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Poco factibles las políticas restrictivas de Donald Trump

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Ignacio Bartesaghi. Foto: El País
Dr Ignacio Bartesaghi, Director del Departamento de Negocios Internacionales e Integración y profesor en Univ. Catolica, foto Marcelo Bonjour, Archivo El Pais, nd 20161115
Archivo El Pais

No será sencillo para Donald Trump cumplir, en materia de comercio internacional, con las promesas que hizo, afirma el especialista Ignacio Bartesaghi.

"El TPP es muy importante para Estados Unidos, el Nafta no lo va a desmontar, y con China tendrá una relación bastante menos bélica que lo anunciado", sostuvo. Eso sí, le ve escasas posibilidades al tratado con Europa. A continuación, un resumen de la entrevista.

—¿Le preocupa los pasos que pueda dar Trump respecto a la estrategia internacional de Estados unidos?

—Hay algunas situaciones confusas. Históricamente, los demócratas no han sido muy proclives a la apertura comercial. Sin embargo, el gran paso del TPP lo da Obama y Hillary lo iba a acompañar. En cambio, los republicanos siempre fueron más abiertos, pero sucede que Trump no es el republicano clásico, no refleja los intereses habituales de ese partido, sino los de una clase media norteamericana que se siente excluida, golpeada. Que hace años que no aumenta sus ingresos sino que los disminuye, y que ve en otras partes del mundo, ese ingreso se multiplica varias veces.

Tenemos que esperar, hay algunas señales de alarma, si las hay, pero qué margen de acción tiene para aplicar sus ideas sin ir en contra del derecho internacional y sin afectar sus propios intereses.

—¿Realmente corre riesgos el TTP (Tratado Transpacífico)?

—Es un acuerdo que no es solo económico comercial, sino geopolítico. Es una estrategia de Estados Unidos de posicionamiento en Asia-Pacífico. Entonces, hay que entender cuál fue la estrategia de Estados Unidos desde el año 1989 en adelante con el APEC, el Foro de Cooperación Asia-Pacífico, qué importancia le dio a este foro para tener mayor influencia económica y comercial en la región y para contener a China. Cuando el P4 (antecedente del TPP) con economías muy pequeñas, se transforma en el acuerdo que nos ocupa hoy porque Estados Unidos decide sumarse y aparece un nuevo megaacuerdo, se generan diversos e interesantes efectos, porque en paralelo, se lanza el Transatlántico con Europa y el RCEP, el acuerdo que lidera China que involucra solo países del Asia-Pacífico. Y a la vez, indirectamente, a través del TPP, Estados Unidos renegocia el Nafta, porque logra, de forma muy exitosa, que Canadá y México entren al TPP. Y de esa forma se establecen nuevas condiciones para el Nafta, que es un acuerdo en algunos aspectos algo antiguo. Fue de los más modernos en su época, en 1993, pero luego se quedó rezagado frente a las posturas de Estados Unidos en términos comerciales que fueron cada vez más ambiciosas.

—¿El comercio es el eje central del TPP?

—El TPP no es solo comercio, es la presencia de Estados Unidos en el Pacífico, nada menos. Por algo genera que China enseguida mueva sus piezas y lance primero el acuerdo trilateral, con corea del Sur y Japón, y luego el RCEP, donde están las 10 economías del sudeste asiático, que integran el Asean, y además suma a Australia y Nueva Zelanda, Japón, Corea e India, el acuerdo que tiene más impacto a nivel global si se quiere, con la mitad de la población mundial.

—O sea, hay una carrera entre bloques para ver cuál se impone primero…

—El TPP sacó ventaja en disciplinas más ambiciosas, y el RCEP es más cómodo para los ritmos de China. ¿Qué hizo Obama en esta realidad? Dijo, "yo quiero pegar primero" y apostó a cerrar primero el TPP que China avanzara con sus acuerdos. Un golpe muy fuerte desde el punto de vista geopolítico. ¿Y para eso qué tuvo que hacer? Ceder. Fue cediendo de tal grado que dejó descontentos a los demócratas y los republicanos. Y la verdad que si uno lee el TPP, es cierto. Estados Unidos tuvo que ceder más allá de lo razonable para cerrarlo a tiempo. Entonces, China, observa esta situación y sigue avanzando con su acuerdo.

La retórica de Trump se da mucho en el proteccionismo, pero hay que ver. Hay que relacionar comercio con geopolítica. ¿Puede darse el lujo de dejar el TPP en un escenario donde China logra cerrar un megabloque comercial con 16 economías muy fuertes? Yo creo que tendrá que buscar alguna alternativa. Le cambiará el nombre, buscará formar otro tipo de bloque, pero veo muy difícil que Trump escape de plano del TPP sin pensar en esos aspectos que mencioné.

—Jurídicamente no habría problemas en desmontar el acuerdo…

—Desde el punto de vista jurídico es muy fácil descartarlo porque ningún país importante lo incorporó todavía, porque estaban todos esperando qué hacía Estados Unidos. Desde el punto de vista de estrategia política internacional, es muy difícil dejar de hacerlo. Sería un error histórico. Significa perder su presencia en Asia-Pacífico, donde crece China y es la región del mundo que le interesa Estados Unidos. Se podrá reformular, creo que será esa la propuesta de Trump, o puede plantear relanzar el APEC, el foro de Cooperación Asia-Pacífico marcó en su momento como uno de los objetivos alcanzar una zona de libre comercio y eso se complicó porque allí estaba China. Y también está Rusia, pero no está India. No sería el mejor escenario.

—¿Es factible una caída del Nafta?

—No se puede decir no al Nafta con tanta facilidad. Los compromisos que están asumidos es muy difícil que los desmantele así como así. Porque ahí ya es un tema más complejo. Si quiere dejar de cumplir alguna disposición de las que contiene el Nafta hay que denunciar el Tratado, jurídicamente está previsto, pero no puede de un día para otro incumplir normas. Muy difícilmente lo haga. Si se justifica renegociar algunos capítulos, por lo que decíamos antes, que pueden estar algo obsoletos, pero no me parece probable que lo deje sin efecto.

—Hay cuestiones legales de por medio…

—Claro. Está aprobado por los congresos de cada país, funciona bien, la industria estadounidense está muy vinculada a la industria mexicana, bloquear el Nafta implica bloquear el trabajo de muchas de esas empresas, no tiene ningún sentido. Y con Canadá también hay un funcionamiento similar, muy fuerte por ejemplo en servicios agrícolas. No hay justificación para eso, más allá de la retórica del presidente electo.

—¿Qué puede ocurrir en las relaciones con China?

—Acá está el hecho del reconocimiento de China como economía de mercado, que está previsto para este año, de acuerdo con los plazos previstos con la OMC. Me parece que fue el caballito de batalla de la campaña para Trump: la culpa de todo la tiene China, por dos cosas, lo comercial y lo ambiental. Porque es preocupante la posición que tiene Trump respecto al cambio climático. No lo reconoce, dice que es un cuento chino. Y eso puede poner en juego los acuerdos de París del año pasado y puede afectar mucho más, como las industrias de las energías renovables. Me imagino que sí va a intentar aplicar medidas restrictivas contra China, negar que sea considerada una economía de mercado y eso puede tener algún efecto en el comercio internacional. Pero no imagino una guerra desde el punto de vista comercial. Porque acá también, es tal la conexión que existe hoy entre la industria de ambos países que es muy difícil desmontar eso. Si el 60% de lo que exporta china corresponde a empresas de Estados Unidos instaladas en aquel país, ¿cuánto se puede trabar el ingreso de productos sin afectar a los tuyos? Están integrados en las cadenas de valor. Puede hacerlo en algunos sectores específicos, pero no más que eso.

—La presencia de empresas estadounidenses es algo muy notorio…

—Y esas empresas que están en China se instalaron allí por conveniencia. La gran deslocalización fue un fenómeno muy importante de los años setenta, y eso lo llevó adelante Estados Unidos. O sea que el argumento de que los empleos que antes estaban en su tierra hoy están en el exterior no se debe solo al gran crecimiento de China, sino a una estrategia seguida por sus propias empresas.

Por otro lado, hay hasta cierto desconocimiento de parte de Trump de lo que está exportando China. Ya la industria primaria menos sofisticada se está trasladando a países como Vietnam o Indonesia, y lo que produce China se parece más a lo de Japón. Los discursos críticos por los empleos que China le saca a los estadounidenses no son del todo precisos.

El enlentecimiento del acuerdo transatlántico favorece al Mercosur.

—¿Qué pasará con el acuerdo de Estados unidos con Europa?

—El Transatlántico quedó más rezagado porque es difícil, un acuerdo de normas técnicas entre Estados Unidos y Europa no es nada sencillo. No pudieron lograr una sola norma técnica, debieron reconocerse diferentes modos de producción, porque cada uno defendía a ultranza su posición. Creo que finalmente no va a caminar. Ya estaba herido de muerte y Trump va a terminar de liquidarlo. Además Europa está inmersa en una crisis enorme y no está tampoco en condiciones de negociar.

No descarto, eso sí, un Trump acercándose hábilmente a Gran Bretaña, buscando una relación estratégica con su aliado histórico. Ahora, tengamos en cuenta que un escenario donde no haya acuerdo Europa-Estados Unidos puede ser positivo para el Mercosur.

—¿Por qué?

—Porque en el juego de la doble oferta nos ha afectado mucho a nosotros. Cuando se negociaba el alca nos afectó las relaciones con Europa, y ahora que Europa negociaba con Estados Unidos también. Porque la cuota de carne, por ejemplo, que le daban a uno estaba condicionada por la que le daban al otro. Eso en muchos rubros. Así que, podemos llegar a beneficiarnos de que Estados unidos salga de esa negociación.

—Trump no mira a Latinoamérica...

—Para nada, ni en términos comerciales ni políticos. La ignoró en sus discursos.

Ignacio Bartesaghi.

Doctor en Relaciones Internacionales, Máster en Integración y Comercio Internacional, posgraduado en Negocios Internacionales e Integración y en Comercio Exterior y Licenciado en Relaciones Internacionales.

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Ignacio Bartesaghi. Foto: El País

EE.UU. NO PUEDE DEJAR SIN EFECTO EL TPP, MIENTRAS CHINA AVANZA EN MEGAACUERDOSLUIS CUSTODIO - [email protected]

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