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Gowland: "La naturaleza tiene un rol central en el desarrollo productivo"

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Gowland. El compromiso sustentable es visto como un "beneficio del producto". Foto: La Nación / GDA.

El gerente regional de The Nature Conservancy ponderó la preservación de la "infraestructura verde"

La naturaleza cumple su rol en el desarrollo productivo y de las comunidades. Perder «infraestructura verde» implica dejar a las sociedades más expuestas a eventos como las inundaciones, que afectarán tanto la vida de las personas como la capacidad de producir bienes. Por eso, las empresas tienen una responsabilidad central en mitigar o revertir daños. La tarea puede estructurarse en tres pasos: primero, conocer cuáles son los impactos generados por la propia actividad; segundo, innovar en el diseño de los productos, y tercero, hacer una transformación sistémica para que todas las firmas de un rubro jueguen en la misma cancha y respeten los principios de una economía sustentable.

Santiago Gowland, vicepresidente ejecutivo de innovación global y gerente general para Latinoamérica de The Nature Conservancy (TNC), una organización sin fines de lucro que se propone trabajar en la promoción del desarrollo sustentable, señaló que uno de los problemas de la región es que, si bien guarda el 30% del agua potable del mundo y lidera la exportación de agroalimentos, tiene millones de habitantes que no acceden al agua.

TNC opera en Argentina desde 2008 en áreas como la gestión integral de cuencas hídricas. Desde 2016 gerencia una estancia productiva en la Patagonia, que funciona como una demostración de pastoreo sustentable. Tiene 800 científicos y está en 70 países.

—¿En qué medida es responsable la actividad de las empresas de que la infraestructura verde se vuelva menos eficiente?

—La complejidad del tema requiere la intervención de gobiernos, de la sociedad civil y de las empresas. Si se divide la función de sustentabilidad de las empresas en tres grandes bloques, la primera es la que se define como responsabilidad corporativa: se crearon herramientas para entender los impactos directos, indirectos e inducidos de una actividad. Se miden y se analizan científicamente. Así se iniciaron los reportes globales de sustentabilidad y se fijan los objetivos para reducir impactos. La segunda fase es ver las posibilidades de innovación. Cuando estuve en Unilever, veíamos que en la marca Lipton, por ejemplo, la aplicación de normas de agricultura sustentable mejoraba la productividad y bajaba costos. Y, además, asumir compromisos sustentables era percibido por el consumidor como un beneficio del producto. El tercer rol es transformar los mercados para que el campo de juego esté mejor y que en la fase precompetitiva todas estén en iguales condiciones. Cuando estuve en Nike hablé de crear este tipo de función, que es la innovación sistémica. Uno solo no puede resolver el problema. Por ejemplo, el 60% del impacto ambiental de un par de zapatillas está en los materiales. Y si hay que cambiar la paleta de materiales, ninguna empresa tiene la inversión en investigación y desarrollo como para hacerlo.

—En la industria textil los problemas de reputación están vinculados a condiciones laborales, ¿esta situación mejoró en algo?

—Hay que lograr un entendimiento colectivo del sistema para analizar cómo cambiar, y esto aplica tanto a los materiales como a las prácticas laborales. En la búsqueda del triple impacto va todo junto. En la industria textil llevamos el tema de la innovación a lo laboral. En las fábricas en Indonesia, por ejemplo, la productividad bajaba y había mucha rotación; había que entender por qué y no había en ese caso falta de educación ni maltrato; había un problema de infraestructura: cada vez que llovía mucho era imposible que las personas llegaran a las fábricas.

—¿La economía verde genera productos más caros, por ejemplo, por los costos de innovar?

—Es difícil generalizar; en algunos casos puede ser más barato y en otros, más caro. En el mercado de orgánicos la falta de escala genera costos logísticos mayores, condiciones más difíciles de negociación con las cadenas...

—¿Hay realmente más conciencia del lado del consumidor?

—Hay tres grupos de consumidores: los entusiastas, que llevan en su vida una coherencia y consideran que su compra es un voto por la marca; los que se guían por el beneficio funcional (ven que los productos son mejores) y los que no están interesados en el tema.

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Gowland. El compromiso sustentable es visto como un "beneficio del producto". Foto: La Nación / GDA.

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