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Candombe y asado en Milán

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Kechichian se animó a mover las caderas al compás de la cuerda de C 1080.

La Expo Milán 2015 es como una primera cita: el convidado a participar muestra la mejor de las versiones de sí mismo. Desde Irán a Estados Unidos, todo es color de rosas. Y lo mismo pasa con Uruguay.

En el video que se exhibe dentro de su pabellón no falta el gol de Alcides Edgardo Ghiggia en el Maracanazo, los niños contentos con sus computadoras del Plan Ceibal, dos hombres tomados de la mano gozando de los mismos derechos que las parejas entre personas de distinto sexo. Y el ganado, mucho ganado.

El pabellón uruguayo es uno de los más humildes. Pero también uno de los más visitados; casi que está a tope desde la mañana a la noche. Ya unas 200.000 personas pasaron por allí y un promedio de 400 comen cada día en su parrillada (hubo excepciones, "un día llegaron a ser 900", dijo a El País el comisario general del pabellón, Antonio Carámbula). Se trata de carne uruguaya de primer nivel. Tan de primer nivel que el paladar verifica aquello de que las carnes que se venden en el mercado interno no son las mismas que se exportan.

A la entrada del pabellón, cuando se está haciendo la fila, unos carteles explican al italiano o al turista distraído de qué se está hablando. Uruguay es el país que está en el "primer puesto a nivel mundial en calidad de aire y forestación", entre "los 25 países más verdes del mundo", y es, entre otras cosas, el "tercer país de América Latina con el PBI per cápita más alto". Cuando uno está ya cerca de entrar a la gran infraestructura, realizada por arquitectos de Uruguay XXI, una recepcionista, uruguaya o ligada a Uruguay por algún pariente cercano y que habla perfectamente español (estas fueron condiciones sine qua non para quienes fueron contratados), le acerca al visitante unos lentes de realidad virtual donde puede ver, por ejemplo, el Cabo Polonio.

Ya adentro, la única atracción es un video, de unos 15 minutos, llevado adelante con una pantalla gigante y tres chicas que se mueven a través de unos brazos robóticos. El protagonista es el actor uruguayo Carlos Frasca, que cuenta la historia de un inmigrante que llegó a Uruguay desde el Viejo Continente. A partir de este hecho se construye una historia desde la cual se cuenta lo mejor, siempre lo mejor, que tiene Uruguay.

Las carnes.

El gran caballito de batalla del stand uruguayo es mostrar el modelo de trazabilidad de los alimentos, sobre todo de la carne, lo cual luego es comprobado si el visitante decide comer alguno de los cortes que ofrece la parrillada. Allí, a través de un código que tiene el plato del comensal, una promotora con una tablet le muestra de qué región del país es el ganado de donde salió el churrasco que está devorando, y hasta le hace ver una foto del productor que lo crió.

Carámbula sostuvo que este sistema, que ya se muestra al mundo, se quiere aplicar en breve dentro de las fronteras uruguayas.

A pura lonja.

El día de la celebración de la independencia de cada país es el Día Nacional dentro de la Expo Milán, así que a Uruguay le tocó ayer tener el protagonismo.

Todo empezó con un acto protocolar liderado por la ministra de Turismo, Liliam Kechichian. En su discurso hizo hincapié en todo aquello que se muestra en el pabellón, pero sobre todo "en las reglas de juego claras" para los inversores del mundo.

Algunos de los presentes llevaban consigo carteles en reclamo del voto consular. Los levantaron cuando la ministra hablaba y los periodistas dueños de las cámaras de fotos se dieron vuelta para registrarlos.

Una vez terminado el discurso de Kechichian, empezó a sonar la batucada. Al ritmo de lonja y madera recorrieron la Expo tres miembros de la comparsa C 1080, que viajaron especialmente para la ocasión, más un grupo de uruguayos residentes en Italia que acompañaron con sus tambores.

Estuvo presente la mama vieja, el gramillero y las infaltables vedettes que alegran la vista. Italianos y otros extranjeros —la mayoría de los que visitan la exposición son europeos— miraban con desconcierto, al tiempo que movían los pies como podían intentando seguir el ritmo. Desde la organización del pabellón de Uruguay señalaron que fue el mayor desfile que se ha realizado desde que se abrieron las puertas del predio, en el mes de abril. La ministra se animó y también ensayó unos pasos de baile.

La fiesta terminó en horas de la noche, con un concierto de Jorge Drexler al que asistieron cientos de personas. Unos 400 eran uruguayos residentes en Italia que habían sido especialmente invitados, pero la mayoría eran de otros países.

Antes del show, en rueda de prensa, Drexler aclaró sus declaraciones hechas hace algunos días cuando, según publicó la agencia española de noticias EFE, éste afirmó que "Uruguay está cerca de ser la Holanda de América Latina". Sostuvo que se le malinterpretó, que no se refería a lo que él pensaba, sino a lo que él sentía que los extranjeros entendían de Uruguay. "No se me ocurre pensar que Uruguay ya tiene solucionados sus problemas de educación y de seguridad, y su situación sindical, y todos los problemas que estamos viendo hoy en día. Solo digo cómo es que lo ve la gente desde afuera", dijo a El País el músico. Y al parecer, por lo que se ve dentro de la Expo, por el éxito del pabellón uruguayo allí, tiene razón.

SABER MÁS

Visitantes.

Más de 200.000 personas ya pasaron por el pabellón uruguayo en la Expo Milán y un promedio de 400 visitantes comen los cortes nacionales cada día en su parrillada.

Bajo el eslogan "La vida crece en Uruguay" , los tambores repiquetearon ayer en la feria con una combinación de lujo: los músicos Jorge Drexler y Luciano Supervielle compartieron el escenario con la comparsa Cuareim1080.

La ministra de Turismo, Liliam Kechichian, dijo que es la primera exposición universal en la que Uruguay tiene un pabellón nacional independiente.

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Kechichian se animó a mover las caderas al compás de la cuerda de C 1080.

Ayer fue el día de Uruguay en la feria turística más importante del mundoCARLOS TAPIA - ENVIADO A MILÁN

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