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Expectativas, nivel y tendencia

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En esta misma página, hace más de dos años (el día 2 de septiembre de 2013), y bajo el título de "¿Importa el nivel o la tendencia?" me referí a la entonces reciente aceptación de la precandidatura a la presidencia por el FA por parte del actual presidente.

Según Búsqueda del 8 de agosto de ese año, cuando Vázquez fue consultado acerca de si tuvo en cuenta, al aceptar, las dificultades que había empezado a enfrentar la economía y que si ganara las elecciones no iría a tener un panorama tan despejado, contestó los siguiente: "¿Usted cree que puede haber una situación peor que la que recibimos cuando fui candidato en el 2004? Yo creo que estamos mucho mejor que en aquel momento. Si en aquel momento se pudo salir adelante, en la situación económica y social actual estamos en un nivel que nos permite aspirar a ir a mucho más: mejores condiciones de vida para los uruguayos, mayor dignidad en la calidad de vida, logros importantes a nivel social y un desarrollo humano más profundo".

Cuando se le preguntó acerca de la eventualidad de que el FA tuviera que gestionar por primera vez con una semi crisis o una crisis, Vázquez insistió con que "partiríamos de una situación infinitamente mejor que la que teníamos una década atrás".

Cómo vamos.

En aquella columna de hace más de dos años, coincidí con Vázquez en cuanto a que en 2015 estaríamos mucho mejor que en 2005, pero señalé que el tema de fondo no era ese y para expresarlo en forma bien gráfica, expresé que lo que importaba era la tendencia y no el nivel.

Escribí entonces y reitero ahora que "cuando digo que lo que más importa es la tendencia me refiero a que creo que lo importante es en cada momento desde dónde se sale y hacia dónde se va y en esto son claves las expectativas de las personas sobre su futuro. ¿Cómo ve el futuro quien tiene poco y empieza a repechar y a superar posiciones? ¿Y cómo lo ve quien repechó y adquirió mayores niveles de satisfacción y un buen día empieza a ver que retrocede? ¿Cuál de ambas situaciones es más manejable para un gobierno?

¿Es preferible estar en condiciones de dar a quien tiene poco o no tener más remedio que dejar de dar, o incluso quitar, a quien había mejorado su situación? Quien va de menos a más tiene mejores expectativas que quien va de más a menos, más allá de los niveles respectivos.

Hablando en plata, ¿cómo entiende quien venía teniendo todos los años un aumento real de su salario de 4% a 5% cuando eso ya no pueda suceder o incluso, cuando el ajuste real en sus ingresos deba ser negativo? ¿Y quien tenga una reducción aún mayor en términos de su ingreso disponible para gastar porque en vez de usar crecientemente el crédito deba empezar a amortizarlo? ¿Y, a todo nivel, quienes ahora deban pasar a consumir menos bienes durables y servicios turísticos en el exterior que antes, porque se encarecerán relativa y progresivamente tras años de ser lo que más se había abaratado en términos del ingreso?".

En aquella columna expresé que quien recibiera "la posta del Presidente Mujica en marzo de 2015 deberá lidiar con esa situación, de ir bajando la cuesta porque terminó la fiesta… y con la resaca a cuestas".

Luego, como tantas veces en los últimos años, describí el triple ajuste que se vendría y que ahora estamos enfrentando: me refiero al de los precios relativos, el de las finanzas públicas y el del mercado de trabajo.

Confianza.

Concluía aquella columna señalando que "el viento de cola y las buenas políticas nos dan márgenes para hacer manejable el proceso de ajuste que se está iniciando, de modo que no devenga en crisis. Pero cuidado: esos márgenes no permitirán evitar el ajuste, sólo lo podrán volver manejable. Si alguien cree que se lo podrá evitar, entonces usará mal y abusará de esos márgenes y la crisis se volverá inevitable. El próximo Presidente no la tendrá fácil, sea Vázquez o quien sea. En el contexto referido, creo que quien sienta que tiene chance de llegar a serlo, mucho contribuiría desde ya mismo a su propia gestión a partir de marzo de 2015 si no alentara aún más expectativas positivas que no podrá satisfacer. Bien haría, en cambio, con ir advirtiendo sobre el advenimiento de tiempos complicados que requerirán de prudencia".

Bueno, pasaron más de dos años desde entonces y estamos asistiendo a un desplome de las expectativas económicas de empresarios y consumidores y las encuestas de opinión pública también muestran que la aprobación presidencial está cayendo en picada. Y lo peor aún no ha transcurrido.

El problema de fondo, creo, es de economía política, es decir, referido al mandato que el presidente buscó y obtuvo. Como Dilma en Brasil, el mandato que procuró y recibió Vázquez fue para ir a más de lo mismo, pero esto ya no era posible, no había con qué. Para Dilma las cosas han ido peor por otros ingredientes del proceso que, en principio, no hay en el caso de nuestro país. Lo mismo hubiera sucedido con Scioli, si ganaba las elecciones del domingo pasado. Pero ganó Macri y el mandato que procuró y obtuvo fue el opuesto, cambiar. Él tiene ahora legitimidad para hacerlo.

Javier de Haedo - Economista

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