Publicidad

Repasando las finanzas públicas II

Compartir esta noticia

Tal como había prometido dos semanas atrás, en esta columna intentaré brindar una perspectiva diferente de las cuentas públicas, más allá del resultado corriente -que ya fue hecho-, sino lo que podemos llamar una aproximación al resultado estructural, ajustando las cifras por el ciclo económico, -en Uruguay también el hídrico-, además de algún hecho excepcional.

Precisiones.

La manera de llevar la cifra corriente a una de tendencia, más allá del concepto marco “ajustar por el ciclo económico”, generalmente abarca otras correcciones puntuales. La corrección por el ciclo puede hacerse de una manera “sencilla”, o introduciendo diversos aspectos.

A vía de ejemplo, si el PIB corriente se encuentra por debajo de su potencial en función de la dotación de recursos (humanos y físicos) de que la economía dispone, es evidente que la recaudación de impuestos potencial es mayor al monto que las cuentas muestran, pero esa mayor recaudación no es lineal (no tiene una proporción fija) a la brecha de producto -diferencia entre el producto corriente y potencial-, sino que la linealidad suele darse a lo largo del ciclo.

La recaudación de impuestos crece más que el PIB cuando se crece y cae más cuando la producción se contrae. Para explicarlo, hay básicamente dos motivos: el propio sesgo de la estructura tributaria, aún de los impuestos indirectos, y las propias necesidades de la gente en cuanto a su ingreso disponible.

En recesión, medidos en términos del PIB, hay más erogaciones de los llamados “estabilizadores automáticos”, al aumentar el gasto en seguro de desempleo, la gente adelantar jubilaciones y los salarios públicos no caer tanto como lo hace la producción en general. En sentido contrario, los gobiernos suelen retacear inversiones y, sin ser salarios, otros gastos corrientes y ciertas transferencias.

El saldo neto de estos conceptos, suele terminar dependiendo de factores tales como el financiamiento disponible y lo prolongado o no de la recesión. O sea, habría que “trabajar” mucho las cifras y formular varias hipótesis, que a su vez pueden cambiar año a año, para tener un número “súper ajustado”, pero estará sujeto a controversias por los supuestos utilizados.

Ante ello, he optado meramente por ajustar los ingresos de manera proporcional a la brecha de producto. Es decir, si la recaudación de impuestos representa un 30% del PIB y en determinado momento se está 10% por debajo del potencial, directamente sumamos 3% a la recaudación y así corregimos el resultado. Según mis cálculos, cuando se afina la cuenta, los ciclos exacerban algo más los resultados que este sencillo cálculo arroja, pero no gran cosa, por lo que es bueno evitar formular demasiadas hipótesis.

Otro aspecto clave en cualquier corrección son hechos esporádicos relevantes o algunos de única vez, que necesariamente deben tenerse en cuenta. En Uruguay, el costo de generación de energía eléctrica es algo relevante que, a lo largo del ciclo hídrico se compensa pero que en un año puede alterar sobremanera el número corriente, por lo que hay que tenerlo en cuenta.

Del mismo modo que debemos considerar cuando se aporta y retira del Fondo de Estabilización del Precio de la Energía Eléctrica. Estos aspectos sí los tomé en consideración, pero debemos tomarlo con precaución porque la suma total del período me indica que el resultado estructural mejora en 4,1% del PIB y, en particular entre 2005 y 2014, lo hace 5,4%. Es posible que aquí haya un error y que el gasto estructural en generación de energía sea superior al que he estimado como “normal” en función de la historia y, por ende, los resultados ajustados de ese período sean peores a los que muestro, especialmente en los últimos años.

Por último corresponde ajustar la carga de intereses. Nuevamente, aquí se pueden realizar correcciones varias. Una primera y natural es corregir el pago de intereses por la deuda en dólares a un valor de paridad media de la divisa.

Así, cuando el peso está muy débil el pago registrado está por encima de la realidad estructural y, viceversa, cuando el atraso cambiario es grande, dicho pago es inferior. Este ajuste se hace. Otro ajuste posible que no realizo porque implica una vez más entrar en supuestos para determinar “valores normales” es acerca de las tasas de interés.

Es evidente que desde fines de 2008 estamos asistiendo a un escenario inédito de muy bajas tasas de interés que progresivamente comenzará a revertirse. Hoy la tasa promedio pagada en dólares es alrededor de 3 puntos inferior a la que podríamos considerar normal. Si ese porcentaje lo aplicamos meramente a la deuda en moneda extranjera, la carga de intereses corriente es 0,8% del PIB inferior a la que tendríamos en época normales. A la cifra anterior habría que sumarle alguna diferencia de tasa real sobre nuestra deuda en moneda nacional.

Un tercer ajuste a la carga de intereses, apunta a medir el llamado resultado operacional y consiste en no considerar dentro de los intereses abonados la compensación por la inflación, que la tasa de interés implícitamente tiene para los títulos de deuda nominados en moneda nacional sin reajuste.

Este ajuste sí lo realizo porque no es lo mismo deber US$ 6.000 millones en estos títulos, como fue aproximadamente el stock promedio de 2014, a prácticamente no deber nada, como fue sobre finales de los 90. Esta corrección mejora el resultado al disminuir la carga de intereses que se considera.

Esta última corrección, si bien correcta a efectos de medir el resultado real, aproximándolo a la variación patrimonial del sector público, tiene el problema de que, ante situaciones de restricciones al financiamiento, subestima la presión que el sector público ejerce sobre el mercado de deuda. En todo caso, en una medición de mediano plazo seguro corresponde hacerla, pero en uno corto puede no ser la mejor forma de ver las cuentas.

Resultados.

El cuadro anexo nos ilustra. A nivel de resultado global, 2014 fue el peor año en dos décadas con un resultado negativo de 4,5% del PIB. Hay notorias diferencias entre los resultados corrientes y los ajustados, en especial durante los años de fuerte recesión.

A su vez, hasta fin de 2009 se podría decir que el país no presentaba desequilibrio estructural, pese a que el superávit venía cayendo desde niveles muy altos en 2004 pero, a partir de 2010 el deterioro de las cuentas públicas es muy marcado y se fue profundizando. Con 2014 se completan 5 años consecutivos de déficit estructural a niveles demasiado altos para ser sostenibles en el tiempo. En los 8 años que fueron desde 1994 a 2001, el déficit estructural acumuló 16,1 pp. del PIB, siendo 14,8% el registrado entre 2010 y 2014.

La diferencia fue que en el primer período, unos 6 puntos los explicaba el costo de la transición de un régimen previsional, que progresivamente iba reduciendo el costo hasta cero sobre 2002, y la reforma del Estado. En el medio, seguramente producto de las circunstancias se verificó un muy fuerte superávit, que superó el 5% del PIB en 2004 y acumuló 22,3% entre 2002 y 2009.

Por su parte, el resultado primario ajustado (antes del pago de intereses), sólo había sido negativo en 1994 y 1999, pero ahora lo es desde 2012 y su rojo en 2014 también alcanzó el máximo en dos décadas.

Con estas cifras no es de extrañar que la deuda pública medida en términos del PIB, sea hoy superior, tanto la bruta como la neta, a la que teníamos en 1999. El tema clave está en la dinámica insostenible que está tomando.

Ajustes.

Es claro entonces que las autoridades deben realizar ajustes. Ya vimos hace 15 días que se empezó con las tarifas y el IRPF, pero también con el Imesi a las naftas, cuya suba en enero fue 4,75% más que la inflación, significando una importante recaudación adicional.

Los próximos meses serán claves para saber hacia dónde vamos y lo que debemos prever. No me parece sensato esperar que el entorno internacional revierta el deterioro, de hecho para Uruguay este contexto recién comenzó a empeorar a partir del segundo semestre de 2014. En necesario tomar medidas preventivas de relevancia, de lo contrario quedaremos expuestos a la suerte.

Si no puede ver la imagen haga click aquí

ISAAC ALFIE

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad