No parece quedar claro cuál es la razón por la cual hay quienes sostienen que, en el caso de Venezuela, la aplicación de las cláusulas de la Cumbre de Ushuaia de 24 de julio de 1998, en el marco del Mercosur, no es aplicable. Estas normas sí fueron aplicadas a Paraguay con la firma de Cristina Fernández, Dilma Rousseff y José Mujica, en ocasión de la destitución, por medio de procedimientos constitucionales, del Presidente Fernando Lugo.

No parece quedar claro cuál es la razón por la cual hay quienes sostienen que, en el caso de Venezuela, la aplicación de las cláusulas de la Cumbre de Ushuaia de 24 de julio de 1998, en el marco del Mercosur, no es aplicable. Estas normas sí fueron aplicadas a Paraguay con la firma de Cristina Fernández, Dilma Rousseff y José Mujica, en ocasión de la destitución, por medio de procedimientos constitucionales, del Presidente Fernando Lugo.

El pueblo venezolano se encuentra sumido en el terror, cualquier expresión contraria al poder dictatorial de Maduro es reprimida con violencia irrestricta, los presos políticos no son sometidos a procesos de justicia independientes y el número de los mártires muertos en defensa de la libertad se incrementa ante la indiferencia de las autoridades.

La sociedad internacional se ha manifestado a través de sus órganos de Naciones Unidas y OEA, condenando la violencia en Venezuela, la falta de libertad de prensa, la represión de cualquiera que se manifieste en contra del gobierno, la falta de garantías en las elecciones y el poder arrollador de un estado sin límites, arrogante y despiadado.

Un nuevo muerto, miembro del partido de oposición Acción Democrática, sacude la sensibilidad internacional; en pleno acto político es abatido de varios disparos; junto a él, testigo de semejante ignominia, la Sra. Lilián Tintori, incansable y valiente luchadora, permanente activista en pos de lograr la libertad de su esposo Leopoldo López.

El próximo 6 de diciembre se realizarán las elecciones parlamentarias en Venezuela, sin garantías para la oposición, situación a la que ya están acostumbrados pero no resignados, aún cuando las elecciones presidenciales del 14 de abril de 2013, impugnadas por fraude, nunca fueron resueltas.

Muchas son las voces que se levantan en el foro internacional en favor del pueblo de Venezuela. Recientemente un grupo de más de cuarenta intelectuales y artistas latinoamericanos y españoles, entre ellos Mario Vargas Llosa, han pedido respeto por el resultado electoral y han firmado el manifiesto “Intelectuales por la libertad en Venezuela” en el que solicitan al Gobierno de Caracas que respete los derechos humanos, la libertad de expresión y el resultado de las próximas elecciones legislativas.

El asesinato de Luis Manuel Díaz ha sido el disparador para que este grupo de demócratas manifestara su repudio a “la politización de los poderes públicos, que impide que exista un control del presidente, una justicia real y un árbitro imparcial electoral que garantice el cumplimiento de la Constitución”, a la vez que alertan sobre la “corrupción que se ha instalado en Venezuela” y “el derrumbe de las instituciones”.

Maduro parece estar hechizado por el poder, iluminado por el espíritu de Chávez y por cierto ajeno a todo sentido de realismo e invadido por el desprecio hacia los derechos humanos, a tal punto llega su confusión que con total desenfado ha llegado a expresar: “De ganar la oposición no entregaría la revolución y gobernaría con el pueblo en unión cívico-militar.”

Estos gobiernos populistas tienen, no sólo el mayor descaro al profesar un discurso a favor de los más desprotegidos mientras cierran sus ojos al crecimiento exponencial de la pobreza en sus países, sino que, como si esto fuera poco, una vez en el poder utilizan cualquier medio para perpetuarse en él.

¿Se pronunciará el Mercosur en favor del pueblo de Venezuela?