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Cuenta corriente con el exterior más equilibrada

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MEF: colocó deuda en Unidades Indexadas y recibió buena demanda. Foto: D. Borrelli
Edificio del Ministerio de Economía y Finanzas, MEF, foto Borrelli, Archivo El País, nd 20100505, fachada
Archivo El País

Renta de la IED bajó en dos últimos años, y el retorno medio de 2016 fue del 3,1%.

Las cuentas de la economía uruguaya con el resto del mundo señalan que el año pasado se caracterizó por la desaparición de la brecha entre lo que se compra al exterior con lo que se vende. El saldo apenas fue de US$ 117 millones, cuando tres años atrás era de US$ 2.861 millones. Fue un ajuste que llevó poco más de dos años y recayó en su totalidad sobre el sector privado.

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El saldo de la cuenta corriente es la diferencia entre el dinero que ingresa y sale por operaciones corrientes. Entre las operaciones corrientes que suman "dólares" se incluyen las exportaciones de bienes y servicios, los intereses y dividendos ganados por las inversiones en el exterior de uruguayos y las transferencias que nos envían desde el resto del mundo. En cuanto a las salidas de divisas de los residentes en la economía uruguaya se consideran las importaciones de bienes y servicios, los intereses y dividendos pagados a los no residentes y las transferencias enviadas.

En el gráfico superior del cuadro adjunto se ilustra la evolución en los últimos cinco años del saldo en cuenta corriente. Para ver la evolución y considerar el nivel de desequilibrio que representa el saldo se suele presentar como porcentaje del PIB. Como se observa, se pasa de un déficit del 5% del PIB en 2012 y 2013 a casi el equilibrio al final del 2016.

Esta evolución motiva la pregunta sobre cuáles son las operaciones en las que ocurre el drástico cambio y si ese ajuste lo hizo el sector privado o el público. Comenzando por la última interrogante, hay que considerar que el saldo en cuenta corriente con signo negativo implica que la economía gastó más de lo que le ingresó (en términos agregados es lo mismo que invirtió más de lo que ahorró) o sea tuvo un déficit. Por lo tanto se puede dividir el saldo en cuenta corriente entre el déficit del sector público y el del sector privado.

Como no hay información disponible para el sector privado, se puede calcular por diferencia entre el saldo en cuenta corriente de la balanza de pagos y el déficit del sector público. En este caso, la historia es que se pasó de un déficit de -5,0% del PIB en 2013, en el que se prendían todas las luces de alerta, a un resultado negativo de tan solo -0,2% del PIB en el 2016. En ese período, el déficit del sector público se agravó pasando del -2,2% del PIB al -4,0%. Por lo tanto, la compensación para llegar casi al equilibrio corrió en su totalidad por cuenta del sector privado, pasando de un déficit de -2,7% a un superávit del orden del 3,8% siempre relativo al PIB.

La segunda pregunta que uno se hace sobre la cuenta corriente es en que transacciones ocurrió el ajuste. Acá el resultado es generalizado pero vale la pena observar los principales temas porque son altamente ilustrativos de la coyuntura que vive la economía.

El cambio más notorio se produce en el comercio de bienes con el resto del mundo. Tanto las exportaciones como las importaciones registran una fuerte reducción pero la caída es mucho más marcada en las compras que en las ventas. Esto lleva a que el déficit, que en el año 2013 era de US$ 1.352 millones, pasara a ser un superávit de US$ 343 millones. En esta evolución es fundamental la caída del precio de los bienes intermedios en el mundo, incluyendo el del petróleo. Solo eso le significó al país US$ 2.700 millones anuales menos de importaciones. Cuando el país, que es una economía pequeña, importa menos insumos intermedios, también exporta menos.

El saldo en la exportación de servicios también mejora al pasar de US$ 242 millones positivo a US$ 699 millones. Nuevamente, la caída en las exportaciones es de menor magnitud que la de las importaciones. En este rubro tiene mucho que ver el turismo (viajes) sobre el cual vale la pena destacar lo ocurrido en el último año puesto que puede pautar la tendencia con la que nos encontremos en el 2017.

En el gráfico de la zona media del cuadro se ilustra la evolución en dólares de los ingresos que deja el turismo para el país (exportación) y el que pagan los uruguayos que viajan al exterior (importación). El cuarto trimestre del año pasado marcó un quiebre de la tendencia descendente de los dólares recibidos por el turismo receptivo.

De acuerdo a los datos del Ministerio de Turismo esa mejora se repite en el primer trimestre confirmando que se detiene la caída. Del lado de los gastos que hacen los turistas uruguayos fuera del país, la tendencia viene siendo decreciente desde mediados del 2014.

Entre los bienes y los servicios, se logra en el correr del 2016 un saldo positivo de US$ 1.042 millones. Es una cifra que contrasta con el déficit comprobado tres años atrás, que rondaba los US$ 1.100 millones. Son más de US$ 2.000 millones de diferencia que explican buena parte del ajuste que ocurrió en el sector privado de la economía.

También son muy importantes para la coyuntura económica las transacciones corrientes vinculadas a la renta del capital invertido en la economía uruguaya por los extranjeros y la recibida por los uruguayos al invertir en el exterior. En este rubro, la economía es deudora con el resto del mundo, tanto por lo que recibe prestado como por la inversión directa que llega a nuestro país. Al ser deudora termina pagando más de lo que recibe.

El saldo del año 2016 fue negativo en US$ 1.281 millones, mejorando US$ 600 millones respecto al resultado observado tres años atrás. Se le paga menos al resto del mundo debido a que la inversión directa recibida depende de las utilidades para remitir y estas siguen el ciclo económico. Efectivamente, los pagos al exterior por intereses se encuentran estables en el orden de US$ 900 millones en el año. Mientras tanto, el resultado de la inversión directa extranjera pasa de US$ 1.246 a US$ 699 millones.

En el gráfico de la izquierda, en la parte más baja del cuadro, se presenta la evolución creciente del total de inversión extranjera directa. El flujo que se observa anualmente a lo largo del tiempo genera una deuda que tiene el país con los extranjeros. Es una deuda particular porque la renta que paga depende de los resultados obtenidos por las empresas compradas. El stock crece año a año tal como se ilustra en el gráfico de la izquierda en la zona baja del cuadro, y en el 2016 cerró en US$ 22.781 millones

Las utilidades de estas empresas en el 2016 representaron el 3,1% de lo invertido, en una tendencia decreciente para los últimos cuatro años, tal como se ilustra en el gráfico de la derecha en la zona inferior del cuadro. Por el contrario, la deuda externa mantiene una tasa media más estable que se ubicó el año pasado en el 5,6%. Una de las virtudes de sostener el crecimiento con participación en el capital de los extranjeros es que se asocian al resultado de la economía.

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MEF: colocó deuda en Unidades Indexadas y recibió buena demanda. Foto: D. Borrelli

HORACIO BAFICO Y GUSTAVO MICHELIN

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