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Sin respaldo político, la Bolsa de Valores no tiene futuro

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Angel Urubarru, presidente de la Bolsa de Valores. Foto: Francisco Flores

ME GUSTARÍA DISCUTIR, SIN DOGMAS, LA APERTURA DEL CAPITAL DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS A LOS AHORRISTAS

La Bolsa de Valores de Montevideo (BVM), con 150 años de historia, atraviesa un momento difícil. Ha perdido un alto número de operadores, el mercado no se dinamiza y la situación financiera dista de ser la mejor.

Para Angel Urraburu, que asumió hace tres meses la presidencia de la institución —cargo que ocupó en tres períodos consecutivos entre 2005 y 2011— se necesita de decisiones políticas que doten al mercado de algunas condiciones que hoy no tiene, para poder superar esta coyuntura. Se lamenta que un importante volumen de ahorro de los uruguayos no pase por el mercado de capitales, que hoy ofrece escasas posibilidades al inversor en relación con el potencial existente. A continuación, un resumen de la entrevista.

—¿Cuál es la situación actual de la BVM?

—Es un momento de grandes dificultades para la institución. Se ha deteriorado mucho el patrimonio de la BVM, viene de cuatro o cinco años de pérdidas operativas permanentes y muy fuertes. Creo que el modelo de negocios que se encaró no es el correcto y en la medida en que no se desarrolle el mercado de valores en Uruguay, la bolsa va a seguir teniendo dificultades. Además, en un momento donde la globalización en el sistema financiero es muy agresiva, las posibilidades se reducen.

—¿Hay un modelo de negocios posible para la BVM en la actualidad?

—Lo primero es salir de la crisis. Y seguir insistiendo en que se ponga a la bolsa de valores en el centro de una serie de cosas que están pasando en el país y que la BVM es la única institución que puede amplificar los efectos que muchas cosas tienen.

—¿Por ejemplo?

—Las PPP (proyectos de Participación Público-Privada). Hay muchas maneras de financiarlas, pero quizá sea hora de darle participación a la gente. Financiar con instrumentos de deuda o acciones. No es algo que esté ocurriendo hoy. Pero vamos a insistir en que no se desaproveche la oportunidad de contar con el ahorro de los uruguayos.

—Ese ahorro existe. Y a veces no tiene el incentivo de buenas oportunidades en la plaza local...

—El gobierno emite en forma permanente en el exterior, y con un éxito incuestionable, con mucha oportunidad, en monedas y plazos bien elegidos. Pero al mismo tiempo, los uruguayos no pueden llegar a esas emisiones, porque nosotros (los corredores) nos estamos enterando de esas emisiones una hora antes de que cierren los libros para anotarse. Y no es posible dar participación a nuestros clientes. La estructura de colocación en el exterior hace que sea de esa forma. Yo no digo interrumpir ese proceso. Sino fortalecerlo.

El tema es que Uruguay coloca su deuda afuera para inversores extranjeros, y los ahorristas uruguayos deben buscar en el exterior las oportunidades porque acá no las encuentran. No parece razonable.

—¿Qué hacer en ese sentido?

—Vamos a tratar de que desde el gobierno se tome conciencia de que alguna emisión que no cuadre exactamente con lo hecho últimamente, a largos plazos y en moneda local, permita la colocación entre los inversores locales.

Me enteré con mucho desagrado que la CAF formó un fondo con las AFAP para financiar las PPP. Todo al margen del mercado de valores. Es un camino restrictivo, avaro, sin participación de los ahorristas uruguayos.

Deberíamos tratar de caminar por otro sendero que no excluya la actual estrategia, pero incluya a los locales.

—¿Cómo se produce ese cambio?

—Prefiero pensar que ya empezó. Hubo una decisión política del Ing. Cajaravilla, que estableció que los parques eólicos, como Pampa o Valentines, iban a ser financiados en gran medida por el ahorro nacional. Quizá hubiera sido más sencillo hacerlo tomando créditos en el exterior, donde hoy son accesibles para Uruguay. Pero fue una decisión política, insisto, lo que resultó determinante.

La emisión del Parque Eólico de Valentines es lo más destacado, con una emisión de acciones, algo a lo que los ahorristas no estaban acostumbrados. Esas acciones se vendieron a través de la bolsa. Hay 10.500 ahorristas uruguayos que compraron esas acciones. Eso es un cambio cultural, que da señales de haber comenzado.

—¿Es una buena inversión la de Valentines?

—Muy buena. No solamente lo será cuando empiece a distribuir dividendos. Sin haber cerrado balance, del precio al que se emitió en diciembre al precio actual, hay un 15% de ganancia de los inversores, sin haber pagado la empresa un solo peso.

Además, hay un hecho sin precedentes en esa sociedad. Un representante de los ahorristas que invirtieron forma parte del directorio. Ese director ya tuvo una primera reunión para informar a los accionistas. Muchos de ellos que poco entendían lo que se les explicaba, porque estaban participando por primera vez en una instancia así. Esto es cambiar el chip de los ahorristas uruguayos, y permite transparencia y control.

Me pregunto, ¿qué hubiera pasado si Ancap hubiera estado cotizando en bolsa, aunque sea un 20%? Las asambleas no serían solo con el ministro de turno, sino con 500 o 600 personas preguntando, La salud de la empresa quizá sería otra ahora, porque habría que dar la cara. Eso es democratizar la producción, es una medida genuinamente progresista.

—Muchos actores de izquierda en el país no se sentirían a gusto con escuchar que abrir el capital de las empresas públicas es una medida progresista...

—Sin dudas. Me gustaría discutirlo. Pero sin dogmas. Es un tema pendiente en el Uruguay. Este país tiene un alto déficit de participación, y la participación es antes que nada responsabilidades, control y gestión. A las empresas públicas les haría mucho bien abrir parte de su paquete accionario.

Se necesitan más decisiones políticas que defiendan estos valores.

—¿Se lo planteó a las autoridades del MEF en la reunión que mantuvo recientemente?

—En Economía planteé que se convoque a la comisión de promoción del mercado de valores, creada por la Ley del Mercado de Valores de 2009 pero que se citó pocas veces y este año ni se ha reunido. Y darle una agenda a esa comisión.

Será una buena oportunidad para seguir con la prédica de participación del capital local.

—Tampoco las empresas buscan la bolsa para financiarse...

—Las bajas tasas de interés a nivel internacional también se reflejan en el país. Hay empresas que han obtenido líneas de crédito con tasas que nunca imaginé que se lograran. Esta coyuntura es positiva para el sector productivo, pero atenta contra el mercado de capitales. Ese es un hecho incontrastable.

Por otro lado el Banco Central ha establecido una serie de normas a la hora de emitir papeles por las empresas, acciones o títulos de deuda, que son realmente exigentes. Hay algunas empresas que estaban pensando en emitir en la bolsa pero estos requisitos los llevaron a desistir.

Entre el control, la regulación y la promoción del mercado debe haber una mayor interacción. No se puede solamente regular y que nadie lo promueva. Por eso, entendemos que la única forma de salir a flote es que desde el Estado se tomen decisiones políticas que impulsen al mercado de valores.

A Uruguay le falta transparencia, información, participación, cogestión, todo eso se lo da el mercado de valores. Falta que nos den la posibilidad de participar.

—Y hay mayor competencia. Los cambios tecnológicos otorgan otras posibilidades a los inversionistas...

—La BVM tiene hace tiempo operativa electrónica. Pero es claro que llegaron cambios y nuevos competidores. Tenemos que entenderlo, generar condiciones para ser atractivos y buscar también una inserción internacional de la bolsa.

Lamentablemente hay muchas cosas para preocuparse, y primero lo que tenemos que enfrentar es tratar de que la bolsa subsista. Superar la crisis y sacarnos la actual espada de Damocles que pende sobre la BVM.

En los seis últimos años, corredores en la BVM bajaron de 74 a 32.

—El listado de empresas en la BVM no muestra mucho dinamismo...

—No ha cambiado mucho en los últimos años. Siguen siendo media docena de empresas. Tampoco hay muchas empresas grandes, y las que han dinamizado las bolsas del mundo son las que corresponden a las áreas estratégicas del país. Y acá son casi todas públicas. Y de capital cerrado.

De todos modos, confío en que haya empresas que entiendan que la bolsa es un camino idóneo, que puedan superar las regulaciones del BCU, y que la bolsa les significa algo más que un crédito bancario a tasas muy bajas como obtienen hoy.

—Cuando un cliente llega a un corredor de bolsa buscando opciones, las mejores oportunidades para ofrecer están afuera. Aunque ese corredor sea el presidente de la BVM...

—Sí. Y es lamentable que suceda.

—El número de corredores ha descendido drásticamente...

—De 74 que había en 2011 bajó a 32, y con posibilidad de seguir esa tendencia. Seis corredores se agruparon, y el resto se han dado de baja. La profesión está siendo poco rentable y no es apetecible. El asiento de corredor de bolsa antes cotizaba muy bien. Hoy hay una lista de asientos en oferta y no es sencillo desprenderse de ellos.
Por otro lado, el BCU ha habilitado la figura de "agentes de inversión" y los "asesores de inversión" que compiten con nosotros sin el costo de bolsa. No sé si eso le aportará mucho al país.

PERFIL
Angel Urubarru, presidente de la Bolsa de Valores. Foto: Francisco Flores
Angel Urubarru

Desde 1975 trabaja en el mercado de valores. Es corredor de bolsa desde el año 1985. Hoy encabeza la firma Urraburu e Hijos. Fue presidente de la Bolsa de Valores de Montevideo entre 2005 y 2011 y retomó la conducción en junio pasado.

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