El dengue es una enfermedad infectocontagiosa grave, ocasionada por un virus y transmitida por mosquitos hembra (llamados vectores) principalmente de la especie Aedes aegypti, el cual está instalado ya en los 19 departamentos del país. Uruguay era hasta ahora uno de los dos únicos países de América sin casos autóctonos de dengue, pero ante la confirmación de un caso en Pocitos el virus llegó oficialmente. ¿Qué ocasiona, quiénes están en mayor riesgo y de qué manera se puede luchar contra la enfermedad?

Se conocen cuatro serotipos distintos, pero estrechamente emparentados, del virus: DEN-1, DEN-2, DEN-3 y DEN-4. Cuando una persona se recupera de la infección adquiere inmunidad de por vida contra el serotipo en particular. Sin embargo, la inmunidad cruzada a los otros serotipos es parcial y temporal. Las infecciones posteriores causadas por otros serotipos aumentan el riesgo de padecer el dengue grave.

Es una de las formas más grave del dengue. Puede ser mortal si no se reconoce o trata adecuadamente. Pueden desarrollarlo aquellas personas que, previamente, fueron afectadas por alguno de los cuatro serotipos, y se contagian con uno distinto. La paciente uruguaya con dengue es la primera vez que lo padece, así que el caso en un principio no reviste gravedad, de hecho esta se encontraba ya ayer en su casa.

Exclusivamente se contagia por la picadura de mosquitos Aedes aegypti hembra, que suelen adquirir el virus mientras se alimentan de la sangre de una persona infectada. La incubación del virus en el mosquito dura entre ocho y diez días. Las personas infectadas son portadoras y multiplicadoras del virus, y constituyen una fuente de irrigación del virus entre los mosquitos no infectados. No hay transmisión de persona a persona (salvo de embarazadas al feto). El mosquito infectado conserva el virus mientras vive.

No hay un tratamiento específico. Se indica paracetamol para los estados febriles y los dolores. No hay vacuna que proteja contra el dengue. Sin embargo, se han registrado grandes progresos en ese sentido, tanto contra el dengue como el dengue grave. Se están elaborando tres vacunas vivas atenuadas tetravalentes que se encuentran en fase II y fase III de los ensayos clínicos, y hay otras tres en etapa más temprana.

En el caso de las embarazadas la infección por dengue puede llevarlas a aumentar la frecuencia de las contracciones, lo que aumenta el riesgo de un parto prematuro y puede llevar incluso a la interrupción. No existe evidencia que permita demostrar que puede llevar a defectos congénitos. La madre puede contagiar al feto. De esto se han dado solo ocho casos en el mundo y el bebé desarrolló la enfermedad luego de nacer.

La medida más efectiva contra el dengue es luchar contra los vectores a través del descacharrado, es decir, la eliminación de recipientes con agua de lluvia estancada que sirvan de criaderos a los mosquitos. También en el agua remanente en las piletas de natación fuera de temporada. Otra prevención es la fumigación para eliminar al mosquito adulto (el problema con esto es que no mata a las larvas; cada criadero tiene entre 10 y 200 larvas). Se aconseja el uso intensivo de repelentes.

La incidencia del dengue ha crecido en las últimas décadas. Según la OMS el número real de casos de dengue está insuficientemente notificado y muchos casos están mal clasificados. Una estimación reciente señala que se producen 390 millones de infecciones por dengue al año, de las que 96 millones se manifiestan clínicamente. Otro estudio sobre la prevalencia estima que 3900 millones de personas, de 128 países, están en riesgo de infección.

El primer hallazgo de un mosquito de dengue se hizo en 1762, pero la primera gran epidemia en América fue en 1981, cuando en Cuba se desarrolló un brote de dengue hemorrágico que dejó 158 muertos y una deuda por 103 millones de dólares, lo que se gastó para combatir la enfermedad. Uruguay era, junto con Canadá, uno de los dos países de América en los que no había casos autóctonos