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La división en la Fed que le da una mano a Uruguay

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Presidenta de la FED, Janet Yellen. Foto: Reuters

Que se mantengan las tasas de interés favorece al país en varios aspectos.

La división dentro de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos sobre el momento indicado para subir las tasas de interés le da la chance a Uruguay de poder adecuarse para cuando el momento del alza llegue.

El hecho de que la Fed mantenga las tasas bajas (en 0,25%-0,50%), es el mantra que explica un dólar planchado a nivel global. En última instancia, la tasa que fija la Fed es el precio del dinero y si esta se mantiene, desaparece un fundamento más que relevante para presionar al alza al billete verde.

Mientras, en Uruguay, con un dólar que está 4,7% más barato que a fin del año pasado, el gobierno consigue que la inflación vuelva a un dígito (9,38% en los 12 meses cerrados a agosto). Esto a su vez, le ayuda en materia de negociación salarial (los trabajadores podrían aceptar más las pautas oficiales sin temor a perder poder de compra) y de expectativas del consumidor.

Esto último, en una economía que se muestra estancada, es clave para impulsar la demanda y por esa vía reactivar la actividad.

A las tasas bajas, hay que sumarle otro efecto positivo: es barato endeudarse. Con un déficit fiscal que está en 3,4% del PIB en los 12 meses a julio, la necesidad de financiamiento para cubrirlo es crucial y tomar ese dinero (a pagar a largo plazo) a tasas bajas es beneficioso (si bien lo mejor sería no tener que tomarlo).

Pero, ¿qué es lo que está detrás de esa división en la Fed que en última instancia (sin quererlo) termina ayudando a Uruguay? La grieta que separa a los que quieren subir las tasas de los que no, parece recaer principalmente en los desacuerdos sobre el panorama del mercado laboral.

Cuando la Fed decidió la semana pasada mantener sin cambios los fondos federales, la presidenta del organismo, Janet Yellen, dijo que sentía que el mercado laboral tenía más espacio para avanzar antes de que pudiera sobrecalentarse.

Tres de los 10 funcionarios con derecho a voto se manifestaron en contra, diciendo que preferían un alza de tasas inmediata en vez de posponerla hasta finales de año, como la mayoría finalmente estimó apropiado. El viernes, uno de los disidentes, el jefe de la Fed de Boston, Eric Rosengren, explicó que su votación expresó su visión de que la caída del desempleo podría conllevar un fuerte aumento de la inflación y crear una recesión.

"Una tasa de desempleo en estos mínimos puede tener el deseable efecto de introducir más trabajadores a la fuerza laboral, pero, desafortunadamente, de manera sólo temporal", dijo Rosengren.

Subir las tasas de manera modesta y gradual, aseguró, evitaría un sobrecalentamiento en el mercado laboral y permitiría que la recuperación continuara por más tiempo.

Otras dos autoridades que discreparon de la decisión, la presidenta de la Fed de Kansas City, Esther George, y su par de la Fed de Cleveland, Loretta Mester, no realizaron comentarios el viernes sobre su posición.

Sin embargo, declaraciones de otros funcionarios en la jornada resaltaron que una profunda discrepancia en las visiones sobre el panorama del mercado laboral está generando las diferencias de opinión sobre cuándo subir las tasas.

El jefe de la Fed de Minneapolis, Neel Kashkari, dijo en una sesión de preguntas y respuestas a través de Twitter que creía que el mercado laboral continuaba presentando holgura y que quería ver bajar la tasa de desempleo, actualmente en un 4,9%. La mayor preocupación para él, afirmó, es que la Fed subiera las tasas muy rápido en vez de muy lento.

La opinión de que el mercado laboral no está cerca de sobrecalentarse también es central en la visión del presidente de la Fed de Dallas, Robert Kaplan, respecto a que el banco debería ser cauto en subir el costo del crédito. "No creemos que la economía se está sobrecalentando", afirmó. "No somos tan expansivos (en la política monetaria) como la gente pensaría".

La Fed tendrá a mano tres reportes mensuales del Gobierno sobre el estado del mercado laboral antes de su reunión de diciembre, cuando muchos operadores y economistas esperan que finalmente apriete el gatillo y aumente las tasas de interés.

En diciembre pasado, la Fed señaló que eran probable cuatro alzas de tasas este año, pero redujo su proyección en marzo debido a la desaceleración económica mundial, la volatilidad de los mercados financieros y preocupaciones sobre la contenida inflación en Estados Unidos.El banco central pareció más confiado el miércoles pasado, diciendo en su comunicado que los riesgos de corto plazo para el panorama económico "parecen casi equilibrados".

Eso indica que las autoridades creen que es más probable que la economía supere los pronósticos que los incumpla.

La Gradualidad y el momento

La Fed pronosticó un alza menos agresiva de los tipos de interés para el 2017 y 2018, mientras los inversores parecieron no cambiar mayormente sus apuestas sobre el momento de la próxima alza de tasas. Los precios de los contratos de los fondos federales sugirieron que siguen viendo un poco más de 50% de probabilidades de un aumento en diciembre y casi ninguna chance de un alza en noviembre.

"Aunque la Reserva Federal mantuvo sus tasas sin cambios, la inusual votación 7-3 apunta a la profundidad de su dilema de política monetaria y hace más probable un alza en diciembre", dijo Mohamed El-Erian, economista jefe asesor de Allianz.

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Presidenta de la FED, Janet Yellen. Foto: Reuters

RESERVA FEDERALCON INFORMACIÓN DE REUTERS

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