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El ocaso de Yahoo!, otrora gigante en la red global

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La acción de Yahoo! alcanzó a US$ 118,75 en 2000, ahora ronda los US$ 27. Foto: Reuters
JUSTIN SULLIVAN - STF - AFP - Ge

La compañía no supo dejar atrás el pasado y perdió valor.

Yahoo! ya no es un gigante de Internet. Lo fue, claro, pero hace mucho. Pergeñada en 1994 por David Filo y Jerry Yang, la compañía fue fundada en marzo de 1995, cuando Internet tenía sólo 12 años. Todavía más joven era la Web, el servicio de hipertexto creado por Tim Berners-Lee en la navidad de 1990. En enero de 1993, había sólo 15 servidores Web en el mundo. Pero en octubre el número había crecido a 500. Dos años más tarde la Web tenía más de 23.000 sitios y el número de usuarios en línea superaba los 44 millones. Ésa era la escala del territorio que Yahoo! sojuzgaría con éxito. Pero nada dura mucho en Internet, especialmente la escala.

Un persistente malentendido que rodea la historia del buscador fundado por Filo y Yang es que no era en realidad un buscador. Yahoo! nació como un directorio, una guía de sitios Web, que sus empleados escogían y clasificaban a mano. Ofrecía también búsquedas, pero no eran su negocio principal. Para el tamaño que la Web tuvo entre 1995 y 2001, la lógica del directorio tenía sentido. Pero la Web (e Internet en general) estaban a punto de explotar, y en más de un sentido.

Larry Page y Sergey Brin observaron que el crecimiento de la Web conduciría pronto a que los directorios fueran tan inmanejables como la misma Web. Las búsquedas manuales tenían, pues, los días contados. Sin embargo, las búsquedas automáticas eran por entonces muy rudimentarias. Page y Brin se preguntaron por qué y crearon un algoritmo más sofisticado. En septiembre de 1998 surgía, así, Google. Llegaban en el momento justo: a comienzos de siglo el número de sitios Web superaría los 39 millones.

Esta expansión, que puso en línea a 500 millones de personas en 2001 (hoy son más de 3.000 millones), disparó una fiebre del oro ciega y, sobre todo, mal informada. Entre 1999 y 2001 se volcaron decenas de miles de millones de dólares en cientos de compañías puntocom (por la terminación .com de sus direcciones Web), muchas de las cuales no tenían ni siquiera el más precario plan de negocios. Esta especulación descomunal, pero hueca, conjuró una tormenta perfecta: el colapso de la burbuja puntocom, que dejó un tendal de compañías arrasadas.

Yahoo! sobrevivió al desastre, pero su acción, que había alcanzado un pico de US$ 118,75 el 3 de enero de 2000, nunca se recuperó. En septiembre de 2001, tocó un piso de US$ 8; el miércoles, cuando anunció su nuevo plan de recortes, rondaba los US$ 27.

Su lenta declinación, jalonada por cambios de directores ejecutivos y adquisiciones notables, tiene muchos orígenes, pero dos son clave. El primero es que la compañía no supo dejar atrás el pasado. Se aferró al concepto de portal (tal vez porque había sido pionero en eso), mantuvo su anacrónico directorio con vida hasta el 31 de diciembre de 2014, no prestó suficiente atención a los teléfonos móviles, y sigue la lista. Ni siquiera puso al día su estética.

El segundo origen tiene que ver con la extravagante economía de la Red. Por ejemplo, sólo un puñado de empresas gana dinero en línea, y lo hacen en cifras astronómicas. Apple, Google, Facebook, Amazon y unas pocas más.

El eterno femenino de una imaginativa pintora
La acción de Yahoo! alcanzó a US$ 118,75 en 2000, ahora ronda los US$ 27. Foto: Reuters

La economía de InternetLA NACIÓN / GDA

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