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El arte de abordar situaciones extremas solo con la palabra

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Los negociadores siempre actúan junto al grupo GEO. Foto: archivo El País

Negociadores de la Policía han intervenido en 46 casos durante este año.

Son Policías pero solo llevan un chaleco antibalas como protección. Su principal herramienta de trabajo es la palabra y son especialistas en escuchar, manejar miedos y controlar riesgos. Actúan en situaciones límites, la mayoría de las veces relacionadas con tomas de rehenes, secuestros, atrincheramientos, intentos de suicidios, casos de violencia doméstica, piquetes, cortes de ruta o desalojos.

Son negociadores y desde hace cuatro años tienen una Unidad Táctica que se dedica especialmente a esa tarea y forma parte de la Dirección Nacional de la Guardia Republicana. En lo que va del año han intervenido en 46 casos. Desde que fue creada, la unidad ha trabajado en más de 100 situaciones críticas. Su labor es silenciosa, pero destacan que hubo tres casos emblemáticos que han tenido trascendencia pública.

El primero ocurrió en octubre de 2014. Un hombre de casi 60 años, que padecía trastornos psiquiátricos, había llegado a su casa en Brazo Oriental armado con un machete y tras amenazar a su madre, de 80 años, se encerró en la vivienda tomándola como rehén. Con el objetivo de que se rindiera y liberara a la mujer, se hicieron presentes en el lugar tres negociadores de la Policía, acompañados por la Guardia Republicana y el grupo Geo, quienes "evaluaban continuamente la situación".

Hacía 12 horas que la anciana estaba siendo retenida y en todo ese tiempo no había ingerido alimentos ni líquido, ni había tomado su medicación. La situación para los especialistas era complicada, ya que el secuestrador "estaba fuera de sus cabales" y no lograban que dialogara con los negociadores.

"Lo que hicimos fue hablarle para tratar de calmarlo porque estaba armado. Una vez que cumplimos el objetivo, resolvimos una incursión táctica a la vivienda. Se rescató a la rehén con vida y se detuvo al sujeto. La negociación llevó 12 horas", contó el jefe de la Unidad Táctica de Negociadores (UTN ), que por su tarea prefiere mantener su nombre en el anonimato.

Motín en hospital.

El segundo caso ocurrió en 2016 en el Hospital Vilardebó, cuando varios internos realizaron un motín, hirieron a dos pacientes y los tomaron como rehenes, reclamando que se les permitiera recibir visitas conyugales.

"La negociación llevó ocho horas y logramos que liberaran a los rehenes, ingresaran a sus salas y aceptaran la medicación. No hubo uso de la fuerza, fue todo hablando", explicó el jefe.

El último suceso de trascendencia ocurrió en mayo pasado y fue el caso del joven que mató a su abuela y a su bisabuela en su vivienda de Paysandú para robarle dinero. Fue una de las negociaciones más largas y atípicas: demandó 36 horas y la charla se realizó vía mensajes y audios de Whatsapp.

Lo primero que realizaron fue lo que ellos denominan "bombardeo" que consiste en intentar contactarse con la persona a través de todas las redes sociales además de los amigos, familiares y allegados. "El objetivo era informarle que había un negociador dispuesto a atender sus necesidades", explicó el jerarca de la UTN. Consiguieron su celular, y cada 15 o 20 minutos le mandaban un mensaje diciéndole que podía confiar en ellos, que podían trabajar juntos, que les preocupaba su situación y que la solución era entablar una negociación con ellos. "En ese momento no sabíamos cuál era su paradero", aclaró.

Pasaron casi 24 horas sin recibir respuesta, hasta que al otro día, a las 9:00 de la mañana, el joven se comunicó con la Policía. "Obviamente, esa persona tiene que dirimir entre entregarse o no. Él pedía que estuviera presente el negociador a la hora de su detención y que se le brindaran garantías de buen trato", contó el jefe. La negociación terminó a las 15:00 horas con la entrega del joven.

Tiempos.

Durante la negociación —sin importar cuánto dure— los expertos no tienen descansos ni recesos. "Le debemos respeto y atención. Donde la persona no se sienta atendida, escuchada o no demostremos interés, podemos perder la negociación", dice. Lo principal es generar confianza y empatía. Por ello, no le mienten, no prometen cosas imposibles, no le imponen, ni ordenan, ni amenazan. "Simplemente demostramos que somos una puerta de salida, que de otra forma la persona no la va a encontrar".

A través de la charla el experto busca perfilar la personalidad del interlocutor, averiguar cómo y por qué llegó a esa situación y en base a ello se adopta la estrategia a seguir. "Se requiere mucha práctica y no existe una técnica en particular. En cada caso se actúa de forma diferente", explica.

Los efectivos que integran la Unidad Táctica de Negociadores deben tener cualidades especiales: saber escuchar, tener fluidez al hablar, ser inteligentes para resolver inconvenientes, ser tolerantes, pacientes, y tener madurez, disciplina y organización. A su vez, deben cumplir una capacitación de un año, que es validada por el FBI.

De todos los casos que han tenido que resolver en los últimos cuatro años, todos han salido bien. "Hemos tenido una efectividad del 100%", subraya.

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Los negociadores siempre actúan junto al grupo GEO. Foto: archivo El País

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