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Uber 2.0: el nuevo CEO quiere poner su sello personal en la compañía

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Impronta. "Tengo que poner mi sello. Estamos en nuestro camino", dijo el nuevo CEO.

EMPRESAS

Tras los escándalos, Dara Khosrowshahi se ha embarcado en una gira de disculpas por el mundo.

Hablando públicamente por primera vez desde que se convirtió en el CEO de Uber en agosto, Khosrowshahi pintó una visión más optimista sobre el futuro de su empresa. Su objetivo: escapar de la sombra que proyectaron una serie de escándalos que sacudieron a la disruptiva compañía tecnológica de transporte, que resultaron en la destitución del expresidente ejecutivo y cofundador, Travis Kalanick.

Dara Khosrowshahi quiere aclarar algo: el nuevo Uber no se parecerá a la compañía que heredó.

«La cultura salió mal, la gobernanza falló, la junta directiva tomó una dirección muy mala», dijo Khosrowshahi en una conversación con Andrew Ross Sorkin en la conferencia DealBook.

Cuando Khosrowshahi asumió el cargo en agosto, tuvo que lidiar con una serie de escándalos. La tasa de desgaste de los empleados estaba en su punto más alto, la junta directiva estaba plagada de luchas internas, la empresa se enfrentaba a no menos de cinco investigaciones federales sobre sus prácticas comerciales. Y, además, la marca y lo que significaba Uber estaba recibiendo una paliza. El hashtag #DeleteUber surgió en las redes sociales a principios de este año, lo que resultó en más de 500.000 cuentas eliminadas.

500 mil

cuentas de Uber fueron eliminadas por los usuarios tras los escándalos en torno a la compañía.

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Ahora, Khosrowshahi está tratando de poner su propio sello en la compañía en lo que él llama «Uber 2.0». Confirmó, por primera vez públicamente, que Uber está trabajando para asegurar una inversión de miles de millones de dólares de SoftBank, el mega-conglomerado japonés que aspira a entrar en el mercado norteamericano. Hizo alusión a la estrategia de Uber de gastar enormes sumas de dinero para ganar participación de mercado en ciertas áreas.

Quizás lo más importante es que se ha embarcado en una gira de disculpas en ciudades y países de todo el mundo, tratando de reparar el daño causado por Kalanick y su controversial enfoque para tratar con los reguladores en nuevos mercados. «Creo que, en general, somos inmaduros con la forma en que tratamos y hemos tratado con los reguladores», dijo Khosrowshahi.

Pasó las últimas semanas viajando a Londres, donde Uber enfrenta la amenaza de ser prohibido, así como a Brasil, donde Uber escapó por poco de ser regulado como si fuera más como un servicio de taxi.

El nuevo CEO no ha evitado por completo la historia de la compañía. Khosrowshahi aprecia la pasión que le tomó a Kalanick llevar a Uber al gigante de transporte de casi US$ 70.000 millones que es hoy. Dijo que todavía habla regularmente con él y que estaría loco si no confiara en el genio y la tenacidad de Kalanick para llevar adelante la empresa.

Pero aún así Uber es la compañía de Khosrowshahi ahora, no la de Kalanick. Y Khosrowshahi dijo que dejó en claro que necesita cierta distancia del exCEO para hacer su trabajo y hacerlo bien. Eso es especialmente cierto si quiere cumplir su objetivo de hacer pública la compañía en 2019. «Tengo que poner mi sello en la empresa», dijo. «Estamos en nuestro camino». 

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