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30 años de un récord Guinness

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Las camionetas no tenían asientos reclinables. Foto: Gentileza del autor

Los uruguayos que cruzaron las Américas de punta a punta en 4 vehículos todoterreno.

Sobre cuatro camionetas Land Rover especialmente acondicionadas, una expedición uruguaya atravesó hace exactamente 30 años los 30.000 kilómetros que separan a Alaska de Tierra del Fuego, una hazaña que en su momento les valió el ingreso al libro Guinness de los récords.

El equipo —que contaba con mecánico y fotógrafo— estaba integrado por el hoy empresario Alfredo Etchegaray (entonces de 31 años), el príncipe Rodrigo DAremberg (44) y su primo Pierre (26). También incluía a Fabrizio Granero (30 años, italiano; Achile Guest (25, de EE.UU.); Alexis Corneille (francés, 25 años); Ives Delallnoy (28 años, belga); David Lefranc (21 años, francés) y Eduardo Milieris (26, uruguayo).

La aventura los llevó a países de enorme desarrollo, otros de gran pobreza, de guerra y peligros múltiples. Pretendían reunir fondos para la Asociación Mundial de Amigos de la Infancia (AMADE), institución que entonces presidía la princesa Carolina de Mónaco.

"La paciencia y la perseverancia, junto con el método y la información, fueron fundamentales", declaró a El País Alfredo Etchegaray, al recordar el periplo de 56 días, 12 horas y 27 minutos que hizo en 1987 por las rutas y caminos de América.

Como era de esperar, la travesía no estuvo exenta de riesgos. "Cuando arrancamos en el norte de Alaska, el príncipe Pierre DAremberg, un señor de mucho dinero, primo de Rodrigo (quien en realidad es Belsunce de apellido, porque fue adoptado por DAremberg), incrustó su vehículo contra la nieve. Le decíamos por radio que no podía frenar sobre el hielo, pero él no respondía. Después pasó lo mismo y se clavó con la camioneta montaña abajo (foto superior). Al italiano que viajaba con nosotros, que abandonó después, se le salió el hombro porque la caja de herramientas con pistones y bielas, muy pesada, lo golpeó. Se lo colocamos después de varios llantos. Yo era un poco el médico del grupo, tenía una caja llena de medicinas", recordó Etchegaray.

Periplo.

El grupo atravesó la entonces conflictiva zona de América Central, siguiendo por la ruta del Pacífico. Incluyó Alaska, Canadá, USA, México, Guatemala, Honduras, Costa Rica, Panamá , Colombia, Ecuador, Perú y Chile, teniendo como punto de llegada la ciudad más austral del mundo: Ushuaia

"En Alaska bajamos en Anchorage, donde hay un aeropuerto. Fuimos con un vuelo especial, en aviones pequeños a hélice. Y allí contratamos camioneros del hielo que atravesaron toda la ruta, pasando por Fairbanks, y llevaron las camionetas hasta la bahía Prudhoe. Allí hay 40 grados bajo cero y el sol no sale durante meses. Nosotros fuimos en pleno invierno, pero en verano es al revés: el sol no se pone. Desde ese punto salimos; lo hicimos manejando. Y así fue que tuvimos el primer accidente", recordó Etchegaray.

"Los camioneros nos asesoraron sobre cómo movernos, porque la ruta es toda blanca. A su vez, con 40 grados bajo cero no se puede apagar el vehículo, porque se te congela la nafta, el aceite y el agua. Compramos ropa especial en Alaska porque el abrigo nuestro no sirve para nada, no está hecho para temperaturas tan bajas. Sobre todo las botas, que necesitan tener varias capas y unas suelas muy gruesas", agregó.

El trayecto Alaska Tierra del Fuego fue hecho varias veces en moto, a caballo y en bicicleta, en un mayor tiempo. Pero un inglés, que después publicó el libro The Longest Walk (La caminata mas larga), lo hizo a pie en 6 años. "Él arrancó en Tierra del Fuego, lo hizo al revés. Y tuvo hijos en el camino", recordó Etchegaray

"Estuvimos con los Contras y los Sandinistas. El Tapón del Darien (en Panamá) impide el cruce, porque es un pantano. Por eso pasamos los vehículos desde Panamá en barcos, desde Puerto Colón hasta Barranquilla, en Colombia. Recuerdo que nos paró una manifestación en un pequeño pueblo del norte de Colombia, donde estaban reclamando por falta de agua corriente", agregó Etchegaray.

Los pros y los contras de viajar en camioneta

Como en toda primera experiencia, hay cosas que se calcularon mal. Pero en general, la suerte los acompañó durante todo el trayecto. "Los Land Rovers eran tractores, no se rompían. Pero cometimos errores. Además de llevar cada uno 4 cubiertas Continental, que eran de muy buena calidad, transportábamos otras 8 en el techo. Paseamos cubiertas innecesariamente por todas la Américas. También repuestos. Solo saltó una chaveta y una caja de cambios en los Estados Unidos", recordó Etchegaray.

Cada camioneta tenía doble tanque de nafta y otros seis recipientes con combustible en el techo, por lo que eran una "bomba andante". "Podíamos atravesar dos países sin cargar combustible", recuerda. "En Nicaragua y Honduras no vendían combustible porque era para uso de la guerra. Y en Ecuador había restricción de porque había habido un terremoto", agrega.

"Los Land Rover tenían tres problemas: los asientos no eran reclinables (lo cual dificultaba mucho para dormir), no estaban bien sellados (en los caminos de Centroamérica se nos metía polvo) y tampoco estaban bien aislados, por lo que en Alaska se nos formaba hielo en el techo. Ahora son diferentes", agregó Etchegaray.

La firma Land Rover les regaló uno de los cuatro vehículos y también les dio un curso de entrenamiento gratis en Bélgica.

"Tuvimos varios problemas con la ingesta de alimentos, porque comíamos lo que íbamos encontrando por el camino. También teníamos unas comidas en bandejas que habíamos traído de Europa a las que les tirabas una piolita que tenían abajo y por una reacción química se calentaban", recordó Etchegaray.

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Las camionetas no tenían asientos reclinables. Foto: Gentileza del autor

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