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Noruega puede ser el modelo para el Reino Unido

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Foto: Gunnar Kr Kopperud
Gunnar Kr Kopperud

Sigurd Braathen trabajó durante toda una vida para erigir la empresa industrial de su familia en una empresa conjunta lucrativa con ventas a lo largo de Europa. Después, un decreto ambiental de Bruselas amenazó con proscribir la mitad de sus calentadores de agua eficientes, incluso en su país natal de Noruega.

Para lograr que sus productos cumplieran con la norma, Braathen tuvo que remodelar su fábrica a un costo de 5 millones de euros.

"La peor parte fue que Noruega no tenía influencia alguna sobre la cuestión, debido a que no somos integrantes de la UE", dijo Braathen. "Sin embargo, Noruega aún debe hacer cualquier cosa que Bruselas decrete".

Todo parece indicar que a Gran Bretaña espera un futuro similar, lleno de conflictos.

A medida que empieza a bajar el caos político tras la votación de Reino Unido por abandonar la Unión Europea, uno de los temas más acuciantes para la nueva líder del país radica en cómo seguir haciendo negocios con el vasto mercado único del bloque, de 500 millones de consumidores. Muchos están apuntando a Noruega, como un posible modelo para salir adelante.

Theresa May, quien se convirtió en la nueva primera ministra de Reino Unido, ha dicho que quiere obtener el mejor trato posible para salvaguardar la base industrial del país y su industria de servicios. Si éstas titubean, la economía del país corre el riesgo de caer por el despeñadero.

Un trato al estilo noruego tiene sus ventajas. Noruega está afuera del bloque, pero puede comerciar con facilidad con sus integrantes a través del mecanismo conocido como el Área Económica Europea.

La complicación es que Noruega, a cambio del trato de comercio, debe permitir el libre movimiento de personas; principio que May, quien ha jurado aplicar duras medidas a la inmigración, pudiera no conceder plenamente.

"Gran Bretaña probablemente haga un Noruega lite, donde tendrá que ceder cierto acceso al mercado a cambio del derecho a aplicar algunos controles sobre el libre movimiento", dijo Simon Tilford, el subdirector del Centro por la Reforma Europea, en Londres. "Sin embargo, una vez que los costos salten a la vista, habrá un debate mayor en Reino Unido con respecto a si eso basta, y la política se pondrá realmente tóxica".

En ciertas formas, Noruega puede relacionarse con el "Brexit", como se conoce a la salida británica. Este país escandinavo, de 5 millones de habitantes, votó dos veces por quedarse afuera de la Unión Europea en acalorados referendos que también cambiaron en un instante a temas de soberanía.

Además, la vida fuera de la Unión Europea es buena. Noruega es una nación rica, con vastos recursos naturales incluyendo petróleo, tierra agrícola y rebosantes zonas de pesca a lo largo de 650 kilómetros de rugoso litoral. Oslo, la capital, tiene tiendas de lujo, pulcros hogares y un Palacio Real… recordatorio de por qué los noruegos valoran la independencia. Hidroenergía limpia impulsa una amplia gama de productos, desde trenes bala hasta calentadores de agua de Braathen.

Sin embargo, hay que pagar cierto precio. Por el acceso al mercado único de Europa, que Gran Bretaña aún busca, Noruega paga cientos de millones de euros al año al presupuesto del bloque. Además, se le requiere aceptar toda ley que Bruselas adopte, como la que amenazó el negocio de Braathen, sin tener acceso a votar sobre ellas.

De manera crucial, debe también permitir que ciudadanos de la UE pasen libremente a través de sus fronteras, lo cual significa que no tiene control sobre la inmigración, tema decisivo para electores británicos que deseaban salir del bloque. Debido a esto, Noruega incluso tiene una inmigración mayor per cápita que Reino Unido.

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