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"Quiero un presidente para el país, no para el Nobel"

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"Espero que Vázquez hable poco, que mande y sepa escuchar". Foto: A. Colmegna

El empresario agropecuario, director de Zambrano & Cía., aseguró que confía que el próximo gobierno del Frente Amplio sea diferente al saliente. Dijo de su anhelo que sea “un gobierno realista de acuerdo con las circunstancias que se vienen y no uno populista que deje los problemas para el futuro”. 

En ese sentido afirmó que el Dr. Vázquez “seguramente tendrá más problemas internos que con la oposición”. Sobre ésta Zambrano dijo que “ojalá hubiera una Concertación en los 19 departamentos”. Además opinó que se debe escuchar más a los empresarios pues “son quienes asumen riesgos y generan la riqueza que luego los gobiernos reparten”.

—¿Qué espera del gobierno que asumirá en marzo?

—Principalmente que mande. Con un Presidente que se ha caracterizado por hablar poco y mandar mucho, distinto al saliente que habló mucho y realmente mandó poco. La primera muestra que tenemos fue la concepción del Gabinete, en tiempo récord creo que como ningún otro gobierno y con personas de su confianza en primera línea de los Ministerios y de experiencia en segunda línea. Y espero coherencia económica.

—¿Por qué lo dice?

—Que haya un solo ministerio de Economía y que sea una línea económica que se mantenga más allá del Frente Amplio, que es verdad que mantuvo las políticas económicas liberales con matices lógicos de los cambios de las épocas. Pero por suerte continuó con la línea que viene de décadas. Esto siempre y cuando lo dejen hacer…

—¿A qué se refiere?

—El principal problema va a ser el de los sindicatos. Si uno mira el poder que han tomado, serán un dolor de cabeza, grande y difícil de revertir. Y se ha visto en cosas que han pasado. Cuando se votó el año pasado la Ley de Responsabilidad Empresarial, la presión del Sunca; o la presión del sindicato, hace pocos días, con los judiciales. Es que les han dado a los sindicatos un poder y una fuerza que será el principal problema que va a tener que enfrentar este gobierno. Con el MPP y el Partido Comunista presionando habrá más problemas internos dentro del gobierno que con la oposición. Y esto se verá también en las Cámaras.

—¿Cómo ve al Parlamento?

—Estará en manos de radicales y no tengo dudas que el problema del gobierno será más interno que con la oposición. El mismo Presidente habló que la fiesta se terminó y por tanto tendrá que hacer los ajustes que molestarán a los sindicatos y se darán pulseadas donde los Partidos tradicionales tendrán que apoyar al gobierno si éste tiene una posición sensata. Espero del gobierno que cumpla lo que han dicho, no como el gobierno pasado…

—¿Me puede explicar ese concepto?

—El reconocimiento, de parte del Dr. Vázquez, que la fiesta se acabó, es de cara a los ajustes que habrá que hacer en el futuro para mantener una política económica estable y que siga creciendo. Para eso hay que ordenar mucho las cosas y mantenerse firme en las decisiones que se tome. Entonces espero que sea un gobierno realista de acuerdo con las circunstancias que se vienen y no un gobierno populista que deje para el futuro los problemas que hoy se pueden encaminar.

—¿Pero no cree que hay continuidad en muchos rubros?

—Y en algunas cosas está bien. Se deberían mantener las políticas de inversión, hacer las asociaciones público/privado en infraestructura, una necesidad imperiosa para el crecimiento del país. Y es imposible encarar ningún programa ni proyecto con recursos propios. Entonces ojalá se encuentren las formas, como el ministro Rossi ya lo insinuó. También destaco la política internacional que se dijo.

—¿En qué sentido?

—Es bueno haber puesto a una persona de confianza, como Rodolfo Nin, con un diplomático de carrera, independiente, como subsecretario. Y espero que el Canciller, como lo ha expresado, encare el tema del comercio exterior como una dependencia del RREE y que no sea sólo la parte diplomática. Tengo confianza que a través de una persona vinculada al sector, con la experiencia como vicepresidente de la República, ayude a apuntar a las cosas importantes. Y ya marcó algunos puntos que comparto.

—¿A cuáles se refiere?

—El Mercosur sí, en la medida que no obstaculice más a este gobierno; las relaciones con Argentina sí, en la medida que haya un intercambio razonable de las cosas que se proponen, que se piden y se ofrecen. Y también, si bien no habló directamente de TLC, sí buscar convenios bilaterales, procurando la baja de aranceles que no sólo le darán potencial importante al país, sino que nos pondrá en carrera con otros países que producen y exportan alimentos igual que nosotros y tienen acceso a otros mercados y facilidades. Es un tema relevante y le ponemos expectativas, por lo que dicen ellos y la concordancia con el ministro Nin Novoa de buscar algo que repercute y aporta en la parte económica, más allá de lo diplomático. Esperemos que con el respaldo de un Presidente que mande, se puedan lograr los objetivos.

—¿Qué espera del presidente Vázquez?

—Un primer mandatario bien vestido, educado, que mande, que escuche, que actúe firme en sus convicciones y que no se deje influenciar apuntando a mejorar al país, no al populismo y sí a la democracia y al progreso. Espero un país justo, pujante y aprovechar la credibilidad que viene desde antes del Frente Amplio. Además me gustaría que el Dr. Vázquez trabaje para el país y no para un Premio Nobel, sabiendo que es su última oportunidad de aportar cosas buenas a Uruguay como presidente de la República.

—¿Confía que lo pueda lograr?

—Es de esperar que la frase del Presidente que "la fiesta se terminó", apunte a que realmente una reforma del Estado se pueda lograr, ir tras el famoso país productivo del slogan y buscar una competitividad donde realmente hoy es muy difícil con los impuestos, con la ineficiencia, con la energía y un montón de factores para que seamos competitivos.

—Tiene el respaldo de los votos de la gente...

—Mire, el problema de Pluna, Ancap, y Alur y muchas otras cosas, que le costaron mucha plata a todos los uruguayos, a la economía y al futuro, tienen cero importancia en el momento de votar y en definitiva quedó claro que el bolsillo es el que manda.

—¿Cómo ve a la oposición?

—Tiene que apuntar a encarar un cambio sustancial. Ver las necesidades del país más allá de lo político, que no ha dado resultado. El enfoque de la Concertación en Montevideo, independientemente del resultado, es un primer paso donde realmente los Partidos tradicionales buscan trabajar en temas comunes. Para mi tendrían que haber tomado temas relevantes como la educación, la seguridad, la salud y haber hecho proyectos comunes en esas áreas sensibles e importantes y proponerlas, pero no como plataforma de elecciones, sino con anticipación diciendo claramente su posición conjunta dos o tres años antes, dando señales que realmente lo encararían en conjunto. No lo hicieron y fue un error porque hay mucho más discrepancias dentro del Frente Amplio entre sus partidos que en los partidos de la oposición. Eso le ha sacado la posibilidad de llegar al gobierno. Y aunque los más tradicionales se enojen, esas cosas pasan como en otros aspectos de la vida diaria y en el mundo, las cosas se van modernizando.

—¿La Concertación no es un buen ejemplo de eso?

—Sí, pero la Concertación se debió hacer para los 19 departamentos, no sólo para Montevideo, porque si uno analiza en las Intendencias, aunque no haya un acuerdo explícito, existe una Concertación de hecho en muchos departamentos entre votantes de ambos partidos tradicionales. Entonces ¿por qué no lo hicieron? Esos son los cambios que pueden hacer crecer a los distintos partidos de la oposición. No entiendo ni me gusta la política, pero eso sería interpretar un cambio social necesario por parte de los políticos. Porque no se pierden las identidades, no se deja el poncho ni el sobretodo. Es encarar las cosas de una manera seria.

—¿Cree que faltó ese cambio?

—Quizás Lacalle Pou con "la positiva" marcó un cambio, una apuesta a una cosa distinta de lo que se venía haciendo, pero no alcanzó. Que no sigan haciendo lo mismo es fundamental si quieren cambiar. Pero ojo que no puede ser a cualquier precio.

—¿Por qué lo dice?

—Porque si no tenemos que apelar a que venga una crisis económica para pensar en un cambio de gobierno y si es así que siga el Frente Amplio y que la crisis no venga. Ninguna persona sensata puede apelar a un cambio buscando una crisis. Hay que seguir en la opinión y en la crítica constructiva imprescindible para la formación de las ideas, pero no que sea una cuestión permanente y patear por patear. Las cosas hay que marcarlas, pero también hay que construirlas.

—¿Cree que el gobierno recibirá apoyo de otros Partidos?

—Por qué no. Mire, cuando la plata se acaba siempre surgen los problemas y si bien no es que se acaba, está mermando y pueden surgir problemas. Eso es aplicable a la familia, a la empresa y al país. Entonces, si sucediera, espero de la oposición una mayor participación, así como de las gremiales e instituciones empresariales.

—Pero en este período han hecho aportes varios...

—Sin dudas, lo reconozco. Y a pesar que no le gusten al gobierno saliente hay que seguir haciendo trabajos profesionales. No puede haber reacción del gobierno si se hace un trabajo sobre la competitividad por parte de todas las Cámaras que fue muy serio. Y sin embargo le salieron al cruce con amenazas tanto el Ministro de Economía como el Presidente. Y ahora mismo con un aporte que hizo ARU sobre el precio de los combustibles, un trabajo serio y profesional como de quien viene. El ministro Bergara le salió al cruce con sus razones, pero no es así, también hay que considerar y no ser negativo a una realidad económica con una necesidad que tiene el país de bajar los combustibles. O sea que los trabajos de las entidades, instituciones y los profesionales, no pueden ser un problema para el gobierno, tienen que ser una ayuda. Y si el gobierno empieza a interpretarlos es la forma mejor de trabajar.

—Brindar aportes, no sólo críticas ¿habla de eso?

—Las Cámaras y las instituciones tienen que hacer los aportes y el gobierno tiene que ser receptivo a los mismos, sino pasan estas cosas de críticas permanentes y denuncias que lo único que hacen es polemizar y no construir. Los trabajos y la buena comunicación (hace tiempo vengo hablando de profesionalizar la comunicación gremial), son fundamentales. Hay que ver que esas opiniones de los empresarios, son brindadas por gente que produce, que genera la riqueza, que asume riesgos y muchas veces pierde plata. Son opiniones y trabajos de gente que construye la economía del país y la riqueza que es la que después los gobiernos quieren distribuir. Entonces, si habrá que darle importancia a las cosas que digan y que hagan los empresarios que son los que generan la torta para poder repartir luego.

—¿Cómo aplica esa frase de fin de fiesta de Vázquez, mirando al sector agropecuario?

—No soy economista, si bien trato de escucharlos mucho. El sector agropecuario con la baja de los valores de los commodities va a tener un ajuste más que importante en lo que a rentabilidad se refiere. Los costos que hay de producción, el costo país, condicionan fundamentalmente a la ganadería, donde en el ejercicio que cerró en 2013/14, por la baja de los ganados gordos en el medio del ejercicio, ya tuvo la rentabilidad no sólo baja en los más eficientes, sino negativa en los menos eficientes. Y sobre todo si uno le pone las rentas la gran mayoría, en la explotación ganadera, no tuvo rentabilidad. Evidentemente hoy la agricultura condiciona mucho la rentabilidad por eso es imprescindible que haya una menor presión tributaria, que no va a pasar y una baja importante en los combustibles por lo menos. Entonces, sobre el tema que "la fiesta se terminó", en la medida que uno pueda controlar y bajar los costos lo va a poder seguir haciendo viable.

—¿Por qué lo dice?

—Porque Uruguay es un país agro exportador. No es sólo lo principal de la economía, es la economía del país que se basa en todo lo que es la agropecuaria. O sea la eficiencia de la gestión y el control y baja de los costos es lo único que van a hacer posible una mayor productividad.

—¿Cómo ve al sector cárnico?

—Dejó de ser un commoditie, sale muy elaborada y en principio es la cenicienta de la película, único rubro que hasta ahora ha mantenido un valor e incluso aumentado y se proyecta que siga. Esperemos que así sea porque Uruguay es claramente un país ganadero; agropecuario, pero ganadero, y la carne será siempre la estrella insignia. Y ahora por el Plan de Suelos, se crearán más espacios para la ganadería. Hay que trabajar en esos aspectos, pero siempre apuntando a que si la gente quiere que se produzcan 3 millones de terneros, tienen que extraerse 3 millones de animales. Sea vía exportación en pie, o en faena, porque es la única vía de crecer y no que pase como en este año que en realidad la relación flaco gordo fue desfavorable otra vez para el criador, que es el primer eslabón de la cadena productiva. Porque no hay cadena cárnica. Y quedó demostrado en las últimas votaciones de INAC con la oposición de la industria.

—¿Qué opina del indicador de referencia aprobado en INAC?

—El INAC aumentó su integración en la Mesa, sigo reclamando que los Consignatarios de Ganado deberían estar por lo que significan y por el volumen que mueven y es una discriminación en la que está mal el Poder Ejecutivo. Evidentemente el aumento en los votos de la Mesa ha provocado un cambio. Lo que salió es muy parecido a lo propuesto por ARU y Federación Rural que lo único que hace es dar una información de la realidad y una comparación, pero no regula nada: no le dice a nadie si tiene que vender ni a quién, ni a qué precio. Si la información está disponible, ¿por qué no darla? Me parece que nadie se puede oponer, salvo la industria, que se marque la información que hoy tienen unos pocos. Entonces que los productores tengan acceso a una información real, estudiada, que no signifique más que eso, me parece bárbaro. Son de las cosas buenas que se pueden hacer para no tener a ningún tipo de regulación, ni poner precio piso y precio techo. Es sólo información profesional que no perjudica a nadie, simplemente va a decir la realidad de lo que está pasando. Sí me llamó poderosamente la atención que ARU se haya abstenido. No he hablado aún con ellos y le preguntaré por qué. Creo que no la entendieron bien.

—¿Cómo ve las políticas del futuro gobierno respecto a la agropecuaria?

—En principio es buena cosa el hecho de mantener al mismo ministro (Aguerre) y al subsecretario (Benech), dos técnicos independientes y calificados, más allá de la concordancia o discrepancia que hemos tenido algunas veces. Es positivo que alguien con conocimiento pueda seguir, más allá de las discrepancias que vamos a seguir diciéndolas. Pero soy optimista y creo en lo que se ha dicho.

—¿En qué sentido?

—No hay dudas que la decisión del presidente frente al impuesto a Primaria es así. También dijo que será el único impuesto que pondrá en el sector agropecuario. O sea que no es la actitud del presidente saliente que al principio de su mandato dijo que las reglas de juego no se cambiarían y no fue así. En ese aspecto tengo más confianza en el gobierno electo que mantenga su palabra.

"El gobierno saliente profundizó una división entre clases"

—¿Qué le deja el gobierno que se va?

—Nos deja 9 leyes inconstitucionales, el matrimonio igualitario, la legalización de la marihuana y del aborto, un déficit fiscal importante, la inflación que hay que seguirla muy de cerca para que no se escape, un aumento de los funcionarios públicos que lo único que ha hecho es encarecer y darle más ineficiencia al funcionamiento. Un costo del Estado y del país que nos deja fuera de la competencia, una pésima infraestructura. Temas de inseguridad como no se habían vivido nunca, ineficiencia en rubros sensibles como la salud. Una frase de: "educación, educación y educación", contraria a la realidad de hoy, con miles de anécdotas de ineficiencias en escuelas de todo el país. Un poder sindical sin antecedentes y que va más allá de los límites de los propios empresarios, dueños y propietarios. Un costo país que dificulta la competitividad. El combustible que sube, pero no baja. En los países desarrollados automáticamente cuando baja el petróleo, baja en las estaciones de nafta, mientras que acá se tapa el déficit fiscal de Ancap con los aportes de los combustibles. Otro tema, un país aferrado a un Mercosur inexistente y lapidario para Uruguay. Pero todo eso no es lo más grave.

—¿A qué se refiere?

—Lo que más deja es esa división de clases permanente buscando que haya una diferencia en lugar de buscar una concordancia. Siempre va a haber ricos en Uruguay y en el mundo, lo que hay que hacer es que vivan y compartan las cosas de la mejor forma posible. Acá esa falta de credibilidad, esa permanente división de clases (al punto que el presidente dice que la constitución la hicieron los estancieros), es mala señal. Tengo mucha expectativa con el Presidente que viene y estoy muy desilusionado del que se va por esos aspectos populistas, esa división permanente de clases y por esa apuesta a la no educación que es la que permite que pase lo que pasó en esta última elección y tener mayorías parlamentarias que, para mi, cuestionan de alguna forma a la democracia.

TRAS UN CUARTO DE SIGLO HAY CÍA...

Hace 25 años comenzó como una empresa unipersonal si bien se llamaba ya Zambrano & Cía. "La compañía no existía, era para aparentar ante el mercado. Me levantaba, daba vuelta a la silla y le decía a quien preguntaba: qué tal yo soy la compañía...", recuerda Gerardo Zambrano Antón.

Desde entonces, asegura, "apuesto a este país donde nací, crecí y en el que puse todas las baterías, con los riesgos que ello tiene, en la empresa que hoy es familiar y se proyecta al futuro".

Siempre buscando el equilibrio, necesario tanto para formar a los hijos y para sostener el hogar, como para construir y manejar una compañía. "Porque los empresarios debemos ver a nuestras empresas como a la familia: proyectando la vida y dedicándole toda la pasión".

En su caso "transmitiendo esa escala de valores y contención familiar tenemos la dicha, junto con mi señora, que nuestros cuatro hijos ya se han formado. Está Alejandro: rematador, Rodrigo: arquitecto, Agustín: contador y María: también contadora".

Y todos ellos además están vinculados al escritorio, cada uno en su rubro, en una empresa familiar con oportunidades para quienes quieran integrarla. "Porque como digo siempre: lo único permanente es el cambio y para que las cosas progresen y tomen el impulso de estos tiempos es necesario contar con la opinión de las nuevas generaciones".

Pero además, agregó, "tenemos un completo equipo de más de cien colaboradores en todo el país".

O sea, ahora cuando le preguntan, vaya si tiene para mostrar la compañía...

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"Espero que Vázquez hable poco, que mande y sepa escuchar". Foto: A. Colmegna

Gerardo Zambrano

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