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La Concertación crece desde el pie

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Aunque el Partido de la Concertación se presentará como tal solo en Montevideo, en los hechos también competirá en el interior del país. Es que ese partido crece desde el pie, es decir desde la gente. Las elecciones municipales de mayo lo confirmarán con votos de blancos y colorados unidos en todas partes sin importar lo que opinen los dirigentes ni los ortodoxos que se ciegan exaltando la individualidad de cada partido.

Aunque el Partido de la Concertación se presentará como tal solo en Montevideo, en los hechos también competirá en el interior del país. Es que ese partido crece desde el pie, es decir desde la gente. Las elecciones municipales de mayo lo confirmarán con votos de blancos y colorados unidos en todas partes sin importar lo que opinen los dirigentes ni los ortodoxos que se ciegan exaltando la individualidad de cada partido.

Hay una mitad del país que busca competir en igualdad de condiciones con la coalición de izquierda. Es una mitad que sabe que puede vencer utilizando la misma receta del Frente Amplio: una coalición de fuerzas políticas con principios y objetivos similares. Los concertados saben que entre colorados y blancos hay menos diferencias que entre democristianos, socialistas, comunistas y tupamaros. Si ellos pudieron reunirse bajo un mismo paraguas, la pregunta es por qué no pueden hacerlo quienes adhieren a los partidos tradicionales.

En Montevideo, ya se formó oficialmente esa coalición con Garcé, Rachetti y Novick como candidatos. En el interior del país también existe aunque de manera extraoficial. Así habrá concertación de hecho en departamentos en donde la confederación frentista se las verá con unos rivales también confederados. Eso pasará en departamentos como Colonia, Rivera, Florida, San José, Salto o Maldonado por citar algunos en donde se sabe que, reunidos bajo uno de los dos grandes lemas -Partido Nacional o Partido Colorado-, votarán miles de ciudadanos que no comparten las ideas ni las acciones del Frente Amplio.

Esa tendencia es tan firme que no debería ser ignorada por los dirigentes. Es cierto que aun tienen fuerza los que claman por conservar a ultranza la identidad partidaria y los que revolean el poncho de uno o el sobretodo del otro, pero lo suyo son golpes de efecto. En el fondo, la mitad no frentista del país se va convenciendo poco a poco de que la unión hará la fuerza. Una fuerza que tarde o temprano conquistará el poder a punta de votos para probar que afuera de la izquierda hay una forma distinta y mejor de hacer las cosas.

No será fácil. Los problemas sufridos en Montevideo por la concertación así lo demuestran. El relevo de Jorge Gandini como candidato blanco por causas no muy claras, fue como un tiro en el pie del nuevo partido. Algo parecido ocurrió con la intempestiva salida de Ney Castillo como candidato colorado: un tiro en el otro pie. Y sin embargo, a pesar de ese intento de suicidio político el Partido de la Concertación de Montevideo vive, lucha y dará pelea en mayo en todos los barrios de la capital.

Muchos se preguntan hoy cuántas elecciones más habrá que perder para que los partidos tradicionales resuelvan encarar seriamente el tema de la unidad opositora a imagen y semejanza de tantas coaliciones exitosas que funcionan en el mundo. Coaliciones en donde cada partido acepta un programa y candidatos comunes, pero conserva su identidad, sus símbolos y su historia. Solo la ceguera o la indecisión de las jefaturas partidarias de colorados y blancos puede impedir que se concrete esa coalición triunfante.

Quizás haya que esperar y seguir esforzándose por persuadir a los irreductibles. Pero nada más fuerte que una idea a la que le ha llegado la hora, suele decirse. Y esa hora no hay duda que llegará para el Partido de la Concertación.

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Antonio Mercader

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