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Las fórmulas de seis argentinos para innovar en un país complejo

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La idea original a todos les fue cuestionada, pero con esfuerzo y perseverancia demostraron que la clave no siempre pasa por reinventar la rueda, sino por hacer que ésta gire cada vez más rápido.

¿Cómo se puede conquistar a través de una app de preguntas y respuestas a públicos tan disímiles como el estadounidense, el turco y el español?, ¿por qué un GPS puede salvar el dilema de la valija perdida?, ¿cómo los cordones de zapatos podrían pasar a la historia? Esas son algunas preguntas que se hicieron seis argentinos innovadores al gestar nuevos proyectos en un país donde muchas veces el entorno macroeconómico invitaba a retroceder.

Roby Souviron

Fundador de despegar.com, firma de turismo presente en 21 países y con ventas por US$ 4.000 millones

«La mejor manera que tenemos para innovar es ser usuarios de lo que vendemos. Es mirar desde cómo nos miran». Así de simple y a la vez complejo resume Souviron, la manera en que innovan en despegar.com. Admite también que «miramos mucho lo que hacen los demás. Acá no se trata de reinventar la rueda, sino de hacer que ésta ande cada vez mejor». Y coincide con los nuevos manuales de management sobre la idea de «ensayo y error». «Hay que hacer las cosas lo más rápido posible. Si tiene aceptación sigue y si no se busca otra nueva para implementar. Lo que no se puede hacer es esperar», agrega.

La mirada desde los ojos del cliente debe ser local, según su propia experiencia. «Uno de nuestros mayores inventos fueron los viajes en cuotas. Es una iniciativa que surge en la Argentina y luego replicamos en el resto de América latina. La fórmula para innovar en este caso fue analizando las conductas de los clientes», agrega.

A futuro, el objetivo es aterrizar en Wall Street y realizar así su primera oferta pública de acciones (IPO, por sus siglas en inglés) en el Nasdaq, aunque para ello esperará que aclare el panorama regional.

En 2015 la filial argentina se convirtió en la estrella, paradójicamente por la infinidad de restricciones para comprar dólares en el ya desaparecido «cepo cambiario».

Max Cavazzani

Creador de Preguntados, la app con 10 millones de usuarios activos diarios y 200 millones de descargas

«Siempre que miro algo pienso: qué le falta al mundo y qué espacio es el más apto para llenar. Así habitualmente se me ocurren las mejores ideas», dice el creador de la app que rompió en 2015 el récord de permanencia en el puesto número uno de las más descargadas de EE.UU., con una marca de 66 días.

«Además de crear, lo importante es implementar. Lo trabajo con una idea casi científica. Me abstraigo de preconceptos y pruebo varias alternativas en paralelo para poder fracasar», admite. En 2012 lanzó Apalabrados, que en pocos meses batió el récord de descargas en España, donde llegó a estar instalado en uno de cada dos smartphones. También presentó mundialmente Reino Preguntados en Nueva York a solo tres años de ese hit.

Etermax, la empresa madre de Preguntados, tiene también un estilo disruptivo. De hecho él se autodefine como el antiingeniero. «Me encanta haber estudiado Ingeniería en Sistemas y, de hecho, gran parte de mi equipo es de la universidad, pero la clave pasa por escapar a los moldes establecidos», comenta.

Horacio Pagani

Creador de Pagani Automobili, un emblema de autos de lujo de hasta 7 millones de euros

«Da Vinci me enseñó que arte y ciencia pueden ir de la mano, y lejos están de ser contradictorios», asegura Pagani. Vive en Módena, la cuna de Ferrari. Creó una compañía que le intentaron comprar «miles de veces» y se ubica en «la Motor Valley» (el barrio donde conviven también Lamborghini y Maserati). Pero está convencido de que «vender la empresa no sirve para nada. El dinero nunca me interesó. Lo que me mueve es la pasión».

Nació en Casilda, Santa Fe, y recorrió un largo camino desde su sueño de diseñador industrial hasta liderar hoy la marca que tiene dos modelos emblema: el Zonda y el Huayra, que van desde el millón y medio de euros a los 4 millones por ejemplar. Su nuevo buque insignia cuesta 7 millones de euros. Lo diseña junto al cliente, fabrica las piezas únicas y busca combinar la imaginación del comprador con la realidad en un proceso de unos 24 meses.

Hasta el momento, realizó 240 obras, como le gusta llamar a sus coches, pero rechaza el triple de pedidos de sus clientes internacionales. El plan de negocios incluye también una máxima poco frecuente: un techo a la producción. «Toda la vida fui un apasionado de Da Vinci. Cuando tenía 13 años le decía a mi madre que era pintora: ‘Sabé que voy a ir a diseñar y construir mis autos en la cuna del mundo’», resume quien firma cada uno de los 1.400 tornillos de titanio que llevan sus coches como signo distintivo.

Tomás Pierucci

Cofundador de Bluesmart, la primera valija inteligente del mundo, que recaudó US$ 1: en tres días

Todo empezó en un café en Nueva York. Allí Pierucci y uno de sus socios tuvieron un diálogo que dispararía sus ideas. «¿Cómo puede ser que en 2013 se sigan perdiendo valijas?», dijo enojado uno de ellos al ver que no le llegaba su ropa.

Inmediatamente comenzaron a investigar soluciones tecnológicas para que eso terminase de una buena vez. Así surgió Bluesmart, la primera valija inteligente del mundo, que se conecta con una app y permite operar un candado digital, saber el peso o conocer la ubicación mediante GPS y conexión 3G, entre otras funcionalidades.

Fondos no tenían, por lo que apostaron a la economía colaborativa. Subieron su iniciativa a una plataforma online en la que cada uno que quería aportar fondos podía hacerlo. Las expectativas fueron superadas: inversores de 120 países compraron y se juntaron US$ 2,5 millones de capital inicial.

A hoy es el proyecto argentino más exitoso en la búsqueda de fondos. «Desde ese momento nos fuimos a vivir a China para ver cómo podíamos producir lo que soñamos», comenta Pierucci.

«La manera que encuentro de innovar es avanzar contra viento y marea», describe. Si bien la valija es el producto insignia, sus objetivos son más importantes. «Somos una empresa de tecnología y no una de valijas», concluye.

Gastón Frydlewski

Junto a Mariquel Waingarten crearon Hickies, firma que busca poner fin al mundo de los cordones

Frydlewski y su esposa, Mariquel Waingarten, le encontraron la vuelta a los cordones. Crearon las «hickies», unas bandas elásticas de un material que se llama TPE (Thermoplastic Elastomer), que inventaron, desarrollaron y venden desde su empresa con base en Nueva York.

Como suele ocurrir en el terreno de las complejas ideas simples, pocos le ponían fichas al proyecto de Frydlewski cuando apenas tenía 21 años y trataba de convencerlos. En la medida que veía todos los problemas que traían los cordones a los abuelos que no pueden agacharse por los dolores de espalda, a los chicos a los que les cuesta aprender y muchas veces caen e incluso a los deportistas que pierden tiempo estratégico en los partidos, más se convencía del potencial. «Esa es la mejor forma de descubrir una oportunidad», revela Frydlewski.

Tras la primera aceleración de Kickstarter, el camino se despejó definitivamente. Vendieron 10.000 packs de una vez y el piso quedó claro desde un primer momento. «Ahí terminamos de convencernos», grafica. Hoy están presentes en 50 países y vendieron más de dos millones de packs en cuatro años.

En los mercados asiáticos fue otro hábito el que disparó las ventas. Es que, por tradición, los habitantes de los países más densamente poblados suelen sacarse los zapatos al entrar a algunos ámbitos y el e-commerce marcó el camino.

Laura Catena

Lidera la bodega Catena Zapata y encara la «revolución de las parcelas» en el terroir mendocino; aplica la ciencia al vino

«La mayoría de las innovaciones que hacemos no vienen de otras bodegas, sino de combinar el arte de las distintas ciencias», dice Catena. Su CV así lo ratifica: es bióloga egresada de Harvard y estudió Medicina en la Universidad de Stanford. Vive en San Francisco, donde trabaja como médica de emergencias, y viaja al menos seis veces por año a Argentina. Allí dirige el grupo familiar al que Nicolás, su padre, convirtió en referente del vino argentino en el mundo, y Nicola, su bisabuelo, fundó en 1902.

Catena no se conforma con ello. Hoy encabeza también el Catena Institute of Wine, donde desde 1995 investigan los secretos del terroir mendocino. En 2005 iniciaron lo que denominan la revolución de las parcelas, una etapa que la tiene como protagonista. Consiste en dividir un viñedo para cada varietal, en diferentes partes según la composición física y química de sus suelos. En el caso de suelos aluvionales como son los de Mendoza, estas diferencias son significativas.

Teóricamente, cada parcela da un sabor diferente. Se las elabora en forma separada y entre agosto y octubre se hace un ranking de sabores (de calidad), que resulta en vinos de parcelas mejores y peores. Entonces se elige embotellar separadamente las mejores o mezclar para aumentar el volumen de otras. «Dos chardonnay: White Stones y White Bones fueron los primeros resultados concretos. Robert Parker y Stephen Tanzer (dos grandes referentes de la crítica vitivinícola) los ubicaron entre lo mejor del mundo», resalta.

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