El estudio Reyes Formoso renovó el comedor del Aeropuerto de Carrasco con toque hogareño para captar al personal.

Un espacio amplio, con un clima acogedor y toque hogareño. Aunque puede sonar a la propuesta de un hotel, ese lugar queda en el trabajo. De a poco, las empresas, especialmente las de gran porte, reformulan sus espacios de trabajo con esa impronta como forma de brindar más confort al personal. Ahora, la tendencia gana también en el comedor de la oficina.

Blé, la firma concesionaria del área gastronómica del Aeropuerto de Carrasco, implementó una remodelación del comedor para funcionarios de la terminal acompasando la estética a su lema: «como en casa». El proyecto estuvo a cargo del estudio Reyes Formoso, especializado en diseño de locales comerciales y oficinas.

«La idea de este trabajo era acompañar la propuesta gastronómica que ellos brindan —viandas caseras— con la ambientación hogareña», dijo Cecilia Formoso, socia del estudio. «El concepto sería no ir (al comedor) por una necesidad sino por elección», acotó Ximena Reyes, la otra mitad de la sociedad al frente del estudio.

El del Aeropuerto es un comedor de 300 metros cuadrados (m2) que recibe a diario a unas 300 personas, entre funcionarios de la terminal, dependientes de las tiendas y free shops que operan allí. La renovación, finalizada la semana pasada, ha recogido una respuesta muy favorable de los usuarios, resaltaron las arquitectas.

Crear un ambiente atractivo y disfrutable para el trabajador es un aporte del diseño que se suma como un factor más en la lucha por la retención o captación del talento, no solo entre empresas sino también respecto a la cómoda opción de trabajar desde casa, coincidieron Reyes y Formoso.

A su vez, la experiencia en el Aeropuerto de Carrasco sirve como «plan piloto» de un formato de comedores corporativos que Blé junto al estudio de arquitectas apuntan a replicar. De hecho, ya hay negociaciones con empresas con esa finalidad.

Un entorno «más descontracturado» y el uso de luces cálidas que enfatizan áreas importantes del salón, son algunas de las características que ahora identifican el lugar.

Un primer paso del trabajo del estudio consistió en «quitar la sensación de funcionalismo, de que todo es igual». Así, se generaron «sub-zonas con pequeños cambios: matices de terminaciones, iluminación, tipos de mesas, colores, lo cual genera que si bien estás en un lugar masivo, tenés rincones particulares», describió Reyes.

Como parte de la ambientación se incorporaron mesas grandes de madera parecidas a las que se pueden encontrar en los campings y otras más pequeñas en colores blanco y negro con sillas al tono. El verde ganó presencia con pequeñas plantas y otros detalles decorativos que evocan al living de cualquier casa. En cuanto a las terminaciones, destacan unos pedestales de madera que van de piso a techo. Armados con cajones, tienen la función de «cortar la visual» en el salón, creando así un clima de intimidad.

La iluminación y la decoración realzan áreas «calientes» del comedor, como la zona donde se retiran las bandejas, los mostradores y las mesas. Las heladeras se rehicieron y ahora lucen una cobertura en símil madera que acentúa el concepto general de calidez que transmite el espacio.

La remodelación se hizo en dos etapas, la final —que incluyó el recambio de mesas y la colocación de la nueva iluminación— se desarrolló en apenas un día y medio, destacaron las arquitectas, apuntando a «sacar el mito de que las obras son siempre de largo plazo». Hacer el montaje del equipamiento en el taller antes de instalarlos en la empresa y utilizar materiales que no requieren de secado, incidió en esa baja en los tiempos.

«Cada vez más optamos por soluciones de este tipo, que generen un impacto visual alto, pero que además tengan poco tiempo de montaje», finalizó Reyes.

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