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Estiman que el dólar seguirá fuerte y desafía las políticas oficiales

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El dólar retomó ayer su tendencia al alza en el mercado local, con el mayor aumento en el año, tras cuatro jornadas consecutivas a la baja. Sin embargo, esa tendencia no ha sido suficiente para que Uruguay mejore la competitividad de sus productos, algo crucial para enfrentar un escenario de desaceleración.

De hecho, la pérdida de competitividad en el primer trimestre del año de 4,6% es la mayor desde 2002, según el indicador de Tipo de Cambio Real (TCR) divulgado ayer por el Banco Central.

Es que en otros países que son socios comerciales o competidores de Uruguay, la fortaleza del dólar ha sido mayor y la inflación menor que en el país, según muestra el TCR. El indicador está por debajo del promedio histórico (ver gráfico).

La senda al alza de la divisa estadounidense podría profundizarse cuando la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) suba sus tasas de interés, desde los actuales niveles de 0%-0,25%, algo sobre lo que la entidad no dejó pistas claras de cuándo será, en su reunión del martes y ayer.

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Contexto.

En un contexto de cambio a nivel local e internacional que ya está en marcha y puede acentuarse, Uruguay debe generar las condiciones para procesar un ajuste de precios relativos (abaratarse en dólares). Ese fue uno de los puntos centrales abordados ayer por economistas de la consultora Deloitte en la conferencia "De la gestión de oportunidades al manejo de restricciones". La economista, Tamara Schandy destacó que los factores que eran "sostén" de un peso uruguayo apreciado y daban sustento a un Uruguay caro en dólares se han ido revirtiendo y seguirán haciéndolo en los próximos años.

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El dólar se sigue fortaleciendo frente a la mayoría de las monedas y si bien la competitividad de Uruguay ha tendido a mejorar en las últimas semanas, "sigue a niveles bajos" en términos generales, señaló.

En el primer trimestre, la caída de la competitividad fue de 4,6% frente a los principales socios comerciales. En marzo, la pérdida fue de 1,1% frente al mes previo, ya que si bien hubo una mejora con los socios extraregionales, ella fue más que absorbida por una caída del TCR con Brasil de 7,14%.

Este país es el que genera "mayor preocupación", dijo la economista de Deloitte, Florencia Carraquiry. El "escenario más probable" que se espera es que Brasil siga con una "perspectiva complicada" y con una moneda débil que puede dar lugar a una depreciación adicional del real, agregó.

También ayer el Fondo Monetario Internacional (FMI) presentó su informe "Perspectivas Económicas: las Américas. El Norte se recupera, el Sur aún espera". En él, señaló que para los países financieramente integrados de América (Brasil, Chile, Colombia, Perú, México y Uruguay), "la flexibilidad de los tipos de cambio puede jugar un rol crucial en el ajuste a un contexto externo más difícil".

Afirmó que "la solidez de las reservas internacionales oficiales permite a las autoridades del grupo de países mitigar las agudas presiones de depreciación (de sus monedas frente al dólar), pero la intervención cambiaria debería limitarse a los casos en que la volatilidad del tipo de cambio se torne excesiva, las condiciones del mercado se vuelvan turbulentas o surjan otros riesgos importantes para la estabilidad financiera". De hecho, el FMI ubicó a Uruguay como el que tiene más reservas en relación al tamaño de su economía de estos seis países.

Pero, para que la suba del dólar pueda traducirse en mejoras de competitividad en el caso de Uruguay, se necesita que otras políticas acompañen, según los técnicos de Deloitte.

"Ese ajuste de precios relativos difícilmente se pueda procesar con niveles aceptables de inflación si al mismo tiempo se mantiene una plena indexación salarial" y además "la moderación del gasto público y la reducción del déficit fiscal" son necesarias "para generar espacios de corrección de precios relativos", sostuvieron.

En la misma línea, el FMI dijo que "los bancos centrales de Brasil y Uruguay siguen enfrentando la tarea de fortalecer la credibilidad de sus marcos monetarios, ya que la inflación se mantiene en cifras elevadas de un dígito". Además prevé "orientaciones fiscales más restrictivas en México y Uruguay".

Los economistas de Deloitte coincidieron ayer en que el dólar seguirá subiendo a un ritmo de ente 10% y 12% anual. Para el cierre de 2015 se prevé que la divisa cotice a $ 27,50.

Según Schandy, la tendencia de fortalecimiento hasta hace un tiempo estaba muy asociada a la perspectiva de tasas de interés al alza en EE.UU., pero lo que sucede es que las tasas de interés no suben porque el dólar se aprecia y la Fed ve que "parte del ajuste que se esperaba con un endurecimiento monetario se está procesando de igual manera".

Añadió que "en tanto se mantenga la perspectiva de que las tasas van a subir y con un mensaje más moderado" de la Fed, es posible que el dólar siga al alza aún con una política expansiva.

Ayer la Fed culminó una reunión de dos días en donde no dio pistas claras de cuándo elevará las tasas. "El Comité anticipa que será apropiado elevar el rango meta de la tasa de fondos federales cuando vea nuevas mejorías en el mercado laboral y esté razonablemente confiado de que la inflación avanzará nuevamente hacia su objetivo de mediano plazo del 2", dijo en el comunicado. Esto sugirió que podría tener que esperar hasta el tercer trimestre para comenzar a elevar las tasas de interés.

Pero, a diferencia de su comunicado de política de marzo, esta vez la Fed no descartó efectivamente una subida de tasas en su próximo encuentro. Eso hace que sea posible un movimiento en junio, aunque los datos económicos no coinciden con ese panorama.

Operativa.

Ayer el dólar subió 1,49% y el interbancario fondo se promedió a $ 26,292. En tanto, el Banco República (BROU) subió 20 centésimos la pizarra a $ 25,90 (compra) y $ 26,70 (venta). Operadores cambiarios dijeron a El País que la presión compradora fue generada tanto por bancos privados, AFAP como por el BROU.

Brasil vuelve a subir su tasa de interés.

El Banco Central de Brasil subió anoche la tasa de interés referencial a un 13,25% desde un 12,75%, como se esperaba, y así mantuvo su agresiva campaña de endurecimiento monetario para controlar la inflación y recobrar la confianza de los inversores. El comité de política monetaria del banco, conocido como Copom, votó de forma unánime por elevar la tasa de interés Selic en 50 puntos básicos por cuarta oportunidad consecutiva. La decisión era esperada por una abrumadora mayoría de los economistas y operadores. La última medición apuntaba a una inflación de 8,22% anual.

Los tiempos para corregir desequilibrios "se acortan".

Uruguay cuenta con varias fortalezas, pero los tiempos para corregir los desequilibrios macroeconómicos "se acortan", ya que en los próximos años el gobierno tendrá "más restricciones que oportunidades". Ese fue una de las conclusiones expresadas ayer por los economistas de Deloitte.

En este sentido, el socio de la consultora Pablo Rosselli destacó que la desaceleración del crecimiento no ha sido mayor en parte por el impulso de una política fiscal expansiva "que no se puede repetir" y la "tolerancia" a "niveles altos" de inflación.

Según dijo, por ahora los costos de ese ajuste "parecen moderados". Esto supondría una desaceleración de la economía y de los salarios reales para recomponer equilibrios macro y sentar bases para un crecimiento sostenido de entre 3% y 3,5% anual en los próximos años.

Para Rosselli, el gobierno está enfrentando una "intensificación de los dilemas" que enfrenta la política económica, con algunas cosas que empiezan a ser "bastante tensionantes entre sí".

"Es difícil lograr una inflación más baja, mejor la competitividad y mantener este ritmo de aumento de salario real. Hay otra tensión entre balance fiscal y gasto en áreas prioritarias. Se requiere un déficit fiscal sensiblemente menor para ayudar a la política monetaria en la reducción de la inflación, para permitir que el dólar sea más alto, sin que eso nos lleve a niveles más altos de inflación", dijo.

Deloitte espera que la inflación se ubique en 8,3% a fin de año. "Francamente nos parece muy difícil que la inflación entre de modo sostenido al rango meta (3%-7%) en el próximo año y medio. Y no tendría sentido hacerlo si no es con una política fiscal contractiva y con una moderación de los salarios. De nada serviría bajar la inflación con políticas fiscales y salariales inconsistentes y que solo fuera a expensas de una competitividad más baja", afirmó Rosselli.

Contener la inflación y apuntalar la competitividad son metas enfrentadas

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