El asesor en temas ambientales Juan Verde lamenta que EE.UU. niegue el cambio climático.

«El mundo va a ser más ecológico, y la economía va a ser así más competitiva», dice el politólogo español Juan Verde, presidente de la Fundación Advanced Leadership, una ONG dedicada a la formación de líderes con sede en Washington. Verde es asesor de empresas, gobiernos e instituciones en temas de estrategias de sustentabilidad. En EE.UU. fue colaborador de Hillary Clinton durante la última campaña electoral, y ahora lamenta que, con Donald Trump en el poder, ese país se haya convertido en negacionista del cambio climático. Pero advierte que las transformaciones para ir hacia un esquema de producción económica basado en el respeto por el medio ambiente, se dará más allá de ese tipo de decisiones.

Verde está convencido de que el empresariado tiene que involucrarse en temas de sustentabilidad, y no solo porque sea lo correcto, sino «porque tiene sentido desde el punto de vista de la competitividad y de la rentabilidad».

—¿Cuál cree que es el grado de responsabilidad de las empresas en cuanto a empezar a usar en sus espacios y en sus procesos más energías de fuentes limpias?

—Es un poco lo del huevo y la gallina. En mi opinión es importante tener primero el marco regulatorio para que las compañías puedan tomar decisiones. Creo en el libre mercado y la economía verde se basa en eso. Porque la eficiencia energética es absolutamente más competitiva que otra forma tradicional y, siendo así, el empresario va a elegir siempre la opción más competitiva.

—Más allá de la energía, las prácticas sustentables en la fase productiva, ¿entran en tensión con la meta de mayor rentabilidad inmediata?

—Entran en tensión si se entienden dentro de un modelo de producción tradicional, de acumular todo lo que se pueda en muy corto plazo. Creo que los empresarios son inteligentes y racionales. La firma Hava Media hizo una encuesta en 27 países y llegó a conclusiones muy interesantes: el 92% de los consumidores, si les dan a elegir entre un producto o servicio ecológico y uno que no lo es, va a elegir el que sí es, a iguales condiciones.

—Esa opinión, ¿se verifica en la práctica en las decisiones de compra?

—A nivel mundial, y sin excepciones, la respuesta es sí. Pero hay que matizarlo, porque si a una persona no le das a elegir, no va a poder optar por lo más razonable. Y eso tiene que ver con las políticas de los gobiernos y con los incentivos. Los combustibles fósiles hoy están subvencionados por los gobiernos en toda la cadena de valor. Si le quitas las subvenciones y dejas que las renovables compitan en igualdad, la gente va a elegir lo más responsable y saludable.

—Hay un sector especialmente complicado con los temas medioambientales y a veces también con el respeto por los derechos humanos, que es el textil. Las grandes empresas del rubro, ¿van hacia un cambio?

—Si bien el sector está avanzando, está muy lejos de donde debería. Deja mucho que desear a nivel mundial por el uso de químicos altamente contaminantes en las líneas de producción, y por la mentalidad de la moda barata, de ropa para usar y tirar al poco tiempo. Es una visión cortoplacista, pero ya hay ejemplos de otra cosa, como la marca de Stella McCartney que ha sido un éxito porque encontró un nicho: moda de alto diseño pero consciente con el medio ambiente. Si das a elegir, la gente quiere sentirse bien no solo con lo que se pone, sino también con la decisión de compra.

—¿Cree que se podrá cumplir hacia 2030 con los Objetivos de Desarrollo Sostenible planteados por Naciones Unidas?

—La elección de Trump (de apartarse del Acuerdo de París sobre compromisos frente al calentamiento global) pone en cuestionamiento si vamos a llegar a las metas. Creo que EE.UU. está en el lado erróneo de la historia. Pero la sustentabilidad es un tema de velocidad y no de dirección. El mundo va a ser más ecológico y responsable y la economía va a ser más competitiva; es lo que la gente quiere y eso no cambia, va a ocurrir. A qué velocidad, esa es la cuestión.

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