Publicidad

El Capitán Miranda surcará los mares después de 8 años

Compartir esta noticia
Carlos Páez Vilaró dejó su inconfundible firma en las velas del buque escuela de la Armada en 2010. Foto: Ricardo Figueredo
CARLOS PAEZ VILARO CEDE DERECHOS, BARCO, FOTO RICARDO FIGUEREDO, 20090124

RETORNA EL EMBAJADOR DEL MAR

Se invirtieron US$ 3,5 millones en una restauración que demoró cuatro años.

Carlos Páez Vilaró dejó su firma en las velas del buque. Foto: Ricardo Figueredo
El buque ingresó a Dique Nacional en abril de 2013 y hoy está probando los sistemas en el muelle de armamento. Foto: El País
Entre las transformaciones renovó el diseño de los alojamientos y el comedor personal. Foto: El País
El Capitán Miranda, construido en 1930, recibió varias transformaciones funcionales. Foto: El País

El Capitán Miranda recibe sus últimos retoques para realizar en 2018 su primer viaje de instrucción en ocho años e intentar exhibirse frente a la Plaza de la Armada el próximo 15 de noviembre, cuando esta fuerza celebre su bicentenario.

El Ministerio de Defensa invirtió US$ 3,5 millones en la reparación que implicó un rediseño de todos los sistemas y la sustitución del 95% de los equipos de navegación, comunicación y propulsión.

Se trata de la transformación más profunda del buque desde 1994 cuando se le aplicaron diversas modificaciones en España.

Fue en abril del año 2011 cuando el buque escuela culminó su último periplo y el Poder Ejecutivo decidió modernizarlo. Al principio, evaluó la posibilidad de adquirir un nuevo velero. Buscaron alguna opción en el mercado internacional, pero ninguna convenció. Finalmente, dado el "simbolismo" y lo "querido" que es el barco en el exterior, se decidió realizar lo que en la jerga marinera denominan "reparación mayor".

En abril de 2013 se puso manos a la obra. El barco ingresó al dique Mauá, donde se hizo un sondeo del casco (su estructura externa). Luego, se retiró el motor, el equipamiento electrónico, los mástiles. Empezaron a hacer las compras en el exterior de los nuevos equipos y, paralelamente, comenzaban a sustituir las chapas del casco. En el interior del barco, reacondicionaron los camarotes —sobre todo el de las guardiamarinas mujeres— y se dispuso un nuevo salón de estudios, que antes no existía.

"Se podría decir que el barco se desarmó, se llegó a su esqueleto y se empezó a armar de nuevo, comentó Gastón Jaunsolo, jefe de Relaciones Públicas de la Armada.

Con todos los sistemas prontos, trasladaron el buque al muelle de armamento que es su lugar de atraque normal. Allí empezaron a probar todos los sistemas instalados. Una de las pruebas fue la del motor principal que finalizó con "completo éxito".

"Esto significó un gran paso en este largo proceso de la reparación", indicó Jaunsolo.

Demoras.

Las obras fueron realizadas por el astillero y el dique de la Armada. Personal de empresas tercerizadas participaron en tareas puntuales de la reparación. En principio, se preveía que los trabajos finalizaran en 2015 y que ese mismo año se reanudaran los viajes de instrucción.

Sin embargo, se retrasaron casi tres años. Una de las razones fue que a medida que iban desarmando el buque encontraban nuevos defectos a corregir, imperceptibles en la primera inspección.

Otra razón fue que la compra de todos los nuevos aparatos electrónicos que se adquirieron en el exterior llegaron más tarde de lo que se preveía. Y, además, las cuadrillas que trabajaban en la reparación del Capitán Miranda también debían atender a otros barcos que ingresaban a los diques.

Al agua.

Luego de las pruebas en muelle, el barco empezará a ensayar todos los sistemas en el mar. La idea es ir testeándolo en el agua de manera progresiva y con mayor exigencia.

"Se probará el sistema con buen tiempo y mal tiempo para corroborar que funcionan bien en todas las condiciones", agregó Jaunsolo.

Las pruebas continuarán durante todo el verano en el Río de la Plata y en el océano Atlántico. Por este motivo, con seguridad no fondeará en Punta del Este como solía hacerlo cuando estaba en funcionamiento. De todas formas, alguna navegación de prueba se hará en la zona del principal balneario y es posible que los turistas puedan observarlo.

Ahora, además del trabajo del personal del dique de la Armada, también está trabajando la tripulación del barco cuya capacidad es para unas 95 personas.

Luego de confirmar que está apto para surcar los mares del mundo, el buque escuela uruguayo participará de algún viaje de instrucción el año próximo.

"Año tras año recibimos invitaciones para participar en regatas de veleros escuelas porque causa una buena impresión en los distintos puertos, pero lamentablemente no podíamos estar", comentó Jaunsolo. Esos encuentros permiten exponer la cultura y la producción del país, y fomentar el turismo hacia Uruguay.

Para el año próximo, el Capitán Miranda fue invitado a participar de Velas Latinoamérica 2018, un encuentro internacional de veleros que comenzará a fines de marzo en Rio de Janeiro, y contará con la participación de 13 buques escuela del continente, de Rusia y España.

Los puertos de Punta del Este y Montevideo los recibirán entre el 10 y 15 de abril. Luego, continuarán por Buenos Aires y seguirán por otros puntos del continente.

Aún no está definido en qué etapa participará el buque escuela uruguayo, pero lo que es seguro es que el barco volverá a ser una vez más el "embajador de los mares".

Se convirtió en velero escuela hace 40 años.

El Capitán Miranda fue construido en 1930 en los astilleros españoles de Matagorda (Cádiz). Tiene una eslora de 64 metros y un calado de 3,8 metros. Originalmente sirvió como buque para las investigaciones oceanográficas y la confección de las cartas náuticas, hasta que en 1977 se convirtió en el buque escuela uruguayo.

En 1987, cumpliendo con su octavo viaje de instrucción, el buque dio la vuelta al mundo, convirtiéndose en el primero de la Armada del Uruguay en concretar esta hazaña. Zarpó el 2 de agosto de 1987 desde Montevideo y navegó durante 355 días, recorriendo 34.101 millas. Su llegada a Sidney, Australia, fue uno de los momentos más recordados, ya que el buque participó de los festejos del bicentenario y compitió en una regata entre buques de distintas naciones.

FRANCISCO MIRANDA.

Heredero de una estirpe de marinos.

Nombre.

El buque escuela de la Armada uruguaya rinde homenaje al Capitán de Navío Francisco Prudencio Miranda, descendiente de españoles y de una estirpe de marinos cuyo apellido continuó en España y en la generación uruguaya. Francisco Miranda nació en Montevideo el 28 de abril de 1869 y falleció el 26 de abril de 1925. En los buques de la marina militar de nuestro país navegó más de 55.000 millas y permaneció casi 17 años embarcado.

Explosión.

Después de sucesivos ascensos en la carrera naval, en octubre de 1901 fue designado 2° Comandante de la cañonera "General Rivera". El 22 de octubre de 1903, una explosión tuvo lugar a bordo de la cañonera en la bahía de Montevideo, que sacudió toda la zona portuaria. Entre los heridos se encontró su 2° Comandante, que perdió un ojo y sufrió quemaduras.

uCAPITÁN. En 1919 ocupó el cargo más alto de su carrera, como Ministro del Consejo Supremo de Guerra y Marina, en cuyo ínterin fue promovido a Capitán de Navío. Entre sus numerosas publicaciones se destacan El Plata y sus afluentes y Geografía Marítima, que contiene la descripción de los principales puertos, bahías y rutas navegables; así como Influencia de la Marina en el porvenir del país (1896), una obra de referencia.

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

ArmadaCapitán Miranda

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad