó que el vicepresidente estadounidense Joe Biden padecía un resfriado y tampoco estaría hoy en las ceremonias. El canciller palestino, Rami Hamdallah, también canceló. El boliviano Evo Morales vino la semana pasada, pero se disculpó de no poder quedarse. Tampoco vendrá la argentina Cristina Fernández.

Por "la situación política de su país", el presidente venezolano, Maduro, suspendió su visita a Uruguay y por lo tanto no estará presente hoy en la asunción presidencial de Tabaré Vázquez, según un comunicado enviado ayer por el secretario de prensa del mandatario electo, José Luis Veiga.

El propio Maduro telefoneó a Vázquez a las 13:50 de ayer, mientras en Venezuela se daban dos importantes marchas, una de la oposición y otra del oficialismo, para disculparse por no poder estar presente en el cambio de mando.

Maduro "le expresó (a Váz-quez) que a pesar de su firme intención de estar presente, en la transmisión de mando, la situación política de su país le impedía concretar ese deseo", señaló Veiga en el comunicado.

El venezolano advirtió que "estaba dispuesto a trasladarse a Uruguay en los próximos meses, a los efectos de ratificar los convenios existentes y estudiar la posibilidad de celebrar otros para el futuro" con el nuevo gobierno uruguayo.

En tanto, "Vázquez le manifestó su absoluto respaldo a la institucionalidad venezolana y el deseo que las diferencias se superen por caminos pacíficos".

Veinte minutos después de la llamada de Maduro, Vázquez recibió otra del vicepresidente estadounidense, Joseph Biden, quien ya había acusado un resfrío que le impediría estar presente en la asunción. Según otro comunicado de Veiga, el presidente electo y el vicemandatario norteamericano hablaron durante "aproximadamente 15 minutos".

Biden "expresó que tenía una gran ilusión de poder asistir a su asunción de mando pero lamentablemente una afección gripal le impedía viajar; no obstante, manifestó que aun ausente físicamente, estará presente con el corazón acompañando al pueblo uruguayo en instancia tan trascendental para su democracia".

El número dos de la Casa Blanca también, siempre según el comunicado, agradeció la actuación de Uruguay dentro de las Naciones Unidas y la acogida de los exreclusos de la prisión de Guantánamo.

Biden dijo que, en caso de ser invitado, siente "deseo de visitar Uruguay" más adelante. También invitó a Vázquez a hacer una visita a Estados Unidos, quien advirtió que "próximamente" lo hará.

Expectativa había sobre la posible llegada de Cristina Fernández de Kirchner a Uruguay. La relación del primer gobierno de Vázquez con el de su fallecido esposo, Néstor Kirchner, y luego con el de ella, no fue nada buena. Puentes cortados por el conflicto de la planta de Botnia (hoy UPM) de por medio, la tirantez duró hasta último momento. Y se extendió después, cuando ya fuera del mando, Vázquez confesó que por entonces le había pedido ayuda a su par estadounidense, George W. Bush, en caso de que desarrollase un conflicto armado. Fernández se excusó porque hoy domingo tiene la apertura de sesiones del Congreso argentino. En su lugar, envió al vicepresidente Amado Boudou.

El número dos del kirchnerismo llega al país en momentos en que Interpol detuvo a su presunto testaferro, Alejandro Vandenbroele, luego de que el juez penal uruguayo Néstor Valetti reclamara que este sea detenido y conducido a Uruguay por la fuerza para declarar.

Valetti pretende que Vandenbroele dé explicaciones sobre una transferencia desde Uruguay con la que financió a The Old Fund y tomó el control de la ex Ciccone Calcográfica.

Del Reino Unido ya se sabía que no venía nadie, y estarán representados por el embajador en Uruguay. Así, igual, con varios países del mundo.

En tanto, hay varios mandatarios que sí dirán presente hoy en la asunción de Vázquez. Estos son: Raúl Castro (Cuba), Daniel Ortega (Nicaragua), Michele Bachelet (Chile), Horacio Cartes (Paraguay) y Dilma Rousseff (Brasil), fueron los que ya confirmaron su asistencia. También estará Juan Carlos de Borbón, que llegó ayer y que preside la delegación española enviada por su hijo, el rey Felipe.

Vázquez en un principio tenía reuniones agendadas con Biden y Maduro, pero al no venir sus interlocutores estos encuentros quedan suspendidos. La agenda marcaba una tercera bilateral, que es la que se hará el lunes con el cubano Raúl Castro.

C. T.

El martes 10 de enero Celeste Montes de Oca (24) y Kevin López (25) salieron en avión desde Caracas. Horas después aterrizaron en Buenos Aires. Y para la mañana del miércoles 11, tras cruzar el Río de la Plata en Buquebus, ya estaban en Montevideo. "Nos escapamos", señala ella. ¿De qué? De un régimen que ellos definen como "antidemocrático", de "recibir salarios de hambre" y de que en los supermercados "no se pueda comprar ni papel higiénico".

Son novios desde hace poco más de un año. Y después del primer beso, ya empezaron a preparar la retirada. Ahorraron, lo poco que pudieron, y también pidieron plata prestada. Después se pusieron a pensar en el destino. Tenían conocidos que se habían ido a España, pero era difícil conseguir los papeles para establecerse allí. Así que se pusieron a analizar uno por uno los países de América Latina. "Los altos índices de natalidad y los bajos de homicidio", sostiene Kevin, fueron determinantes para la elección. "En un fin de semana en Caracas matan a la misma cantidad que en Uruguay en todo un año", agrega. Advierte que "no se puede caminar por la calle" y que hay quienes salen a robar "con granadas en las manos".

Pero estas razones no fueron las únicas que impulsaron su decisión. La imagen del presidente José Mujica también los sedujo, pese a que el gobierno uruguayo se haya mostrado en varias oportunidades cercano al de Venezuela. "Lo que pasa es que yo no estoy en contra de un gobierno de izquierda, de un gobierno socialista, yo lo que quiero es que sea democrático", explica.

Kevin y Celeste son abogados. Se recibieron en noviembre del año pasado. Ambos trabajaban y estudiaban. El que ganaba más era él. Percibía el equivalente a tres sueldos mínimos, lo que, debido a lo caro del dólar "no alcanza para nada".

Ellos no se definen ni de izquierda ni de derecha. Sostienen que la izquierda y la derecha ya no existen más en Venezuela. Está el oficialismo y la oposición. Una oposición concentrada en la Mesa de la Unidad Democrática, el partido en que convive todo el que esté en contra del gobierno actual, desde la izquierda más izquierda a la derecha más derecha, y que bajo el liderazgo de Henrique Capriles perdió las últimas elecciones, en las que ganó el delfín del fallecido Hugo Chávez, Nicolás Maduro.

Ambos conocen de memoria las protestas callejeras que se ven en fotos desde Uruguay. Él sostiene que la represión muchas veces es "sangrienta". Que el problema se da porque no se permite a los opositores manifestarse en algunos estados, y que cuando lo hacen los arrinconan y los atacan.

"No contábamos con las garantías para manifestarnos. Nosotros salíamos a la calle en una marcha pacífica. Pero los policías te acordonaban con un cerco de seguridad y luego empezaban a disuadir la manifestación con bombas lacrimógenas, con perdigones, con ráfagas de fuego. A un amigo le metieron una lacrimógena directa en la cabeza, en el ojo, y no hay garantías para nada. Luego dicen que eso no sucedió, que no existe", denuncia Kevin.

"Es una paradoja: no hay preservativos, no hay pastillas anticonceptivas y después, si una mujer queda embarazada, tampoco hay pañales", se queja Kevin, se pone serio, y luego sonríe. Es que lo que sucede con la escasez de productos dentro de los supermercados, para ellos es como una tragicomedia.

Dicen que ya se sacaron fotos en un supermercado y las mandaron a sus familias. Es que, manifiesta él, "no hay venezolano que salga del país y que no se saque una foto en un supermercado".

Celeste dice que conoce personas que han dejado sus trabajos para dedicarse al negocio del momento: hacer fila en los supermercados. "Compran los productos y luego los revenden más caros".

La pareja ya consiguió un apartamento. Hoy viven de sus ahorros, pero ya están buscando trabajo; de lo que sea, hasta que puedan revalidar sus títulos.

Vázquez habló ayer con vice de EE.UU., Biden, que agradeció lo de Guantánamo