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"No uso chaleco para no demostrar miedo"

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Ricardo Miguez, presidente de la Asociación de Magistrados. Foto: archivo El País
Reunion de Presidencia y Asociacion de Magistrados por conflicto por aumento salarial, en T. Ejecutiva, foto Agustin Martinez, Archivo El Pais, nd 20141229, presidente de la Asociación de Magistrados Ricardo Miguez
Archivo El Pais

El presidente de la Asociación de Magistrados del Uruguay y juez penal considera que han aumentado los riesgos para los jueces cuando concurren a los barrios periféricos para adoptar las primeras medidas investigativas ante un ilícito.

Míguez sabe de qué habla: el 27 de mayo pasado enfrentó una pedrea de vecinos en el Marconi cuando se realizaban las pericias por la muerte de un joven delincuente del barrio en un tiroteo con la Policía. Poco después, la asonada estalló: un ómnibus y dos autos fueron quemados. Míguez entiende que la rebelión surgió en forma espontánea y cree que no hay una organización criminal detrás del episodio violento.

—Usted fue apedreado en el Marconi. ¿Cómo un juez trabaja en una zona conflictiva?

— Si bien estuvimos protegidos a través de un cerco policial, no pudimos actuar con la tranquilidad necesaria de espíritu para poder observar con detenimiento todo lo que quisiéramos. Sin perjuicio de lo cual se logró trabajar en lo esencial. En cuanto al cuerpo —allí había una persona joven fallecida en un tiroteo con policías— no se pudo revisar los bolsillos para ver su identidad dada la hostilidad que había en el lugar. Luego de que se relevaran los principales indicios, dispuse que el cuerpo fuera trasladado a la morgue y que la revisión se hiciera allí.

—Es obvio que situaciones de ese tipo generan estrés.

—Sí. El tiempo hace que uno se acostumbre. La costumbre lleva a veces a quitarle trascendencia para lo que para una persona común es algo peligroso. Sin querer, a veces estamos en situaciones de riesgo sin ninguna duda. No solo yo. Ha tocado a todos los magistrados que actuaron en la materia penal. En términos generales, esa situación se da pero se asume porque es propia de la función.

—¿Cómo combate el miedo en esas situaciones?

—Yo ejercí la abogacía durante ocho años antes de ser magistrado. Y me preguntaba cómo hacía un juez penal para no atemorizarse cuando estaba frente a una persona que quizás le robó a alguien con un revólver o mató a una persona. Los años y las circunstancias de la vida hicieron que me tocara a mí ser uno de los jueces penales. Creo que cuando vienen a nuestro juzgado las personas que han cometido un hecho delictivo, normalmente han aceptado su detención diciendo: "perdí". A veces buscan negar los hechos porque es un derecho de defensa. En lo personal, nunca he tenido un inconveniente. Sé que colegas, amigos y compañeros de trabajo sí los han tenido. Los han amenazado en forma seria y algunos de ellos andan con custodia para su seguridad personal y su familia.

—En el Marconi ocurrió una asonada. ¿Han aumentado los casos donde jueces deben trabajar en escenarios hostiles?

—Depende de los turnos y de la suerte. A veces podemos pasar un turno tranquilo y a veces no. Cuando vamos a determinados lugares, voy pensando en el auto cómo debo actuar o manejarme. Trato de pedir seguridad cuando la zona es hostil y tomar las precauciones correspondientes. Creo que mis colegas hacen lo mismo. Nosotros tenemos un chaleco antibalas en los vehículos. Yo no lo uso nunca.

—¿Por que?

—El chaleco cubre una parte del cuerpo pero no todo. Y a veces es incómodo para la propia movilidad. Cuando tuvimos el caso en el Marconi, la Policía quería darnos paso con un patrullero. Con el chofer dialogamos que era mejor ir en el auto sin el patrullero porque el móvil era un llamador. Son cosas que hay que resolver cada uno en el momento y en la oportunidad.

—¿No es más vulnerable sin el chaleco antibalas?

—No. Pienso justamente lo contrario. En las guerras antiguas, a los generales les daban un galardón e iban adelante en la batalla con su estrella que indicaba que era un oficial. Los tiradores del bando contrario disparaban a la estrella. Capaz que estoy equivocado en lo que digo. No siento temor. Si veo una situación hostil, trataré de hacer mi trabajo y luego retirarme lo antes posible. Además trato que la fuerza policial no quede expuesta y que salga lo antes posible del lugar. Ese es mi protocolo de actuación. No sé si es el correcto o no. Quizás uno diría: "Me pongo el chaleco y me estoy identificando". También quien se pone el chaleco está demostrando cierto temor. Y aquí hay que ser firme.

—¿Es una manera de demostrar autoridad?

—No es eso. Es una forma de decir no tengo miedo. El no tengo miedo puede llevar a una desgracia. Lo admito. Pero eso si lo pensamos fríamente. Pero acá (en el juzgado) cuando estamos en un turno, la situación es de mucha actividad, de mucho estrés. A veces no hay momento para pensarlo. No se me ocurre pedir que me den un chaleco antibalas. A mis colegas tampoco.

—¿Vio armas?

—No. Vi que desde atrás de una casa tiraban cascotes, pedazos de ladrillos y escuché alguna detonación.

—Policías de la zona creen que la asonada fue organizada por narcos.

—Alguno empezó a tirar una piedra y otros hicieron lo mismo. No creo que haya una organización (criminal) detrás. Se empezaron a reunir porque estábamos haciendo las primeras pericias.

—Me refiero a los incendios de un ómnibus, dos autos y rapiñas a pasajeros de Ucot.

—En todos los hechos donde hay alborotos, algunos aprovechan la ocasión para poder sacar réditos. En los festejos en 18 de Julio ha ocurrido.

—¿Ha crecido el riesgo de los jueces en zonas periféricas de la ciudad?

—Pienso que sí. Hay posibilidades de armas más modernas. En el caso de Marconi nos tiraban piedras. Se vio gente armada pero no se logró detener. Todas esas circunstancias influyen y se incrementa el riesgo sin lugar a dudas.

Jueces de elecciones.

El próximo mes se elegirá el sucesor del juez Ricardo Míguez al frente de la Asociación de Magistrados del Uruguay. Consultado sobre dichos comicios, Míguez dijo:

"Gente nueva va a pujar por las listas 1 y 2 de nuestra asociación. Si bien fue un trabajo de bastante esfuerzo, fue muy gratificante. Los que vienen trabajarán y continuarán los logros y la lucha por los derechos de los jueces".

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Ricardo Miguez, presidente de la Asociación de Magistrados. Foto: archivo El País

RICARDO MÍGUEZ

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