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Espacio fiscal limitado por el gasto automático

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Los egresos en pasividades y seguro de salud crecieron 0,3% del PIB en los últimos 6 meses.

El gasto público adquirió una dinámica propia que le restó mucho margen de maniobra al gobierno y amenaza con afectar la sostenibilidad de la deuda en el mediano plazo.

Si no puede ver la gráfica haga click aquí

Los esfuerzos por aumentar los ingresos parecen estar dando algunos resultados, pero si se los analiza con detenimiento y evaluando las implicancias sobre el funcionamiento de la economía y la propia dinámica del gasto, se puede concluir que son insuficientes, por lo que resulta muy difícil abatir el déficit al nivel que pretende el gobierno.

Dados los tiempos políticos, resulta poco probable que se adopten las medidas de fondo para encauzar el gasto, por lo que crecen las probabilidades que la administración que asuma en 2020, sea la que las tenga que implementar.

En los últimos doce meses a junio del presente año, el déficit consolidado del Gobierno Central y el BPS (GC-BPS) se situó en el 3,3% del PIB. Si se lo compara con el resultado registrado hace un año se constata un deterioro del 0,3%, pero si se mide contra el cierre de 2016 hay una mejora del 0,4%.

Al analizar las finanzas públicas lo importante no es tanto el dato puntual, sino su tendencia. En el gráfico que aparece arriba del cuadro se muestra la evolución de los ingresos y egresos del consolidado GC-BPS en los últimos años.

Se puede ve allí como los ingresos se ven afectados por el estancamiento económico, y comienzan a crecer en los últimos meses de la mano de la recuperación y fundamentalmente, el incremento de los impuestos.

Por su parte, los gastos nunca dejaron de crecer, lo que determinó que el déficit trepara del 1,5% del PIB al cierre de 2013 al 3,3% actual.

Para tratar de contrarrestar este resultado el gobierno está implementando un ajuste que se le ha presentado a la población en distintas etapas. En el primer año, a nivel de las Empresas Públicas y acortando las inversiones y en el siguiente, aumentando los impuestos a las rentas y difiriendo algunos gastos comprometidos.

La suba de impuestos comenzó a regir el pasado 1° de Enero y si se compara el resultado fiscal al cierre de 2016 con el dato a junio del presente año se observa que mejoró en 0,4% del PIB. Esa mejora es igual al incremento que muestra la recaudación de la DGI.

La primera lectura de esta evolución nos dice que, descontado el incremento de la recaudación impositiva, el resultado no ha cambiado en este semestre. Ello puede verse como un hecho positivo, ya que por un lado se estarían controlando los gastos, al tiempo que los mayores impuestos mejoran el resultado.

Visto así, el gobierno debería estar muy contento ya que sus objetivos se estarían cumpliendo y se podría abatir el déficit y llegar al objetivo planteado en el año 2019. Sin embargo, un análisis un poco más detallado no nos permite ser tan optimistas.

En primer lugar, porque si bien los gastos parecen estar bajo control, en realidad no es tan así. Vistos en su conjunto aumentaron 0,2 puntos del PIB en lo que va del año. Pero ese incremento global esconde distintas realidades. Por un lado, hay partidas que crecen y por el otro algunas que se frenan.

Dentro de las primeras hay que señalar a las pasividades y al seguro de salud y enfermedad en el período. En su conjunto, estos rubros se incrementaron en 0,3 puntos del PIB, siendo las primeras las que más aumentan.

En las últimas semanas se ha discutido mucho sobre la Caja Militar y el elevado costo que implica (US$ 620 millones en los últimos doce meses), como así también la policial, como se muestra en el gráfico de abajo a la izquierda.

El abatimiento del gasto en las pasividades militares es un tema de larga data, que el gobierno intentó incluir sin éxito en la Rendición de Cuentas del pasado año y que volvió a plantearse en este ejercicio. Pero no son las únicas pasividades que aumentan, también lo hacen las policiales y las que sirve el BPS. Por su magnitud, estas últimas son las que más inciden en el resultado fiscal.

En el gráfico alargado que aparece en la parte media del cuadro se muestra la evolución de las pasividades servidas por el BPS. Se ve allí que desde mediados de 2014 están creciendo ininterrumpidamente. Esta evolución es fruto de la flexibilización vigente desde 2008, que redujo los años mínimos de trabajo necesarios para acceder al beneficio establecidos en la Reforma de 1995, como así también, en algunos casos, la comprobación de esos años de trabajo.

Desde la flexibilización, el número de pasivos se incrementó en 123 mil, lo que explica el aumento del gasto. A su vez, el mecanismo de ajuste de pasividades establecido en la Constitución, indexándolas al índice medio de salarios, en momentos en que el salario real crece a un ritmo elevado fruto del descenso en el crecimiento del IPC, presiona a que continúe aumentando. Es un gasto que el gobierno no puede controlar, y que está absorbiendo gran parte de los mayores ingresos que registra la DGI para financiarse.

El gasto asociado al seguro de salud creció por el ingreso de los últimos colectivos al Sistema Nacional Integrado de Salud (SNIS), tal cual se muestra en el gráfico de abajo a la izquierda.

Los restantes rubros de gasto disminuyeron en el equivalente al 0,2% del PIB en los doce meses acumulados a junio respecto al cierre del año anterior. No en todas las partidas el gobierno puede actuar con facilidad, tal el caso de las remuneraciones.

En este contexto los márgenes para actuar se reducen mucho, y los rubros que muestran contracción en el primer semestre son los gastos personales y los intereses.

El descenso de los intereses hay que tomarlo con cuidado. En primer lugar porque no se trata de un gasto discrecional, sino que resulta de una obligación del Estado. En segundo lugar, porque el resultado primario, que se muestra en el gráfico de abajo a la derecha es deficitario y exige de mayor deuda. A su vez, a futuro las proyecciones más optimistas, que son la del gobierno, muestran resultados deficitarios, que necesariamente deberán ser financiados con mayor deuda. Se agrega a ello el hecho de que en los próximos años el Estado uruguayo deberá hacer frente a amortizaciones, ante las cuales deberá emitir nueva deuda que seguramente será a una tasa mayor a la vigente actualmente. Por todo ello, es dable esperar un aumento en este rubro.

En cuanto a las inversiones, es difícil que se puedan seguir manteniendo en niveles tan bajos, ante la necesidad de infraestructura. El ciclo electoral hará seguramente que crezcan en los próximos meses. Ante este panorama resulta difícil pensar que el resultado global, considerando a las Empresas Públicas, pueda caer en un punto del producto en los próximos dos años.

HORACIO BAFICO Y GUSTAVO MICHELIN

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