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"El Ministerio de Salud Pública debe mirar un poco más"

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Risotto. Asegura que el mercado es "ferozmente competitivo". Foto: Marcelo Bonjour.

Pionera en la incorporación de técnicas y tecnologías novedosas al mercado, cree que falta formación en el rubro a la hora de utilizarlas con rigurosidad y dice que faltan controles del gobierno

Es montevideana y abogada. Nunca ejerció esa profesión, aún así asegura que le ha sido de máxima utilidad para gestionar la empresa que fundó hace casi 30 años y que hoy focaliza sus servicios en el área de tratamientos estéticos corporales y faciales, entre otros. Formada en Uruguay y en el exterior, ejerciendo en Buenos Aires y Montevideo, es decana en su rubro, pionera en la incorporación de técnicas y tecnologías novedosas al mercado. Cree que falta formación en el rubro a la hora de, precisamente, utilizarlas con rigurosidad, porque asegura que en el mercado se omite considerar las contraindicaciones que pueden existir para cierto tipo de personas. Está casada y dedica mucho de su tiempo a la filosofia, el misticismo y a su hijo Mateo, de 11 años.

¿Cómo fueron sus inicios en esta profesión?

Mientras estudiaba abogacía trabajaba con un médico que venía de Argentina para tratar la celulitis con un método innovador. Era su secretaria, pero colaboraba en los tratamientos. Aprendí muchísimo con él, Néstor Espósito, especialmente lo que no había que hacer. Era una especie de gurú en lo suyo. Pero todos los temas de estética me gustaron siempre. A los 15 años tenía una carpeta enorme con recortes de diarios y revistas que coleccionaba, organizada por zonas del cuerpo. Me armaba mi propia enciclopedia. Se ve que estaba en mí. Siempre fue mi pasión.

¿Ejerció la abogacía?

No. Pero nunca me arrepentí de haber hecho esa carrera. Me sirvió mucho a la hora de montar y manejar mi propia empresa.

¿Cómo surge esa opción?

Cuando me recibí, dejé de trabajar con Espósito y me mudé a Buenos Aires, empecé allá haciendo tratamientos corporales. A los dos años me instalé en Montevideo, con un consultorio en mi propia casa. Con el tiempo fui tomando distintos cursos, en Francia, en Miami, en Suiza, sobre terapias naturales, aromaterapia, fangoterapia, y una técnica con compresas de hierbas. Fuimos los primeros en traer a Uruguay la técnica de la termoterapia, con tecnología Thermotrin de Suecia, a comienzos de los ‘90. Son bandas de infracalor profundo, que ayudan a degradar la grasa corporal y da mucho resultado. Seguimos desde esa época con la misma fábrica, renovando constantemente los equipos, no lo hemos sustituido con nada, nos ha pasado con casi todas las técnicas, utilizamos las mismas con las que comenzamos. Hemos incorporado nuevas, pero no sustituimos las anteriores.

Cuando usted comenzó, ¿el mercado era muy distinto?

Había muy poca cosa en tratamientos y menos conciencia en la gente respecto del cuidado del cuerpo. Atendía en esa época el Dr. Cormillot y una clínica que se llamaba Corporial, que era la top del momento, en la calle Río Branco y otra en Jaime Zudáñez, que no recuerdo el nombre, porque todo el mundo la nombraba así. Esto se popularizó en los años ‘90. Antes, solo los segmentos más altos accedían a tratamientos estéticos. Ahora se ha extendido a todas las clases sociales.

¿Cómo organiza los distintos tipos de tratamientos que se imparten en su clínica?

Tenemos cuatro grandes áreas, vinculadas a la estética corporal, los tratamientos faciales, la depilación médica definitiva y flebología. En tratamientos corporales lo más frecuente es atender obesidad, con tratamientos para el adelgazamiento y la reducción localizada, y combinando las distintas técnicas para tratar la celulitis, las estrías y recuperar la tonicidad muscular, siempre acompañando los tratamientos con planes de alimentación racional. Nos importa ayudar a que la persona cambie los hábitos que la llevaron a engordar, porque lo importante no es bajar rápidamente de peso, sino ir en forma paulatina, para mantener el que se ha ido alcanzado. En lo que hace a tratamientos faciales, hacemos de todo tipo; los más sencillos son el peeling, que es la exfoliación de la piel con ácido glicólico, que introducimos al mercado nosotros hace muchos años; la microdermoabrasión, que es una exfoliación más profunda, y un tercero que requiere manos médicas y que se realiza con un equipo que hemos traído recientemente, el V-Shape, y que logra mayor profundidad aún.

¿Estos últimos son tratamientos invasivos?

No. Son apenas invasivos, no quirúrgicos. En lo facial, la profesional médica realiza también rellenos de hialurónico, para pliegues de la piel, y de toxina botulínica, que descontractura y alisa líneas gestuales. Estos son avances fantásticos de la estética, porque sin llegar a la cirugía se logran resultados visibles y muy buenos. También son extraordinarios los resultados de la depilación médica definitiva.

¿Cuál es el perfil del consumidor de estos tratamientos?

Los tratamiento de depilación son realizados por mujeres con problemas de vello en el rostro, con hirsutismo, pero también por aquellas que sencillamente quieren dejar de depilarse las pantorrillas, las axilas. Y hombres también. Son jóvenes los que se depilan el pecho, la espalda y la barba. La barba es sobre todo por comodidad y coquetería. Los hombres mayores también consumen tratamientos faciales. Para corporales, vienen sobre todo mujeres, que buscan remodelar su cuerpo en algunas zonas o un cambio radical. Cerca del 65% de nuestros tratamientos son corporales, pero la mayor cantidad de personas tiene un sobrepeso de entre cinco y 20 kilos. Un 60% de nuestros clientes recompran con frecuencia, cada año o cada tantos años hacen tratamientos para mantenerse, o fueron a otra clínica y volvieron. Esto nos pone muy contentos.

¿Hasta dónde llega el tratamiento para problemas flebológicos (vinculados al estado de las venas)?

Llegamos siempre hasta lo no quirúrgico, aunque el equipo está integrado por médicos, nutricionistas, cosmetólogas médicas, fisioterapeutas. El 90% de las mujeres tenemos telangectasias, que son esos vasitos capilares que se visualizan como líneas rojas o violáceas, lo que llamamos «arañitas». En muy pocas sesiones, con la escleroterapia, una técnica médica simple e indolora, se borran totalmente, sin ningún efecto secundario.

Estamos en plena zafra. El verano expone los cuerpos.

Sí, de agosto a diciembre es nuestra zafra, durante el resto del año por suerte la gente también se acuerda de su cuerpo. Atendemos muy bien todo el año, pero en estos meses se acercan a nosotros muchos más.

¿Cuántas personas atienden anualmente?

Unas 1.300 personas al año. Pueden comprar paquetes pequeños de masajes relax por ejemplo, pero es poco frecuente y también más de un tratamiento, por ejemplo corporal y facial, corporal y depilación definitiva.

¿Cuál es su facturación?

No, prefiero no decirla.

¿Y cuál es el costo promedio de un tratamiento?

Entre $ 20.000 y $ 30.000, los planes corporales.

En la facturación, ¿cuánto representa lo corporal?

Un 70%.

¿Apuestan más a la pauta publicitaria en medios o al boca a boca?

Hacemos mucha publicidad, con los servicios de Macunaíma desde hace más de 20 años, en televisión y prensa escrita. Pero también el boca a boca funciona.

¿Cómo ve al mercado hoy?

Ha ido evolucionando. Hay muchos gimnasios y nuevos spas, pero nosotros trabajamos muy bien, aún cuando no hacemos spa en la actualidad. Supimos manejar el del Hotel Las Dunas y antes en Punta del Este, en una casa y en un local. Luego estuvimos también en Punta Carretas Shopping, incluso tuvimos durante muchos años un mini gimnasio, en el entrepiso, pero hoy nos estamos especializando en lo que hacemos, que es lo que más me gusta: que las personas obtengan resultados visibles.

Los spa se abocan más al bienestar. Ahora estamos focalizados en crecer para adentro, en calidad, nos actualizarnos en forma continua, en el tipo de tratamientos y la tecnología, importándola o comprando al importador. La gente nos busca por esto y creo que somos líderes en el rubro, aunque no tenemos estudios de mercado. Tampoco asociaciones gremiales.

¿Es un sector muy competitivo?

Ferozmente competitivo.

¿Qué entidad del gobierno lo fiscaliza?

La DGI y el BPS, nada más. Es un sector sin regulación ni control de Salud Pública. Salud Pública debería mirar un poco más. Hay técnicas que tienen contraindicaciones, siempre se requiere contar con médicos para aplicarlas o supervizarlas. Algunas están vedadas para personas con problemas cardíacos, para personas que fueron o son pacientes con cáncer, o que tienen problemas de presión. Hay gente que se compra un aparato y por él pasa todo el mundo. Claro, el daño no se produce en el momento de hacer el tratamiento, no es que la persona haga el tratamiento y se muera. No existe ese riesgo, pero puede tener algún efecto contrapruducente para su salud. Por eso somos extremadamente cuidadosos en esto. Si la persona no puede hacer el tratamiento, no lo hace, o elegimos el que sí pueda, por eso tenemos una variedad tan grande. Esa rigurosidad es lo que falta.

¿Es una práctica común?

Soy del rubro, estoy de este lado del mostrador, me consta que ocurre. Hay muchos lugares que no tienen médicos. Sé de cosmetólogas que inyectan sustancias medicamentosas en el organismo sin ser médicas.

¿Hay gente que busca en Alicia Risotto reparar tratamientos mal hechos en otras clínicas?

Sí, sobre todo por cirugías que no quedaron bien y, aunque es muy difícil corregirlas hacemos lo que podemos. Y también para reparar otros tratamientos, porque hay gente que no tiene suficiente formación como para impartirlos. Aquí nadie baja de peso generando flaccidez, porque aplicamos tratamiento en forma progresiva en dosis adecuadas.

¿Le genera algún tipo de expectativa el cambio de gobierno?

No. Me parece que todo va a continuar más o menos igual. Como siempre ocurre, hay cosas positivas y otras no tanto. Este gobierno ha hecho cosas buenas, pero hay deficiencias que son tremendas, sobre todo en seguridad y salud, que son áreas prioritarias. También las hay en educación, pero la vida es lo primero. Dos veces entraron en mi casa a robar, también me robaron el auto. Y a todos nos está tocando cerca. Creo que el gobierno se tiene que ocupar de esto.

«Muchas se formaron conmigo y luego se independizaron»

¿Qué gasto incide más en sus costos?

El costo de personal es el más alto. Tengo un staff de 30 personas todo el año, que se amplía a partir de primavera hasta fines del verano. La mitad del personal, por lo menos, trabaja conmigo hace muchos años, y esto es una enorme satisfacción.

El resto, la gente más joven, tiene un nivel alto de rotación; es difícil manejarlo. Son jóvenes, se entiende que están haciéndose en la profesión, pero faltan a sus compromisos, no logran interesarse por el trabajo, aún cuando les ofrecemos y damos capacitación. No permanecen en el tiempo, se ausentan mucho, sobre todo los asistentes no profesionales. Este es el único problema que observo a la hora de gestionar la empresa.

Mucha gente en el sector se formó con usted.

Sí, varias profesionales de la estética se iniciaron conmigo. Luego se independizaron. Pasa en todos los rubros. Son las reglas del juego. Incluso pasa a nivel de laboratorio. Tuvimos permiso de Salud Pública para fabricar ciertos productos que utilizábamos en lo cotidiano, pero nunca tuve marca propia. Algunas de mis discípulas ya tienen las suyas.

El eterno femenino de una imaginativa pintora
Risotto. Asegura que el mercado es "ferozmente competitivo". Foto: Marcelo Bonjour.

ENTREVISTA A Alicia Risotto, DIRECTORA DE CLÍNICA ALICIA RISOTTO

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