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Uruguay fue exitoso construyendo barcos

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Lancha construida en varadero ANP en 1949. Foto: Archivo El País

Decíamos en nuestra nota anterior que Uruguay tenía una prestigiosa y larga tradición en las artesanías navieras, o sea en la construcción naval. Y para que se sepa porque así lo consigna la historia, después de Asunción el Uruguay fue el segundo asentamiento técnico naviero en Sudamérica.

Todos los astilleros que existieron sobre el río Uruguay son un ejemplo de su capacidad técnica, e incluso tuvimos astilleros en Salto, Paysandú y Fray Bentos que fueron muy importantes. Los destacables los tuvimos en Carmelo, que fueron de Mihanovich como el de Salto y Paysandú. Fue por su iniciativa y la de otros que en Uruguay se construyó de todo, hasta barcos de pasajeros que pertenecen a la historia naviera del Río de la Plata. Construimos barcos de pasajeros, cargueros, remolcadores, pesqueros, chatas, lanchas carboneras, etc. El nuestro era un país de artesanos navales bien reconocido en el Río de la Plata e incluso en Sudamérica. Más aún, gran parte del cabotaje nacional fue construido en los astilleros sobre el río Uruguay, y dicen que esta artesanía comenzó con los ferrocarriles ingleses que debieron preparar a su personal en soldadura, calderas, talleres industriales, tornería, etc. Y si bien es cierto que este podría ser un ingrediente más, nosotros creemos que la manualidad de las artesanías navales vino con los españoles que nos enseñaron a construir y reparar navíos y atender las necesidades de los barcos.

Siempre sostenemos que desde antes y después de la independencia, Uruguay fue un país diferente al resto de América Latina. Primero tuvimos los más avanzados saladeros, por ejemplo en Salto se sacrificaban 100 animales por año para preparar tasajo para exportación. Hasta aquí llegaban miles de embarcaciones a levantar las producciones, por lo que se instaló una gran industria naval en la que hasta Mihanovich puso su astillero e intereses. En 1864 se instaló el Frigorífico Liebigs y casi a continuación el Ferrocarril Midland del Uruguay construye una línea férrea entre Algorta y Fray Bentos de 140 kilómetros de extensión. En 1874 se construyó el dique seco de Cibils (hoy de la Armada); en 1875 comenzaron los ferrocarriles. En 1870 se construye el dique seco Mauá sobre la rambla y Florida; en 1901 se comenzó a construir el puerto de Montevideo; en 1906 se instala la compañía de tranvías eléctricos La Comercial; en 1908 “La Frigorífica Nacional”; luego vino el “Anglo” en Fray Bentos que sucedió al Liebigs, y años después se instalaron en Montevideo los frigoríficos Armour, Swift, entre otros.

Uruguay.

Vean Uds. lo que era el Uruguay en 1874, un país de inmigrantes europeos constituidos por mecánicos, técnicos, consustanciados con la metalurgia, marinos, y afectos a las artes manuales. En 1874 ya estaba la Escuela de Artes y Oficios, detrás de la actual Universidad, en donde se construyó la famosa cañonera “Rivera” en 1884 que se llevó a través de 18 de Julio hasta su botadura en el puerto. Teníamos la Universidad, periódicos, el cabotaje nacional tenía 1.160 naves con 74 mil toneladas, y en 1881 habían llegado al puerto de Paysandú 1.300 naves, 400 de las cuales eran propulsadas a vapor, aunque el primer barco a vapor llegó a Montevideo en 1824.

Buenos barcos.

Días pasados recordábamos un barco que en su momento nos entusiasmó, y mucho, que fue el “Daymán II” y su barca auxiliar el “Queguay”, que por muchos años capitaneó Juan Olt. El “Daymán” de la Cía. Uruguaya de Navegación y Transportes Aéreos había sido construido en Carmelo por los años 60, era muy elegante para unas dos mil toneladas; pocos años más tarde se alargó 12 metros. Tenía a bordo 19 tripulantes, y para mantener el motor que era un poquito más grande que uno de camión actual, necesitaba a siete tripulantes, “parecíamos un barco de pasajeros”, nos dijo un día su patrón Juan Olt. Navegó hasta los años 80’, pero se fondeó un día y se fue hundiendo de a poco frente al muelle 10 del puerto. Fuimos testigos por los años 90’ de su reflotamiento pero marchó a desgüace. Con este barco iban a puertos del Paraguay y Argentina.

Otro barquito hermoso, elegante para el trafico fluvial, fue el “Soriano”, construido en Carmelo. Años más tarde lo compró el Molino Dolores y lo rebautizó con el nombre de “San Salvador”, río por el que navegaba con dos grandes chatas llamadas “Dolores” y “Treinta y Tres” que iban a buscar trigo a la Argentina. Pienso que todavia deben estar por el puerto de Dolores.

Kambara.

Creemos que las últimas construcciones que se hicieron en Uruguay tuvieron lugar en el astillero Kambara establecido más o menos en Pajas Blancas. En este astillero al que visitamos en varias oportunidades, se construyeron cuatro grandes embarcaciones para Paraguay, un nave tanque para el transporte de aceite de tung, y varias otras embarcaciones. Pero fundamentalmente se construyó el barco de pasajeros de López Mena, el “Eladia Isabel”, por el año 1983.

Reflexiones.

Despues de haber tenido tantos y tan valiosos centros industriales metalúrgicos, generadores de riqueza y creadores de millares de puestos de trabajo por más de un siglo, en una actividad que abarcaba 130 artes y oficios, uno se pregunta ¿por qué fue que perdimos ese filón? ¿Quién nos derrotó en esa batalla donde habíamos alcanzado excelentes horizontes técnicos y económicos? Perdimos los ferrocarriles, perdimos los tranvías ecológicos, perdimos los troleys Cooptrol, perdimos las industrias textiles, se fue Ildu, se fue Suitex, cerró Sudamtex, Campomar, Soulas, Fibratex. Perdimos aquellas magníficas frazadas Aurora de Martínez Reina y no fue por la competencia de los chinos; los frigoríficos extranjeros se fueron, se fue el astillero Kambara, perdimos la batalla de la pesca, tuvimos el monopolio de Funsa durante 40 años y no fuimos capaces de producir neumáticos de calidad internacional, acabamos de perder Fanapel, pero la lista es muy larga. ¿Qué nos pasa?

Sus destinos.

El barco de cabotaje “Tomás Berreta” realizó viajes por el Uruguay, principalmente por el litoral, pero años más tarde fue adquirido por una empresa paraguaya cuyo propietario, Roberto Toñanez, lo rebautizó con el nombre de “Virgen de la Aurora”, después de convertirlo en nave para 53 contenedores. El 29 de marzo de 1994 se hundió en el puerto de Buenos Aires en el momento en que estaba transbordando contenedores a otra nave. El barco paraguayo dio una vuelta de campana y se hundió en minutos, perdiendo la vida su capitán, don Adolfo Gaona de 63 años, y desapareciendo un hombre de la sala de máquinas. Fue reflotado por una empresa de salvamento argentina y posiblemente haya continuado en la actividad fluvial. El otro barco gemelo, el “Cruz del Sur”, naufragó en 1970 en la isla de Hornos frente a la costa de la ciudad de Colonia. “El Boyero” lo adquirió el Frigorífico Gualeguaychú, después fue vendido y convertido en barco pedregullero y luego pasa a arenero. El quinto y sexto de estos barcos fueron botados con los nombres “Leonardo da Vinci” y “Francisco Troise” que también pertenecieron al Frigorífico Gualeguaychú.

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Lancha construida en varadero ANP en 1949. Foto: Archivo El País

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