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Cómo y por qué huye el dinero desde Cataluña

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El banco optó por retirarse ante de Cataluña ante la actual situación social y política. (Foto: Reuters)

LA REPERCUSIÓN INTERNACIONAL DE LA CRISIS EMPUJÓ A LAS EMPRESAS FUERA DE SUS SEDES

Ningún indicador lo adelantaba. Hasta el 1 de octubre, y aún hoy, los datos dibujaban un presente sólido. El PIB de la región crece un 3% anual y el desempleo está en el 13,2%, frente al 17,2% del conjunto del Estado.

El banco optó por retirarse ante de Cataluña ante la actual situación social y política. (Foto: Reuters)
Foto: Reuters

Exportaciones, turismo, comercio interior, deuda pública, déficit… ningún signo de erosión, al contrario. El tren de la política discurría por una vía y la economía por otra. Pero la crisis ha enseñado una lección que el independentismo haría bien en grabar a fuego: los mercados tardan muy poco en hundirse, y las empresas son capaces de reaccionar a la misma velocidad a la que Puigdemont declara la independencia y la suspende.

La segunda enseñanza es que, con el desarrollo del capitalismo, nunca antes el precio de la autodeterminación —en especial si se quiere conseguir por la fuerza— había sido tan alto, porque la malla que teje el dinero es muy difícil de romper. "España y Cataluña son como dos gemelos que comparten varios órganos, sus economías ya no se corresponden con fronteras medievales", constata desde Economistas frente a la Crisis Jorge Fabra. Pone como ejemplo los sistemas energéticos: si un centro de control se apaga en Cataluña, puede faltar la luz en Pontevedra.

La decisión de las empresas y de los bancos catalanes de cambiar sus sedes ha supuesto un duro golpe, tal vez definitivo, para los planes secesionistas de la Generalitat. Pero el empujón definitivo no vino de Barcelona o de Madrid. Llegó de las verdaderas capitales del dinero —Nueva York, Londres o Chicago— donde están los gestores de los grandes fondos de inversión, de pensiones y compañías de seguros.

Tras las imágenes del 1-O, las empresas recibieron llamadas preocupantes de las agencias de calificación de riesgo y de los gestores institucionales de las principales plazas mundiales, que mueven billones. Ellos son los dueños de gran parte la deuda emitida por las empresas y por los bancos catalanes. Su mensaje fue claro: permanecer en Cataluña suponía un factor de incertidumbre, que ellos no querían asumir. En el mundo financiero, la incertidumbre siempre cotiza a la baja y cuanto más tiempo pasa, todavía más.

Desconociendo todo sobre el problema catalán, los grandes inversores extranjeros se enteraron del conflicto de la peor forma: fotos de violencia policial y un proyecto independentista que llevaba a salir del euro. Eso significaba traspasar la línea roja. Si optaban por vender, darían un duro golpe al coste de financiación de empresas y bancos,

Además, existía otro factor desestabilizador: el fantasma de la Hacienda catalana. Si se creaba este organismo, podría llegar la doble tributación para las empresas, una a la Hacienda española y otra a la catalana. Esta posibilidad también forzó la salida acelerada de los gestores de patrimonios, un sector importante en el mundo financiero catalán.

¿Por qué no reaccionaron antes públicamente los bancos y otras empresas? Pese a todo, ejecutivos de las grandes entidades admiten ahora que los falsos mensajes del Govern, que auguraban una salida suave y pactada de Cataluña, calaron en algunos miembros de las cúpulas directivas de estas corporaciones. Se habló de que, en el peor de los casos, se podría convivir con dos sedes, Madrid y Barcelona, y atender a los dos mercados. Siempre se insistía en evitar el boicot interno: CaixaBank tiene 68.000 millones de euros en depósitos en Cataluña, una cantidad capaz de crear problemas muy graves si comenzaran a marcharse.

Los banqueros también defienden su silencio recordando que ya hicieron un posicionamiento público el 18 de septiembre de 2015, con un comunicado conjunto de la patronal bancaria y de las cajas de ahorros. Advirtieron de que se irían de una Cataluña independiente. "Y el resultado fue nefasto. Sufrimos un boicot de algunas organizaciones y de clientes de Cataluña, que también retiraron su dinero como ahora, y nos dijeron que la banca no era el sector más apropiado para presionar y entrar en el debate, con los problemas de reputación que tiene el sector", subrayan desde un banco catalán.

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