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"Los parques eólicos son el nuevo nicho"

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Ferrerro: "El reclutamiento d personal es lo más problemático del sector". (Foto Leonardo Carreño)

Cuando adquirió el negocio giraba en el rubro cerrajería; el correr del tiempo y la trasformación del sector hizo que mutara hasta convertirse en un "integrador de sistemas de seguridad"

Montevideano, de 55 años. Estudió preparatorios en un liceo nocturno, pero no llegó a completarlos porque desde los 15 a los 19 se empleó en un banco —entonces Banfed—, al que renunció para dedicarse junto a unos amigos a la actividad inmobiliaria en pleno "boom" de la construcción, a fines de los ‘70. Iniciada la década siguiente, buscó invertir en una actividad menos inestable. Con más de 30 años al frente de la empresa, da cuenta de los cambios tecnológicos y sociales que transformaron la actividad de la cerrajería en una empresa que brinda soluciones integradas en seguridad. A su juicio, los delitos contra la propiedad no son mayores que años atrás y el principal problema del sector es la falta de personal capacitado. Está casado y es padre de dos hijos.

¿En qué circunstancias queda al frente de Abelenda Hnos.?

Trabajaba en el rubro inmobiliario cuando vimos con uno de mis socios que Abelenda Hnos. estaba a la venta y decidimos comprarla. La actividad inmobiliaria hacia comienzo de los ‘80, se había vuelto muy inestable. Estábamos en la búsqueda de un negocio con mayor estabilidad.

¿Y una cerrajería les ofrecía esa estabilidad?

Era un taller de cerrajería con mucho prestigio, que llevaban adelante los hijos de Ricardo Abelenda, que fue el fundador del taller, allá por 1914. Era un buen negocio cuando lo tomamos, todavía no existían las cabinas de cerrajeros dispersas por la ciudad. Hacíamos duplicados, reparación de cerraduras, cambio de combinación cuando la gente perdía la llave, arreglo de cerraduras y de llaves de automóviles. Era normal entonces que circularan autos de la década del ‘60.

¿De cuándo datan las cerrajerías en la vía pública? Su inclusión debe haber modificado el mercado.

Sí, claro. Las cerrajerías grandes dejaron de vender la cantidad de servicios que vendían antes. Habrán comenzado a abrir en los primeros años de los ‘90. Supongo que en el espíritu de la autoridad municipal estuvo facilitar el empleo, porque no había entonces las tasas de ocupación que tenemos hoy y la inversión inicial en este tipo de comercio, en el que solo se hacen trabajos sencillos como duplicar llaves, no es elevada. Pero no se entiende por qué están permitidos incluso en calles principales, si hasta podríamos pensar que generan polución sonora... En el inicio, los kiosquitos deben haber sido muy rentables, pero pasó como en otros rubros (las canchas de paddle y los videoclubes)... todos copian y ponen lo mismo, y al final saturan el mercado y el negocio termina no sirviéndole a nadie. El uso masivo de celulares también facilitó la informalidad y con ella la fragmentación del mercado. Antes éramos prácticamente los únicos que cubríamos las urgencias en la noche. Ahora hacemos muy pocos servicios, porque los cerrajeros son más ubicables.

¿Cuánto queda de aquella cerrajería inicial en Abelenda Hnos., que hoy se define como "integrador de sistemas de seguridad"?

En la facturación de la empresa, aquella cerrajería clásica genera hoy un mínimo porcentaje. Pero no solo fueron los adelantos tecnológicos los que transformaron la actividad, o nosotros mismos, agregando servicios, como la atención 24/7 que cuando tomamos el negocio no existía. También promovió cambios en el rubro la forma en que comenzaron a cometerse los delitos contra la propiedad. Cuando la gente comenzó a traer de Buenos Aires las cerraduras Trabex y nos llamaba para instalarla, empezó a verse que tampoco servía de mucho porque el ladrón rompía la puerta para entrar o la abría con una barreta. Este fue el primer gran cambio que tuvo el rubro: no importaba tanto ya la calidad de la cerradura sino la solidez de la puerta.

Así fue como comenzaron a blindarse las puertas.

Lo primero fue el blindaje por partes. ¿Rompían el marco? Le poníamos una planchuela. Y aguantaba el marco un nuevo golpe, pero entonces le arrancaba el pedazo de puerta con las cerradura. Blindábamos las cerraduras. Pero violaban la puerta por el lado de las bisagras. Y así, una cosa fue llevando a la otra. Fue por el año 1987 que surgieron las empresas que blindaban puertas. Desde 1990 nosotros comercializamos puertas que tienen el alma de metal, fabricadas por nosotros o importadas. La madera solo se utiliza en las terminaciones.

A las puertas, ¿qué siguió?

El darse cuenta que en una vivienda familiar hay muchos puntos vulnerables: las ventanas, la puerta de atrás... En seguridad es vital contar con muchas soluciones a la mano, no hay que encasillarse en una. Ahí fue que empezamos a pensar en los sistemas de alarmas y los vendimos por unos 10 años. Cuando se popularizaron las empresas de seguridad el negocio cambió. Los equipos que en el primer tiempo vendíamos a US$ 3.000 pasaron unos años después a ser casi gratuitos, porque la rentabilidad no surge de la venta del equipo sino de dar el servicio de respuesta. Así que salimos de ese negocio y entramos en otro. Las empresas que trabajamos en el área de seguridad estamos reguladas por el Renaemse (Registro Nacional de Empresas de Seguridad), nuestros técnicos están avalados por ese organismo. Contar con ese diferencial nos abrió el mercado de la instalación de sistemas de seguridad en, por ejemplo, los centenares de locales que establecieron las redes de cobranza, como Redpagos o Abitab. Cada local debe tener sistemas antiasalto, cajas de seguridad, vidrios blindados... Algo similar ocurrió en lo referido a incendios. Uruguay hizo prácticamente muy poco hasta después del año 2000 en este sentido, cuando comenzó a actualizarse la normativa obligando a la instalación de sistemas de prevención de incendios, en locales de comercio e industria y para casa-habitación.

¿Cómo conciben y organizan la actividad que desarrolla Abelenda hoy?

Abelenda tiene dos grandes áreas para la seguridad de bienes y personas, en las que nos comportamos como importadores exclusivos o no y como fabricantes, y damos soporte técnico a todo lo que vendemos. Una es la de hardware tradicional, que comercializa cajas fuertes, cofres de seguridad, herrajes, detectores de metales, cerraduras para hoteles, blindajes balísticos, puertas cortafuego... Y la otra área es la tecnológica, mediante la que vendemos circuitos cerrados de televisión, detección y extinción de incendios, controles de acceso.

¿Cuánto factura Abelenda Hnos. en cada una de esas áreas?

Creo que es un dato que no aporta mucho. Le puedo decir que tenemos en plantilla a 39 personas, en la que invertimos mucho para su capacitación, porque el recurso humano es nuestro gran capital. Y contamos con un local al público y otros tres en los que funcionan depósitos y oficinas administrativas.

¿Quiénes son sus clientes más importantes hoy?

No puedo decirle. Firmamos contratos de confidencialidad, pero los clientes más importantes son proyectos de hotelería, las plantas de celulosa, los centros de cómputos, los megatambos... Los parques eólicos son el nuevo nicho para nosotros. Nos compran circuitos cerrados de televisión, de alarma contra incendio, barras de escape... Todos esos proyectos de inversión generaron en estos últimos años mucho trabajo para empresas como la nuestra, en áreas en las que tradicionalmente no participábamos. Este tipo de obras representa el 60% de nuestra facturación.

¿Percibe usted que es mayor la inseguridad hoy?

En estos temas todo es muy subjetivo. Sin embargo, nosotros vendemos hoy la misma cantidad de puertas blindadas que vendíamos en los ‘90. Y por ese entonces teníamos más competidores que hoy. Desde mi lugar percibo que los delitos contra la propiedad son hoy menos que antes. Ha cambiado la forma de cometerlos: los códigos, las rapiñas y los arrebatos no se daban con la violencia con que se dan en la actualidad, pero se rompían más puertas.

¿Impacta en sus ventas cuando se divulga un hecho policial de magnitud en los medios?

No, no de manera importante. Si lo hace es en algún tipo de producto específico, por ejemplo, puertas blindadas. Tal vez impacte más en la actividad de otras empresas. Hay cercas eléctricas y concertinas que nosotros no vendemos y que antes no existían, pero ahora se ven más en las casas de Montevideo. Sí creo que hay circunstancias que disparan comportamientos reactivos en la gente. Por ejemplo, en la crisis de 2001, multiplicamos por cinco la cantidad de cofres que vendíamos hasta entonces, porque la gente no confiaba en los bancos. En sintonía con los hábitos del cliente, también se sofistican los sistemas de prevención y seguridad, que tienden a no ser tan incómodos como tradicionalmente lo fueron. Buscan ofrecer al usuario tranquilidad y comodidad.

¿Cómo son esos sistemas?, ¿podría dar un ejemplo?

Viendo que la gente suele descuidar más lo que es propiedad común (en los edificios), fuimos una de las primeras empresas en comercializar el sistema TAG, esos llaveritos que operan como tarjetas de proximidad, con una llave maestra con la que se programan las de los distintos usuarios del edificio, y cuya gestión depende pura y exclusivamente del portero o la comisión de cada edificio. Este sistema reemplazó a las llaves tradicionales y prescinde por cierto del cerrajero luego de la primera instalación, pero mejora la seguridad, porque antes no existía control posible de tantas llaves y había que cambiar todas si se perdía una. Ahora, además, le adicionamos un sistema que dispara una sirena cuando la puerta queda entreabierta. Tardamos más de un año en colocar este sistema en el mercado, sin embargo, ahora ya son más de 500 los edificios de Montevideo en los que lo hemos instalado y nos los piden cuatro o cinco nuevos edificios por mes.

¿Qué tipo de problemas o desafíos enfrenta hoy el sector?

El reclutamiento de personal es lo más problemático. Antes podíamos tercerizar la instalación de sistemas, pero ahora con la ley de responsabilidad penal empresarial debemos tener personal propio. Y no es fácil ampliar la plantilla con personal idóneo. El país tiene falencias en la formación del oficio, de gente que como mínimo tenga buena manualidad para aprender los requerimientos que exige la profesión hoy.

Servicios de noche "no son rentables", sino "una inversión".

¿Cuánto cuesta a un cliente la visita de un cerrajero de Abelenda en la noche?

Unos $ 750, impuestos incluidos. Una copia de llave Star, impuestos incluidos, $ 120. Contra lo que la gente pueda pensar, no somos más "careros" que nadie.

A veces el problema se resuelve en cinco minutos.

Pero si demora una hora o más, el precio es el mismo. Todo depende de si ve usted el vaso medio vacío o medio lleno. En ese precio están incluidos los $ 136 de IVA, el traslado en taxi, las cargas sociales. Para nosotros no es un servicio rentable. Es una inversión. Una más de las que hacemos. Ahora, acabamos de invertir en tecnología para poder hacer el 80% de las llaves del parque automotor. Antes debíamos duplicarlas nada más, ahora debemos también clonar el chip o contar con la tecnología que se comunique con la computadora del automóvil y extraiga de ella la información que se precisa para programar la llave.

¿Qué inversión supuso contar con estos equipos?

Unos US$ 5.000, sin contar el costo de la capacitación de los técnicos, que implicó un viaje a Europa y otro a Argentina.

APUNTES DE CARRERA.

1914

Ricardo Abelenda funda su taller de cerrajería. A partir del año 1943, sus hijos, Ricardo y Rubén se hacen cargo de la dirección de la empresa.

1980

Junto con José Carradori, Omar Ferrero compra la empresa. Tras el fallecimiento de su socio, hace dos años, comparte la dirección con Gabriel, el hijo de aquel.

1989

Abre el local en Constituyente y Minas, en esquina cruzada con el actual, en donde la empresa dejó de ser un taller de cerrajería para pasar a brindar más soluciones.

1994

La empresa se muda a la esquina actual en Constituyente 1703, ya consolidada como integradora de sistemas de seguridad. Por estos días está siendo remodelado.

CIFRAS DEL NEGOCIO.

40%.

De la facturación es generada por la venta de hardware para la seguridad de bienes y personas.

3.500.

Cerraduras y unos 5.000 cofres proveyeron a 50 hoteles en los últimos años. El 40% de la facturación surge de contratos con el Estado, actuando como proveedor de empresas constructoras.

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Ferrerro: "El reclutamiento d personal es lo más problemático del sector". (Foto Leonardo Carreño)

Omar Ferrero - Director de Abelenda Hermanos

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