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"A Netflix no lo veo como un enemigo ni cerca, al revés, nos potencia"

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Uno a uno Mariana Chango

La ejecutiva considera queel éxito de la plataforma de películas y series contribuye a generar "avidez de consumo audiovisual" y destaca que la concurrencia al cine crece "en forma sostenida"

Tiene 49 años, nació en Montevideo. Tras 10 años de ejercicio como ingeniera civil, un Master en Gerencia de Empresas de Telecomunicaciones la llevó al departamento comercial de telefonía móvil de Antel (Ancel).Esa experiencia la preparó para los grandes desafíos en el mundo de las salas de cine, que dos por tres está jaqueada por los cambios tecnológicos. Dice que la cantidad de espectadores en Uruguay está creciendo y que el éxito de la plataforma de películas y series Netflix contribuye a generar «avidez de consumo audiovisual». Considera que la inversión en salas es el principal reto, aunque le ve «corta vida» a las tecnologías de proyección que mueven butacas y lanzan agua al espectador. Está casada, tiene tres hijos y se autodefine como «una trituradora de libros».

Trabajó en los inicios de la telefonía móvil de Antel. ¿Hay algo aprendido en esa etapa que hoy aplica como gerenta de Life?

Venía de estar de botas, overol, de bajar a las cámaras y de la obra, de lidiar con cuadrillas y demás. Y cuando terminé la maestría pasé a integrar el departamento comercial de Ancel. Ese fue el turning point de: me tiré a la piscina y al día de hoy no me arrepiento de haber dejado la parte más dura de la ingeniería para dedicarme a las áreas comerciales. De esa etapa me sirvió todo lo que aprendí. Fue una enseñanza intensiva. Siento que estuve en el momento indicado en el lugar indicado: era cuando estaba apareciendo la mensajería móvil y se decía que no iba a andar porque había que apretar varias veces para marcar una letra (risas). Los teléfonos tenían tres letras por tecla y se decía que eso nunca iba a funcionar. Y también se cuestionaba quién iba a mirar Internet en el teléfono. Yo siempre fui una convencida de que el futuro iba por ahí y el tiempo me dio la razón. En todo ese proceso aprendí también cómo hay que gestionar un proyecto grande como el Internet móvil y cómo presentarlo a la gente.

En el negocio del consumo de películas cambiaron los grandes jugadores del sector. Basta ver cómo Netflix destronó a Blockbuster. ¿Qué desafío supuso esto para el cine?

Siempre hubo desafíos grandes. Al cine le pronosticaron la muerte varias veces, como ocurrió con el VHS o con el DVD. Pero el cine sigue conjugando la experiencia social. No es lo mismo ver una película como No respires en el living de tu casa que verla en el silencio nervioso de una sala oscura y llena de gente. Ese es el gran valor agregado. La pantalla y el sonido se pueden copiar un poquito en el hogar, pero la experiencia colectiva de ver cine es bastante irrepetible. Además, el cine crece. Yo creo que se retroalimentan positivamente, se potencian. Hay mucha más avidez de consumo audiovisual por parte de la gente, gracias a esas tecnologías que son más sencillas y cercanas al hogar. A Netflix no lo veo como un enemigo ni cerca, al revés, creo que potencia a la industria audiovisual.

¿Cómo evoluciona la concurrencia al cine en Uruguay?

Viene creciendo en forma sostenida. Eso es muy bueno. Nuestra empresa tiene números crecientes en cantidad de espectadores en los últimos cinco años, de forma sostenida un 10%. Este año todavía no cerró, pero viene siendo muy bueno.

¿Cuántas personas asisten a las salas de cine por año?

Se manejan unos 3 millones de personas por año. En 2016 fue un poquito más incluso. Este año creo que vamos a terminar un poquito arriba de eso. El ratio general es que el uruguayo va al cine una vez al año. Es similar al de Argentina y Chile, mientras que los países del Caribe tienen mayor asiduidad. Tenemos un consumo de películas un poco diferencial. Woody Allen funciona seguro en Uruguay y debe ser de los pocos países de América Latina donde eso ocurre. También funcionan los blockbusters como un Rápido y Furioso.

¿Cuáles son los retos para seguir creciendo?

El meollo son las altas inversiones que hay que hacer para instalar salas. En el complejo Alfabeta ya desbordan las salas todos los fines de semana, no puede crecer mucho más. Podría hacerlo si se llenara los martes, pero en ningún lugar del mundo eso sucede. Aunque regalaras la entrada, la gente no puede ir. Es difícil crecer en algunos complejos que ya están trabajando muy bien. Y para instalar salas la restricción básica son las altas inversiones y que tienen un período de recupero largo, porque se vende cada entrada a $ 200. Y hoy con toda la tecnología digital hay mucha reinversión permamente, hay que o cambiar el servidor o el sistema de audio o las placas… Todo el tiempo hay que invertir. Pero hay una capacidad instalada buena, con una cantidad de salas muy razonable para la población que tenemos. El Interior merecería más salas, pero hay un tema de idiosincrasia difícil de cambiar que ha frenado un poco la llegada de complejos más grandes.

¿Cuánto se debe invertir para abrir una nueva sala?

Depende mucho de las condiciones de la infraestructura. Pero a una sala le tenés que hacer una aislación acústica muy importante de paredes, techo y demás que son unos cientos de miles de dólares. Luego están las butacas, revestimientos y demás y todo lo vinculado a sonido y proyección, que depende un poco del tamaño de la sala, del proyector, del servidor que tengas que comprar y demás. Estamos hablando de que entre audio y digital serían unosUS$ 200.000 o US$ 250.000. Entonces, una sala podría requerir unos US$ 500.000 de inversión.

Pasemos a los ingresos. Una parte importante proviene de la venta de entradas.

De la entrada normalmente va la mitad para la distribuidora de películas (Warner, Fox, etcétera). En los grandes estrenos es un poco menos de la mitad, en películas más chiquitas es un poco más. Depende un poco del tamaño, del estreno, de en qué cantidad de salas se exhibe. Ese porcentaje se negocia, pero anda en un promedio del 50%.

¿Ocurre como en EE.UU. que la venta de refresco y pop es un ingreso muy relevante?

En los complejos en general es una línea de ingreso importante, sí. En Costa Urbana sobre todo, porque es un público muy adolescente, muy consumidor de pop y refresco. En Alfabeta, no. Es un perfil de mayor edad, que busca una propuesta más cultural, concentrarse en la película... aunque de repente se toma un cafecito antes. En términos generales, el público gasta en pop y refresco más o menos la tercera parte de lo que gasta en la entrada.

En promedio, ¿cuánto tiempo están exhibidas las películas?

A algunas le erramos y están una semana y se van (risas). Son las menos, pero pasa. Y hay películas como los blockbuster que de repente duran tres meses. Y otras películas son inesperadas. Ahora hay una comedia italiana, ¡No renuncio!, que viene con un lote de semanas y creo que va a seguir porque la asistencia lo amerita, la gente la quiere ver, entonces sigue en cartelera. A veces te llevás esas sorpresas de que pensabas que era una película para dos o tres semanas y de repente está siete. Y a veces se van aún con asistencia porque empujan demasiado los estrenos.

Para que una película se mantenga, ¿cuántos espectadores tiene que tener cada función?

Depende mucho, porque incide mucho la performance relativa con respecto a las otras películas del complejo. De pronto el fin de semana estuvieron las cinco salas de Alfabeta llenas, pero viene un estreno entonces voy a tener que sacar alguna que llenó. Tal vez una vendió seis entradas menos que otra, pero se tiene que ir para hacerle lugar al estreno. Es todo un arte programar; ver qué entra, sale, baja y se mueve de horario. Lleva años…

El cine 3D se ha afianzado en Uruguay. ¿Qué otras estrategias manejan para potenciar la experiencia del espectador?

Hay otras tecnologías, como el 4D y el 4DX, que es cuando la butaca se mueve y te tiran aire o agua. En algunos países de Latinoamérica se han instalado salas. Todavía soy una observadora y lo veo de muy corta vida acá. El cine 3D es una experiencia relevante y no algo tan agotador como la butaca moviéndose, el aire y el agua. Acá, por ejemplo en los complejos Alfabeta y de 21 de setiembre, tratamos de potenciar la experiencia en el lobby, el cafecito en el living, brindar espacios para la interacción social en la previa a la entrada a la película. Eso acompaña el talante del complejo, que es un poco distinto al de los centros comerciales. Pero en todos tratamos de acompañar la experiencia en el lobby, que haya espacios para que la gente interactúe, que no sea solo un lugar de espera.

Ahora se pueden comprar las entradas numeradas, no es necesario hacer cola…

Sí, pero igual la gente viene antes y hace cola. Es como que lo tiene tatuado (risas).

¿La compra por Internet crece?

Sí, la gente después de que compra una vez por Internet compra siempre por ahí. Es una comodidad. Al público más grande le cuesta más y suele venir a la boletería, pero es una transición como todo. Creo que en unos poquitos años el 90% se va a vender por Internet.

¿Ese canal permitiría otro tipo de vinculación para adaptarse mejor a las preferencias del usuario, como hace Netflix?

Sí, sin duda. En la app, por ejemplo, vamos a implementar notificaciones de estrenos. Tenemos una buena base de datos pero somos muy cautelosos con el mailing; normalmente enviamos una vez por semana los estrenos y cuando hay algún evento muy excepcional. Tratamos de no invadir porque es difuso el límite entre «qué bueno que me recomiendan esto» y «qué pesado que me mandan otro mail más».

Podrían recomendar películas en función de si personas con perfiles similares las vieron.

Podría llegar a aplicar pero, a diferencia de Netflix, en el cine las películas son de baja duración. A veces no dan los plazos para lograr que con una película que está dos o tres semanas la gente se siente y haga una recomendación. En Netflix las películas quedan y se van acumulando las calificaciones de la gente, entonces es mucho más sencillo. Acá entran y salen.

En Netflix abunda el consumo de series. ¿El cine puede aprovechar esa tendencia?

El cine tendría un lugar para hacer ese tipo de cosas. De hecho, en algunos países se hacen lanzamientos de series o del último capítulo de una serie en el cine. Acá no se ha hecho. Me da un poco de duda si la serie va muy ligada al consumo en el hogar, porque se ve en horarios cortos, normalmente de 40 minutos, no da para trasladarse al cine. Pero tal vez es un ámbito a explorar.

«Al uruguayo le falta pensar más en grande y tenerse confianza»

Es socia de Tokai Ventures. ¿Cómo comenzó a trabajar allí?

El grupo de cines comenzó con la parte de inversiones en 2007. Yo de manera personal siempre estuve un poco ligada, pero más formalmente a partir de 2009 a la parte de Tokai. Tiene todos los ingredientes que me gustan de apuntalar una empresa desde el arranque y diseñar estrategias. No me divierte tanto invertir en una startup y esperar cómo le va, sino trabajar con ella.

También es mentora en Endeavor. ¿Cuáles son los mayores desafíos para los emprendimientos locales?

En Uruguay hay un ecosistema emprendedor muy importante. Quienes tienen ideas relevantes o con futuro tienen instituciones adónde acercarse. Al uruguayo le falta pensar más en grande y tenerse más confianza. Trabajamos mucho con emprendedores argentinos y se ve la diferencia. Al presentar una misma idea, el uruguayo es más perfil bajo y el argentino se quiere comer la cancha. Nuestro mercado es muy chico, deberíamos insertar en el ADN del uruguayo que nuestro mercado es el mundo. Si queremos crecer tenemos que mirar mucho para afuera.

Apuntes de carrera

1998

Antel le propuso cursar un MBA con énfasis en telecomunicaciones junto a un grupo de profesionales. Cuando lo terminaron, conformaron el departamento comercial de Ancel para, entre otros aspectos, desarrollar la mensajería móvil.

2004

Ingresó al grupo de cines Hoyts como gerente de marketing y en 2008 asumió la gerencia general.

2012

Los cines cambian de marca por "Life Cinemas", luego de que la multinacional Hoyts vendiera sus operaciones en Argentina, Brasil, Chile y Uruguay.

2013

Desde este año es socia del fondo de inversión Tokai Ventures. También es mentora en Endeavor y el Centro de Innovación y Emprendimientos de la Universidad ORT

Cifras del negocio

900

Son los espectadores que pasaron por salas de Life Cinemas el año pasado.

22

Son las salas que tiene Life Cinemas en el país. Diez de ellas están en Montevideo repartidas en tres complejos, cuatro en el shopping Costa Urbana y ocho en Punta del Este.

Uno a uno Mariana Chango
Uno a uno Mariana Chango

Entrevista a MARIANA CHANGO, GERENTA GENERAL DE LIFE CINEMAS

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