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«La gente aún prefiere el cara a cara»

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Francisco Bello, gerente general de Redpagos. (Foto: Marcelo Bonjour)

Tiene 54 años. Aunque nació en San José se identifica como sanducero, por haber cursado allí la escuela y casi todo el Liceo. Es contador por la Universidad de la República. Los números marcaron además de su vocación, su carrera laboral.

Trabajó en PwC y durante años integró el directorio de banco Santander. En enero, asumió en la cadena de cobranzas Redpagos. Considera que todavía, «y por mucho tiempo», los consumidores seguirán pagando sus cuentas en locales, aunque considera que es necesario aggiornarse a las modalidades que trae la tecnología. Destaca el trabajo de la empresa en inclusión financiera y señala que es necesario «pensar tanto en los beneficios al incluido como en la rentabilidad de los que incluyen». Está casado, tiene tres hijos. Sus pasiones son el cine y Peñarol.

Usted tiene una larga trayectoria en el sector financiero. ¿Cuál ha sido el cambio más crítico que ha visto en la industria?

El sector financiero —si hablamos de los bancos— ha seguido la transformacion que ha tenido el mundo. Y Uruguay no está ajeno a cómo ha evolucionado la banca en el mundo. Cuando entré al banco hace 27 o 28 años, era impensable hablar de canales digitales, se veía muy lejano. Cambió la forma de hacer banca, de llegar a los clientes. Y después, todo el sistema financiero en general se fue adaptando a lo que es la realidad-país. En Uruguay hay muchas empresas administradoras de crédito y financieras que hacen otra parte o complementan a la banca retail, lo que da una «foto» distinta (del sector) respecto a otros países. Pero el cambio dramático que estamos sufriendo todos es el cambio tecnológico, el cambio de la inmediatez, y de alguna manera eso también se refleja en el sistema financiero. El ecosistema ha tenido y tendrá que lidiar, mucho más en el futuro, con los cambios tecnológicos y sobre todo con la velocidad de esos cambios.

La tecnología ha creado nuevas formas de pagar y cobrar. ¿Cómo afecta esa disrupción en su actividad?, ¿piensan reconvertir el modelo de negocio?

El corazón de Redpagos es la red de subagentes. Y si bien ha habido un cambio por los nuevos medios de pagos —incluso se ve en los informes del Banco Central cómo han crecido por ejemplo los pagos con tarjeta de débito—, la gente sigue prefiriendo operar aún con una tarjeta de débito en el local. El cara a cara se habrá perdido en algunas cosas, pero en el pago de las cuentas, cuando uno tiene que asegurarse que están pagas, hoy y creo que por bastante tiempo, la gente sigue prefiriendo el contacto humano. Que cambie la modalidad de cómo se paga es otro tema y es lo que se está acrecentando. La globalización del pago por otros medios digitales todavía tiene un camino por recorrer. Tenemos un trecho en el cual hay que darle servicio a la gente, y consideramos que Redpagos da un servicio social.

¿A qué se refiere con social?

Me refiero a que es como si fuera un servicio esencial. Hoy uno no se puede imaginar sin las redes de pagos. La mayoría de la gente cuando piensa que tiene que pagar algo, va a una red. Ese servicio social que entendemos que ofrecemos da la posibilidad de que la gente pague, cobre y tenga alguien cerca que le pueda brindar esas opciones. Obviamente, esto es una empresa y tiene que ser rentable, (pero) ese leitmotiv es lo que te diría que nos pone como un jugador muy importante en la cadena de pagos del país.

Las posibilidades tecnológicas no cubren hoy todas las opciones de operación disponibles en los locales físicos. ¿Ahí hay una ventaja todavía para las redes?

Creo que hay que aggiornarse y no es a costa de la carencia, de la profundidad de los cambios que uno tenga que crecer. Ése no es el sentimiento que tenemos por delante. Los cambios van a venir con o sin estrategia... Nosotros lo que estamos haciendo es poner a disposición de la gente los medios para que utilice las herramientas nuevas que da la tecnología. Antes se pagaba con efectivo y ahora podés pagar con tarjeta de crédito, y para eso tenés que tener un POS. Cuando das un paso más y ves cómo estamos a nivel de celulares, de comunicación, se observa que Uruguay está en una situación privilegiada. Hoy la tecnología está llegando a mucha gente, en todo el país y dar los pasos para usar eso en función del día a día, en sus cuentas, seguramente el tiempo lo va a decir.

Tienen más de 400 subagencias en todo el país. ¿Cómo definen la instalación de los locales?

No hay posibilidad de abrir un Redpagos si no es anexo, un complemento, a un negocio principal. No vas a ver un Redpagos a mitad de cuadra, sino un supermercado con un Redpagos adentro, una estación de servicio con un Redpagos anexo, o en una farmacia, o en una casa de cambio. ¿Por qué? Porque justamente nosotros apuntamos a que quienes piden la franquicia tengan su negocio, con su flujo de gente, si bien por supuesto poner un Redpagos le va a traer flujo también. Pero digamos que la parte más redituable tiene que ser su negocio principal. En otras palabras, un franquiciado no va a hacerse millonario con un Redpagos, va a sacar una renta razonable, una especie de sueldo para complementar. Así que es una condición al estudiar la apertura de un local, si (el interesado) tiene negocio y de qué tipo.

Francisco Bello, gerente general de Redpagos. (Foto: Marcelo Bonjour)
Francisco Bello, gerente general de Redpagos. (Foto: Marcelo Bonjour)

En vista del crecimiento de las opciones remotas de pago, ¿qué actitud están tomando para evaluar nuevas aperturas?

En esto lo primero es cuidar a los subagentes en el sentido de que sean rentables en los términos que le decía. En ese marco, cada vez que tenemos una solicitud de apertura lo que hacemos es ver si un local adicional en cierto lugar no daña a los otros (ya instalados). Siempre es por el bien del que quiere poner el local y de los que están. Dado el nivel de penetración que tenemos, no hay una política súper proactiva de abrir locales. Es más a demanda, salvo algunos lugares donde podemos ver que tenemos resentida nuestra participación de mercado. Por otro lado, tampoco hay un freno especial por las tendencias digitales. Sí somos proactivos con las miniagencias porque decidimos «recoger el guante» ante las facilidades que está dando el gobierno (para los corresponsales financieros en localidades de hasta 500 habitantes) y porque tenemos la tecnología como para hacerlo, con costos adecuados. Ahí estamos siendo proactivos porque nos interesa brindar ese servicio y además queremos atar esto a nuestra tarjeta prepaga.

Precisamente, Redpagos es emisor de dinero electrónico, un aspecto asociado a la cuestionada ley de inclusión financiera. ¿Qué evaluación hace sobre este proceso?

La legislación lo que puso arriba de la mesa fue «jugar el partido». Nosotros hoy tenemos una emisión de dinero electrónico muy importante. Este es un instrumento que la ley promovió, entonces, de nuevo, recogimos el guante de la inclusión y decidimos entrar en ese proyecto de emisor de dinero electrónico. Con nuestra prepaga, Mi Dinero, se cobran sueldos y se pagan jubilaciones. O sea, en los hechos estamos demostrando que estamos jugando el partido de la inclusión. Respecto a este tema, desde el punto de vista de fondo, creo en lo que la gente haga, no en lo que ni nosotros ni ningún actor pueda imponer. Y no estoy diciendo si la ley tiene que ser obligatoria o no, no entro en ese debate, pero sí creo que la gente se va a incluir cuando quiera ser incluida. La inclusión no es solo cobrar el sueldo por una cuenta bancaria o una tarjeta prepaga, el tema es qué hago cuando cobro el sueldo. La inclusión se produce cuando la gente empieza a usar las herramientas que le dan. Si cobro el sueldo por un banco y lo primero que hago es retirarlo de un cajero, la inclusión se dio desde el punto de vista formal, pero no de fondo. Creo que (la inclusión) se dará naturalmente. Lo que sí decidimos fue estar y estamos con mucha fuerza.

¿Con qué resultados?

Hasta el 1° de mayo cuando pasó a ser obligatorio (el nuevo sistema de pagos) y todavía la tarjeta no había cumplido un año, teníamos 150.000 plásticos. Hoy son 320.000. En tres meses y medio, la obligatoriedad hizo que nos eligieran como medio de pago para salarios, jubilaciones, prestaciones sociales. Eso ha sido un impacto importante pero también que nosotros todo lo que es inclusión lo hacemos con el subagente. Las tarjetas las emite el subagente, no Redpagos central, entonces los tarjetahabientes que pasan a ser clientes de Redpagos, lo son del subagente. Él es el que incluye.

¿Es un negocio rentable?, ¿Qué nivel de transacciones registra?

Muy bajo. En este lote que entró y eligió este medio de pago a partir del 1° de mayo, las tarjetas ingresaron «activas» (N. de R.: es decir, que tuvieron al menos un movimiento en el último mes) porque tenían el sueldo o la jubilación cargada. El desafío es que consuman. Porque el único ingreso que tenemos como emisor de dinero electrónico es el arancel que deja el consumo al abonar en un comercio o al pagar facturas. Cuando cambie el hábito y la gente que estaba acostumbrada a pagar en efectivo empiece a consumir —y note que incluirse tiene ventajas como el descuento de IVA, la seguridad de no manejar efectivo, y que ordena más los gastos— recién ahí empezaremos a tener rentabilidad. Con el proyecto de la prepaga, estamos en etapa de inversión, si usted lo ve como proyección de futuro. Si lo ve en el corto plazo, tenemos pérdidas importantes, porque lo único que nos genera son costos. Creo que en el tema de la inclusión, es tan importante pensar en los beneficios para el incluido como en la rentabilidad de quien incluye. Porque si no se desbalancea.

¿En la evolución del modelo de negocio está la posiblidad de convertirse en un banco?

No. Desde siempre Redpagos ha querido ser y sigue siendo un «mostrador blanco». Nosotros ponemos los mostradores de los subagentes a disposición de cualquier servicio, sea de aquellos que los bancos por corresponsalía están pasando a las redes, u otro. Nosotros no competimos, si no se pierde la razón de ser.

Los redes de cobranza han vivido episodios de inseguridad. ¿Cuál es la situación hoy?

Los locales tienen que cumplir con la reglamentación que pide la Digefe (Dirección General de Fiscalización de Empresas) lo que implica que tengan vidrio blindado, cámaras, seguros. Todas esas cosas los hacen mucho menos vulnerables que otros comercios y lugares expuestos al público. El llamador es que es un lugar donde hay transacciones de dinero, entonces son apetecibles, pero en términos porcentuales son muy pocos los eventos que hay. También, toda esa infraestructura exigida tiene un efecto disuasivo. Pero lo que no puede sostenerse es tener un guardia en cada subagencia, porque es inviable. Entonces, no hay una preocupacion específica más allá de la de cualquier ciudadano.

El sistema de venta de entradas al fútbol «nos desalienta»

Redpagos participa en la venta de entradas al fútbol. ¿Cómo está funcionando el sistema tras los cambios dispuestos por motivos de seguridad?

El fútbol tuvo, tiene y tendrá un posicionamiento muy importante para quien esté allí. Esa fue la apuesta que se hizo y que persiste hoy. Pero así como el fútbol trae satisfacciones, también trae algún problema en cuanto a la ansiedad de la gente para sacar entradas. Nosotros somos muy respetuosos de las disposiciones del gobierno, (pero) desde nuestro punto de vista no ayudaron mucho. Hay una complejidad extra al presentar la cédula para sacar la entrada, lo que un poco nos desalienta de querer seguir. Nosotros creemos que el camino es por la web. Así se lo planteamos a los clubes que contrataron con nosotros. Hablo de una modalidad que no pasa por los locales, como ocurre en muchos países, donde la gente pueda imprimir su boleto y vaya directamente a la puerta del estadio, y ahí que presente la cédula y listo. Ahora, también que no se vendan entradas en los estadios (el día del partido) es una incomodidad para el espectador. Estamos en una situación como de incomodidad. Como está ahora la cosa no sé si seguiremos con este tema en el futuro.

UNO A UNO REDPAGOS
UNO A UNO REDPAGOS

FRANCISCO BELLO - GERENTE GENERAL DE REDPAGOS

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