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¿Quedarse o irse?

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Como un chiste privado sobre todas las galletas que quemaron en el camino a establecer una exitosa panadería, Antonio y Sandra Camacho Rodríguez nombraron "los Hermanos Quemador" a su tienda de dulces.

Para ellos, era una metáfora del incesante prueba y error que hizo falta para que dos inexpertos chefs sin capacitación —ella es doctora, y su hermano era vendedor— lanzaran un negocio en un país que estaba dando sus primeros pasos en la empresa privada.

Conforme decenas de miles de cubanos renuncian a Cuba y se dirigen al norte, los Camacho forman parte de una creciente clase de empresarios que están optando por quedarse.

"En Cuba, justo ahora hay un mercado emergente en verdad poderoso", dijo Antonio Camacho. "Para mí, es más fácil volverme parte de un mercado emergente que intentar sobrevivir en algún otro país, donde el mercado fue creado años atrás".

A medida que Barack Obama se reunía con Raúl Castro días atrás, una sorprendente estadística se materializó sobre ambos líderes: más del doble de cubanos fue a vivir en Estados Unidos el año pasado que en 1959, cuando el hermano de Castro, Fidel, llegó al poder y desató una ola de migración que alteró al sur de Florida para siempre.

Mientras Obama asistía a una conferencia con líderes empresariales de Estados Unidos y nuevos empresarios que están insuflando vida a una economía moribunda aquí, Cuba está sufriendo una hemorragia de médicos, dueños de pequeños negocios, trabajadores de la construcción y meseras. Incluso con los nuevos restauranteros del país y posaderos, más cultoras de belleza han bajado sus pinzas y más agricultores han dejado atrás sus cosechas.

"Creo que algunas personas sufren de falta de visión", dijo Camacho. "Mucha gente también vive en una situación precaria, en alrededores humildes o incluso en pobreza extrema".

Recientes patrones de inmigración proyectan duda sobre el grado de fe que los cubanos tienen en las reformas del sector privado. Hace dos semanas, luego que Costa Rica despejara docenas de refugios llenos de migrantes cubanos, se presentaron 1.000 más en su frontera con Panamá.

Cifras federales revelan que al menos 63.000 cubanos se mudaron a Estados Unidos el año pasado, la mayoría de ellos cruzando a pie la frontera sudoccidental.

"Si la economía cubana sigue titubeando, muchos cubanos votarán con sus pies", dijo Richard E. Feinberg, el autor de "Open for Business", libro sobre la nueva economía de Cuba. Pero, incluso a medida que miles de cubanos han renunciado a su patria, millones han optado por quedarse.

Bajo nuevas reglas que permiten la empresa privada, el gobierno cubano emitió el año pasado alrededor de 496.000 licencias para pequeños negocios. Casi un tercio de esos propietarios de negocios son personas jóvenes.

"Cuando la gente empezó a viajar y pudo hacerlo sin ser obligada a quedarse en el extranjero, eso cambió la vida aquí; la forma de vivir de la gente, la forma de vestir", dijo Emisleidy Maza Ramos, quien tiene varios empleos. "Hay una diferencia en el aire".

Alvin Pino Estrada, el propietario de D Abuela, abrió su negocio hace un mes y da empleo a 12 personas. Ella dijo que tenía problemas para encontrar suministros como servilletas y tenedores de plástico, materia prima como papas, así como equipo industrial.

Charles Shapiro, ex embajador de Estados Unidos en Venezuela que dirige el Consejo de Asuntos Mundiales de Atlanta y viaja a Cuba con frecuencia, dijo que la gente que se quedaba estaba logrando cada vez más vivir cómodamente, sobre todo marcando un contraste con vecinos que perciben 25 dólares al mes en empleos del Estado.

"Conocí a un guía de turistas al que le ofrecieron hace poco una beca para estudiar una maestría en Washington, quien gana 1.000 dólares por semana en propinas", dijo Shapiro. "Él se quedará".

El mayor problema en el crecimiento del sentido emprendedor, agregó, es el dominio absoluto sobre la cadena de abasto.

"El suministro de refacciones, de comida, de papel de baño, está en las manos del gobierno", dijo.

Ihosvany Oscar Artiles Ferrer, veterinario que trabajó en Camagüey pero hace poco se mudó a Nueva York, dijo que la falta de mayoristas a quienes comprarles provisiones dificultó extraer ganancia.

"El negocio privado es como un pañuelo que el gobierno pone sobre todo para ser capaz de decirle a Naciones Unidas que en Cuba, la gente tiene pequeños negocios", dijo Artiles.

Claramente, la administración Obama espera que conforme el gobierno de Castro progrese hacia la reforma económica y Washington permita más comercio y viajes, más cubanos se mantendrán ahí, desacelerando el flujo constante de salidas que ha contribuido a una crisis de migración más extensa.

Sin embargo, Cuba se beneficia también de aquellos que se marchan. Muchos negocios en la isla empiezan con las remesas que los emigrados envían al país desde Estados Unidos.

Empresarios cubanos dudan en dónde arriesgar su futuro

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