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Mayor actividad bancaria pero menos rentable

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Bóveda de un Banco
Bóveda de un Banco.
Foto: Archivo El País

83% de los depósitos en bancos están a la vista, restando potencia a la intermediación financiera.

El tercer trimestre mostró un nuevo aumento en el nivel de actividad del sector bancario. En lo que va del año, la intermediación financiera registra crecimiento tanto en los depósitos como en el crédito, pero cuando se miran los resultados de las empresas se observa una caída en el margen de utilidades. Como compensación parcial, en el período se observa un fuerte aumento en los ingresos por prestación de servicios luego que todas las instituciones hicieran modificaciones en sus tarifas. De todas formas, es insuficiente para compensar el menor margen por intermediación, por lo que el sector tiene en 2016 mayor actividad pero una caída en el valor agregado.

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Los depósitos en el sistema bancario medidos en dólares al tipo de cambio de cierre de septiembre totalizaron US$ 30.900. Cuando se observa la evolución a lo largo del año se comprueba un aumento tanto en las colocaciones en los Bancos Públicos como en los Privados. En el Gráfico superior del cuadro adjunto se puede comprobar la aceleración que operó desde comienzos del 2016 dentro de una tendencia que en ambos grupos de instituciones era ascendente.

A pesar de la tendencia hay ciertos aspectos estructurales que se mantienen. Se trata de depósitos a muy corto plazo con un 83% que están a la vista y dentro del 17% a plazo un predominio de los más cortos, siendo muy baja la participación a más de seis meses. Esto lleva a que la intermediación se deba realizar sobre la base de encajes altos y la asunción de que los depósitos se mantienen en renovaciones. Es un comportamiento por el cual contractualmente están a la vista pero en la realidad mantienen un plazo importante. Obviamente que lo que pagan por intereses no moviliza a los ahorristas a considerar inmovilizaciones aunque más no sea a plazos cortos.

Otra característica que se mantiene es la denominación en moneda extranjera. El 78% de los depósitos está en dólares. Los ahorristas siguen utilizando esta moneda como unidad de cuenta y defensa del valor a pesar de las fluctuaciones que registra el tipo de cambio. Se podría pensar que la preferencia por la moneda se debe a que hay una cantidad abundante de depósitos de no residentes pero estos en la actualidad son el 19% del total.

El crédito bancario al final de septiembre se ubicaba en US$ 15.700 millones. En este caso si bien hay un aumento del 4,3% en comparación con el cierre del mismo trimestre el año pasado, es el primer trimestre con aumento y en términos generales se puede decir que hay un estancamiento en valores absolutos.

El estancamiento se debe en su totalidad al crédito otorgado en dólares. En la zona media del cuadro se presentan las tasas de variación del crédito por trimestres tanto en moneda extranjera (gráfica de la izquierda) como en pesos (a la derecha). Luego que en el 2103 se observaran fuertes aumentos en el crédito en dólares, con tasas superiores al 15% anual, se frena la colocación de préstamos. Incluso en los tres trimestres del 2016 se observan tasas negativas en comparación con los mismos períodos del año anterior. Por su parte, los créditos otorgados en moneda nacional tienen incrementos por encima de la inflación. De acuerdo al gráfico, las tasas trimestrales oscilan pero todavía se encuentran en el 6% anual en un escenario de estancamiento del nivel de actividad.

La actividad de intermediación financiera es la que está generando más dificultades en los balances de los bancos. En los nueve meses que van del ejercicio la evolución del tipo de cambio provocó una pérdida mientras que el año pasado había generado una ganancia. Medido en pesos, el margen financiero de los bancos privados y el República bajó de $ 31.000 millones a $ 25.400 millones en un contexto en el que la inflación fue del orden del 10%. La caída real es cercana a la cuarta parte en el último año.

A la pérdida por tipo de cambio hay que sumarle la pérdida que hay que asumir para previsionar los créditos no vigentes. Si bien la cifra que se está reservando todos los años es relativamente estable se observa en la evolución del crédito un aumento de las dificultades tal como se analizará más adelante.

Frente a las dificultades del margen financiero debido a la exposición de moneda en que se encuentran las instituciones, hay una compensación por el lado de los servicios. El margen por servicios está aumentando fuertemente en las instituciones en un contexto en el que se encuentran lanzadas a incrementar lo que se cobra por todos los servicios. Cuando se mide el promedio de los primeros nueve meses en los dos últimos años se observa que hay un crecimiento que supera la inflación en el orden del 7% (13% en el República y 5% en los privados).

También hay ingresos adicionales en las operaciones de cambio de moneda en la que concurren dos fuerzas en el mismo sentido: a) los márgenes que se logran en un contexto de volatilidad mayor como lo viene siendo el 2016 son superiores y b) el volumen transado debe ser superior al incrementarse las transacciones en las plataformas web de los bancos.

El ciclo económico y los cambios en el mercado van a seguir transformando la actividad bancaria. En la medida que hay menor actividad económica y las empresas entran en dificultades comenzará a aparecer la presión por el lado de los créditos incobrables. En el último gráfico del cuadro adjunto se ilustra el porcentaje de créditos vencidos sobre el total de créditos al sector privado en ambas monedas. La tendencia es clara desde finales del año 2014 con un aumento desde el 1,9% al 3,2% del total. Son porcentajes bajos, alejados de los guarismos que ocurren en momentos de recesión, pero no debería llamar la atención que esta tendencia persista en los próximos trimestres.

No se espera que la inclusión financiera aporte mayores ingresos a los bancos. La cantidad de servicios que se deben prestar en forma gratuita pesa sobre los costos sin generar ingresos. A esto se suma que el grado de madurez en el uso de los instrumentos financieros en la sociedad es todavía bajo y en el momento del ciclo no hay una demanda por los servicios más rentables. Es probable incluso que se encuentren en la fase de baja rentabilidad por una morosidad que aparece en ascenso. Todo parece indicar que las inversiones que se deben hacer para adecuar los servicios al nuevo marco legal podrán tener retornos, pero solo en el mediano plazo.

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Bóveda. Foto: archivo El País

HORACIO BAFICO Y GUSTAVO MICHELIN

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