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Atardecer electrónico en Punta

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El festival internacional convocó gente de todas las edades. Foto: Sofía Orellano

Más de 3.500 personas disfrutaron del Corona Sunsets Festival en balneario Buenos Aires.

Punta del Este continúa con una temporada marcada por los grandes eventos. Y en la noche del viernes se llevó a cabo una de las fiestas más importantes del año: el Corona Sunsets Festival, que convocó a más de 3.500 personas.

El primer Corona Sunsets se realizó el año pasado, y con esta fiesta Punta del Este se sumó al circuito exclusivo de este megaevento, que a lo largo del año se realiza también en México, Australia, Reino Unido, Italia, Chile, Japón, China, Dubai e India.

Ya desde la ruta 167 se podía ver la impresionante estructura montada sobre la playa a la altura del balneario Buenos Aires, con los cercos de madera que delimitaban la fiesta y el enorme escenario. Pese a lo lindo que estaba el día para quedarse en la playa, los primeros invitados llegaron temprano y a eso de las 20:00 horas la ruta ya estaba repleta de autos y gente que hacía cola para entrar o preguntaba cómo hacer para conseguir entrada.

Desde hace varios días había gran expectativa por esta fiesta. Las entradas, que en Uruguay se vendieron a través de Tickantel, se agotaron enseguida y durante toda esta semana circularon las llamadas y mensajes por Whatsapp en busca de algún conocido o un salvador que pudiera conseguir una invitación.

En la cola para entrar se veían muchos lentes de sol, bikinis y shorts de baño pero también vestidos, pantalones y camisas. Pese a la masividad del público, las filas y los controles de ingreso estuvieron bien organizados, y luego de un doble control —que incluía una lectura del chip en las pulseras— se ingresaba a la fiesta. La arena, la decoración de madera y las pequeñas luces que colgaban por arriba como guirnaldasle dieron al Corona Sunsets una ambientación cálida y particular, más como de una feria que como de una fiesta.

Lucas Adur, director de medios de Corona para la región, explicó que el evento implicó una importante coproducción argentina y uruguaya, buscando superar al año pasado. "Para este año la propuesta fue mucho mas elaborada. Esta playa nos dió dimensiones mucho mejores como para hacer varias cosas. Tenemos una artística de detalle internacional, hay distintas propuestas, sectores donde uno puede caminar y estar tranquillo, y los que quieren mirar el espectáculo se van para adelante y no tienen problema. La verdad es que estamos muy conformes", dijo.

En las barras, lógicamente lo más consumido fue la cerveza Corona, a 8 dólares. Pero también había una amplia oferta de tragos en base a esta cerveza.

Un aspecto distinto de la fiesta fue que implementó un novedoso sistema de pago: en vez de hacerlo en efectivo, los invitados tenía que ir hasta los puntos establecidos como "Caja" y cargar su dinero en la pulsera que venía con la entrada. Después en la barras los barmans, con un lector, iban descontando los tragos de su saldo.

La mayoría de los asistentes eran argentinos, aunque la fiesta contó con invitados de toda la región que lo convirtieron en un evento internacional. El público era principalmente joven, aunque se podía ver un respetable número de adultos y familias.

Justamente, en una de las barras se econtraban Guillermo y Nacho, dos veteranos cordobeses que tenían pinta de haber usado bastante sus pulseras en las barras. Ellos contaron que ya habían venido al Corona Sunsets el año pasado y que era una fiesta especial, en gran parte gracias a la seguridad y el ambiente familiar. "Es la única fiesta en el año que mi hijo me deja venir con él", dijo Guillermo riéndose .

Además de bebidas, había puestos con chivitos, crepas, burrritos y quesadillas, y hamburguesas vegetarianas. Milton, un argentino que esperaba para comerse una crepa, junto a su novia, destacó la organización, la buena onda y sobretodo "el quilombo de ahí adelante".

Electrónica.

Es que pasando las barras y los puestos de comida, hacia el fondo estaba el escenario de electrónica: Una impresionante estructura con forma de sol que, con sus luces estrambóticas y máquinas de humo, llamaban a todos aquellos que querían una propuestas más activa. A lo largo de la fiesta, distintos DJs internacionales, entre los que se destacaba el australiano Thomas Jack, encendieron la fiesta al ritmo de la electrónica.

La cantidad de gente llegaba hasta casi cien metros del escenario, mientras los DJ´s ponían caras, levantaban las manos y decían de vez en cuando alguna palabra en inglés para animar al público.

Mientras la mayoría bailaba de cara al escenario, Romina, una chica argentina de Junin, no pudo evitar la tentación de pedirle a un uruguayo de dos metros que la subiera en los hombros para gritar desde la altura. "No me viralices", decía al ver que sus amigas sacaban sus celulares para filmar la ocurrencia. Al lado, un muchacho intentaba captar la atención de una rubia sacándola a bailar electrónica de la mano, como si fuera una cumbia. No tuvo mucha éxito.

La fiesta siguió subiendo la intensidad hasta la medianoche, cuando un impresionante show de fuegos artificiales que se vio desde La Barra marcó el fin del Corona Sunsets. Recién ahí se apagó la música, se prendieron las luces blancas y los últimos resignados pegaron la vuelta hacia el oeste, probablemente en busca de otra fiesta.

Los juegos, los tatuajes y las selfies de la fiesta

Con la intención de plantear una fiesta original y diferente, el Corona Sunset presentó propuestas y actividades para todos los gustos. Además de las barras y los puestos de comida, la fiesta contó con distintas actividades que despertaron la curiosidad de los invitados y le dieron originalidad al evento.

Hubo juegos de playa con una red de volley en medio de la fiesta, camas de masajes y una pequeña feria donde los invitados podían comprar "pareoponchos", bikinis y sombreros.

Uno de los puestos más visitados fue el de las pinturas. Allí las maquilladoras del evento pintaron a un gran número de chicas en base a brillantina, y también estamparon tatuajes con los más variados diseños.

Pero el preferido del público fue el mirador del Cornoan Sunset, que permitía disfrutar de una visión elevada de la fiesta.

Una vez arriba, la alta estructura de madera ofrecía una panorámica espectacular que dejaba apreciar el Corona Sunset en toda su magnitud.

"Fue un poco larga la cola pero valió la pena", dijo una de las chicas que se encontraban allí, después de sacarse una foto junto a su novio, con la fiesta y el paisaje de fondo.

La playa quedará como antes del festival

La conservación de las playas está teniendo protagonismo en Punta del Este. A la multa que la Dirección Nacional del Medio Ambiente (Dinama) le impuso a Marcelo Tinelli por andar en cuatriciclo cerca de las dunas de José Ignacio se sumó una intimación al Corona Sunset. Según informaron algunos medios el día viernes, la Dinama intimó a la organización del evento a cesar el armado de la fiesta por generar un daño estructural a la zona.

Lucas Adur, director de medios de Corona para la región, se mostró un poco desconcertado por la medida ya que, según dice, la empresa estuvo trabajando desde hace meses con la Dinama para cumplir con todo. Aseguró que la fiesta contó con los permisos correspondientes y que se cumplió con el 100% de las disposiciones municipales. "En la fiesta trabajaron 400 personas, y quedaron otras 100 para dejar la playa exactamente igual a cuando entramos. Eso para nosotros es una de las premisas del Corona Sunset", afirmó Adur.

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VERANO 2017

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