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Adiós Olivera

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Y se termina. Esta semana que vienfinaliza su mandato la intendenta Ana Olivera, cerrando cinco años de uno de los peores gobiernos municipales en la historia de Montevideo.

También con la gestión Olivera finaliza el quinto período consecutivo de gobiernos del Frente Amplio en la capital. Un cuarto de siglo es tiempo más que suficiente para cambiar una ciudad, un país o lo que sea. Claro que los cambios pueden ser para bien o para mal. Cabe entonces preguntarse qué deja el gobierno departamental que fenece.

Según cifras oficiales publicadas el viernes por El País, al 31 de diciembre de 2014 la Intendencia recaudó diariamente casi U$S 2 milllones y simultáneamente se endeudó en U$S 100.000 cada 24 horas. Las cifras, que se desprenden de la rendición de cuentas enviada a la Junta Departamental, indican que la recaudación en 2014 fue de U$S 653 millones, de los cuales U$S 306 millones se destinaron a sueldos y prebendas de los funcionarios municipales, U$S 175 millones a gastos de funcionamientos y U$S 145 millones a obras. Al déficit histórico acumulado de la Intendencia, de U$S 139 millones, se le debe sumar nuevos compromisos por U$S 282 millones, lo que totaliza un saldo en rojo de U$S 421 millones. Los números hablan por sí solo, pero más nos dice la ciudad toda.

¿Qué fue de Montevideo en este último quinquenio? Los seis meses en que Olivera se comprometió a limpiar la ciudad se multiplicaron por diez y nada de lo prometido se materializó. La ciudad sigue mugrienta, dejada, abandonada. La erradicación de hurgadores resultó otra expresión de deseos. Los accidentes provocados por los carritos (muchas veces conducidos por menores) se cobraron la vida de dos peatones y ocasionaron heridas de entidad -al menos- a otros tres compatriotas. La explosión del parque automotriz y su consecuente y sustancial incremento en la recaudación por patente de rodados, no fue acompañada por una sola obra significativa que mejorara o aliviara al caótico tránsito capitalino. Con bombos y platillos se inauguró el Corredor Garzón, uno de los mayores fiascos de las últimas décadas, donde se malgastaron alrededor de U$S 80 millones. Más de lo mismo es el Corredor General Flores.

La corrupción y la prepotencia amparada por el gobierno en lo que hace a los inspectores de tránsito fue la tónica de la administración que se marcha, aunque es justo señalar que sus raíces datan de mucho tiempo atrás. Un sindicato patotero que le importa un rábano el derecho de los contribuyentes y que ha sumado más y más beneficios en cada presupuesto, co-gobernó con Olivera. Una ciudad bien tratada y en la que los montevideanos nos sintiéramos orgullosos de vivir, tuvo la oportunidad Olivera de legar. Quizás haya sido su intención; pero el modelo aplicado durante 25 años consecutivos por su fuerza política, sepultó cualquier proyecto. Lo que viene: ¿será más de lo mismo?

La Columna

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