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Diez años después

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Ser empresario no es fácil en Uruguay. No lo es en ningún país del mundo, pero menos todavía en una nación marcada a fuego por un imaginario colectivo donde aquel que se esfuerza mucho en mejorar económicamente, en abrir nuevos caminos de prosperidad, sigue siendo mirado con recelo y desconfianza.

Ser empresario no es fácil en Uruguay. No lo es en ningún país del mundo, pero menos todavía en una nación marcada a fuego por un imaginario colectivo donde aquel que se esfuerza mucho en mejorar económicamente, en abrir nuevos caminos de prosperidad, sigue siendo mirado con recelo y desconfianza. 

Pero hay una realidad innegable. Hace diez años, cuando El País apostó a crear un suplemento como El Empresario, el panorama era mucho más complejo. Las heridas abiertas por la crisis del 2002, el histórico cambio de ciclo político, y hasta las transformaciones tecnológicas que empezaban a marcar a la producción y al comercio nacional, abrían por entonces toda una serie de inquietudes y de dudas trascendentes. Ajeno a esas tribulaciones, la apuesta por un producto que resaltara el perfil y la labor de los empresarios uruguayos, fue una jugada arriesgada en favor de mostrar el esfuerzo y la dedicación de quienes son los principales creadores de la riqueza en una nación. En el entendido de que el difundir esa tarea y mostrarla públicamente, solo podía traer cosas positivas para el conjunto de la sociedad

Diez años después, y en un país muy diferente al del 2005, la apuesta sigue más vigente que nunca. Si bien muchos mitos han caído, y muchos paradigmas se han desmoronado, sacar adelante una empresa sigue siendo una tarea titánica. Y el reconocimiento social a ese esfuerzo en Uruguay sigue estando lejos de la justicia. En momentos en que las señales de la economía global parecen mirar con menos simpatía al país, es momento de redoblar la apuesta. De poner unas fichas al esfuerzo y a la dedicación del empresariado nacional, así como de aquellos que viniendo de fuera, se la juegan a invertir y a trabajar en este suelo.

Por otros 10 años de éxito compartido.

EDITORIAL

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