Fanapel pidió subsidios de entre US$ 250.000 y US$ 400.000 por mes.

El alcalde de la localidad de Juan Lacaze, en Colonia, Darío Brugman reclamó a la Agrupación Nacional de Gobierno del Frente Amplio una respuesta más enérgica a la situación generada por el probable cierre de Fanapel.

"El pueblo de Juan Lacaze es frenteamplista, es un bastión del Frente Amplio y no se lo puede dejar tirado", afirmó el alcalde en presencia de diputados y senadores del oficialismo, contaron a El País participantes de la reunión. En la misma línea dijo que no se puede olvidar, que esta localidad "es el lugar más frenteamplista de Colonia". El País se quiso comunicar con el alcalde, pero éste no respondió al llamado.

Durante la Agrupación de Gobierno, el ministro de Trabajo Ernesto Murro mantuvo reuniones con los empleados de Fanapel. Una comisión con representantes del gobierno, de Fanapel y sindicales viene trabajando para buscar soluciones y volverá a hacerlo esta semana, pero la empresa sostiene que los elevados costos le impiden retomar la producción que suspendió en diciembre.

Tras el encuentro en Colonia, Murro sostuvo que la empresa ha puesto "resistencias a algunas iniciativas que ha hecho el Poder Ejecutivo" (el gobierno ofreció una rebaja del 25% en la tarifa eléctrica para Fanapel y mejorar los reintegros a las exportaciones que recibe). "Es un tema muy complicado. Ahora nosotros esperamos que juegue la empresa", subrayó Murro.

Juan Lacaze es la tercera localidad más importante de Colonia y tiene 14.000 habitantes, solo en Fanapel trabajaban 300 personas de manera directa e indirecta. La empresa entró en un proceso de deterioro debido a una caída de las exportaciones a Argentina, lo que contribuyó a acumular una pérdida mensual de US$ 400.000.

Esta industria papelera está instalada en Juan Lacaze desde 1898. Al comienzo y hasta 2013 hacía todo el proceso integrado del papel, es decir plantaba el árbol, hacía el chipeado, la celulosa y el papel, "le daba terminación y lo sacaba", dijo en la Comisión de Legislación del Trabajo de la Cámara de Diputados Marcelo Olaverry, presidente del Centro Unión de Obreros Papeleros y Celulosa.

Cuando ingresaron al país las multinacionales de celulosa, en 2013, Fanapel pasó a ser compradora de celulosa, por lo que se perdieron 120 puestos de trabajo directo. En el período 2014- 2015, Fanapel tuvo un récord de exportaciones, sobre todo en lo que refiere a Argentina. Sin embargo, cuando asumió como presidente Mauricio Macri se liberó el mercado y empezó a entrar el papel asiático, lo que hizo que el precio del por tonelada en ese país bajara en el mercado. Olaverry opinó que esto llevó a que Fanapel no fuera competitiva y empezara a tener problemas de venta.

En diciembre del año pasado los trabajadores de Fanapel fueron enviados al seguro de paro, el 5 de enero la empresa les dijo que era "imposible" retomar la producción "por un tema de competitividad" y que solo empezaría si existiese un fuerte subsidio del Estado, que estuviera entre US$ 250.000 y US$ 400.000 mensuales. Para sobrevivir, Fanapel necesita bajar el promedio de la tonelada de celulosa de US$ 980 a US$ 690. Uno de los caminos es el de la tarifa eléctrica, pero el tema fundamental pasa por el de la celulosa, comentó Olaverry en el Parlamento.

"Estamos hablando de que un 2 % o un 3 % de la producción de Montes del Plata o de UPM darían abasto no solo para Fanapel, sino también para la gente de Ipusa que también la utiliza (...) Nos encantaría que en el Uruguay a estas megaempresas les pidiera que al 10 % se le diera valor agregado porque implicaría desarrollar la actividad relacionada con el papel, pero sabemos que es muy difícil", admitió Olvaerry.

A su vez, el presidente de la Federación de Obreros, Papeleros, Cartoneros del Uruguay Juan Maciel pidió en el Parlamento que "algún día" se exija que un porcentaje mínimo, de producción (como por ejemplo el 1,5 %) quede en Uruguay teniendo en cuenta la situación del mercado. "Pedimos por favor que se legisle sobre esta celulosa que nos permitirá reabrir Fanapel. (...) Dada la batería de exoneraciones que tienen estas dos empresas, solicitamos que un porcentaje de esa celulosa se pueda manejar acá. Esa sería una salvación a corto plazo del problema que tenemos", concluyó Maciel.

Desde hace cinco años Fanapel tiene una devolución de impuestos del 6%, cuando la mayoría de las empresas en el Uruguay tienen un 3%, salvo las automotrices cuyo porcentaje es un 10% por un análisis de situación que hizo el Poder Ejecutivo. Fanapel quiso pasar del 6% a un 10% de devolución impositiva, pero el Ministerio de Economía le negó esa posibilidad. La última propuesta del Ministerio de Economía es mantener ese 6%, que es un "buen porcentaje" con respecto a algunas empresas, pero "bastante bajo" con respecto a otras como la automotora, según el Sindicato de Fanapel.

En los últimos ocho años , Juan Lacaze perdió más de 1.000 puestos de trabajo.

Todo empezó en 1993, cuando cerró la textil Campomar. A esto se agrega que hay alrededor de 700 trabajadores que realizan su labor diaria fuera de la ciudad y muchas veces no pasan solo ocho horas fuera de la localidad sino once o doce horas. "Esto ocasiona trastornos sociales a una comunidad que va camino a desaparecer", admitió el pasado jueves 8 en la Comisión de Legislación del Trabajo de la Cámara de Diputados el presidente del Sindicato de Fanapel Marcelo Olaverry. De acuerdo a lo que explicó, en términos sociales el cierre de Fanapel implicaría "darle la muerte definitiva a una ciudad que históricamente ha basado su economía en la industria". "Pensamos que en Juan Lacaze hay que desarrollar una política de trabajo a largo plazo si queremos subsistir y que Juan Lacaze siga apareciendo en el mapa", señaló Olaverry.

VALERIA GIL

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