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Cerro Chato: nueva ciudad en medio de tres departamentos

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"Somos el pueblo de la carambola", bromea Don Carlos Flores. Foto: V. Rodríguez
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Somos el pueblo de la carambola", dijo con tono jocoso don Carlos Flores, un antiguo vecino del pequeño poblado, ahora elevado a la categoría de ciudad. Allí todos se conocen. A Cerro Chato, lo une la jurisdicción territorial de tres departamentos.

Al punto tal que es posible compartir un mate o una charla, pisando suelo duraznense, con interlocutor en Treinta y Tres, y a unos metros, por las escasas distancias, sumar a la rueda a un floridense. La geografía del lugar es tan estrecha, que permite situaciones como estas, en las que de un lado existe un departamento, a dos metros otro y unos pasos más allá, un tercero.

"Últimamente hemos tenido una irrupción de extranjeros del proyecto Aratirí y recibimos siempre comentarios sobre Cerro Chato de parte de esa gente, y lo que les llama poderosamente la atención es que el pueblo se encuentre dividido en tres jurisdicciones", comenta Iike Lagos, vecino y amplio conocedor de la historia lugareña.

Un mojón de tres caras, en la "plaza de los escudos" de cada departamento "evidencia la confluencia, pero también la unión que hay a nivel local, dice a El País el intendente de Durazno, Carmelo Vidalín, que en reciente visita, mandó a repintar el escudo de su departamento, algo deslucido con el paso de los años.

La hospitalidad, la amabilidad del hombre y mujer "cerrocheteño", es una carta de presentación propia del lugar, sobre lo que los forasteros o visitantes hacen especial referencia. "Es gente bien de afuera, siempre bien dispuestos", señala Carlos González, un montevideano que "hace años descubrió" Cerro Chato.

Don Flores, nació en la octava sección de Durazno, y desde hace 57 años vive en Cerro Chato. "Estamos en Durazno, allí de aquel otro lado en la avenida es Florida y del otro lado es Treinta y Tres, todo se une ahí, donde nace el río Yi, un área de talas (árboles) y manantiales, en Santa Rita del Yi", comenta a El País. Pero no todo son hechos positivos en la ciudad, que años atrás estuvo dividida —y aún permanecen los ecos— sobre la conveniencia o no de la instalación de la industria minera a cielo abierto en sus inmediaciones.

Carencias.

En Cerro Chato no hay dotación de Bomberos, por lo que hay que agudizar el ingenio cuando sobrevienen los apremios. "Los empleados municipales con chircas los apagamos y muchas veces han ocurrido incendios en campos, en el basurero; yo estuve integrando el subcomité de emergencia, que lo hacemos con el cuartel de Santa Clara del Olimar, junto a las fuerzas vivas de la zona y como allí está destacado el Regimiento de Caballería número 9, los militares salían a los incendios grandes, con camión cisterna".

Tampoco hay saneamiento para la gran parte de la población. Pero la vida sigue. Y con ella, esperan los vecinos, vendrán las mejoras.

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"Somos el pueblo de la carambola", bromea Don Carlos Flores. Foto: V. Rodríguez

es posible compartir un mate con vecinos de Florida y Treinta y TresVÍCTOR RODRÍGUEZ

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