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Uso del casco y la economía

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Casco de moto. Foto: Pixabay

ALEJANDRO CID

Los accidentes de tránsito son la principal causa de muerte entre los jóvenes, y todos los contribuyentes pagan los costos. 

En Uruguay, en el período 2013-2015, más de 60% de los lesionados graves y fallecidos en el tránsito iban en moto. En este contexto, se nos ocurrió estudiar si promover el uso del casco podía ser una buena idea.

Días atrás, en las Jornadas de Economía del Banco Central, presenté una investigación sobre los efectos de usar casco. Realizamos ese estudio con José María Cabrera y Magdalena Blanco, de la Universidad de Montevideo, y con Felipe Carozzi, de la London School of Economics.

Efectos.

Cuando un motociclista se cae, el casco evita el contacto directo contra el suelo y tiene una capa mullida que permite la desaceleración más pausada del cráneo.

Pero los que están en contra del casco señalan las siguientes desventajas: a) los que tienen el casco se sentirían más seguros y entonces adoptarían conductas más riesgosas (mayor velocidad o menor distancia para frenar); b) el casco impediría una buena visión y audición, aumentando así los accidentes; c) el casco produciría lesiones severas en el cuello en caso de accidente; d) obligar a usar el casco sería una limitación de la libertad, produciría una "desutilidad" al individuo.

La ley nacional de tránsito de 2007 obliga al uso del casco. No todos los departamentos acataron esa ley. Algunos consideraban que no era competencia del gobierno central exigir el uso del casco, sino que debía ser competencia de las intendencias. A comienzos de 2013, Mercedes y Melo eran las capitales con menor uso del casco (solo lo usaban un 3% y 6% de los motociclistas, respectivamente). En cambio, departamentos como Artigas o Rivera presentaban tasas de uso de casco del orden del 95%.

En noviembre de 2013, Mercedes comenzó a exigir el uso del casco, y en unos pocos días, el 90% de los motociclistas lo utilizaba. Como Melo no ha cambiado su política en cuanto al uso del casco, en la investigación citada comparamos la tasa de lesionados graves y muertes en esas dos ciudades en el período 20132015. Encontramos así que la obligatoriedad del uso del casco en Mercedes hizo que los lesionados graves y fallecidos disminuyeran 57% en comparación a Melo. En suma, exigir el cumplimiento de la ley fue efectivo para aumentar el uso del casco, y el uso del casco fue efectivo para disminuir las lesiones graves y muertes.

Costo-beneficio.

Exploremos los beneficios monetarios que tiene usar el casco. En 2015, los cinco departamentos con menor uso del casco tienen registrados 459 mil motocicletas, y 115 mil no usan casco. Si se quisiera obligar a todos los que no usan casco en esos departamentos, el costo monetario equivaldría al menos a los 115.000 cascos nuevos que habría que comprar. Al mismo tiempo, esos departamentos, en 2015 sufrieron 985 lesionados graves o muertos en accidentes de motos. Teniendo en cuenta el costo de la vida humana (valuaciones que van desde US$ 300 mil a 3 millones) y de las lesiones graves (costos médicos, laborales, legales), los beneficios monetarios exceden por lejos los costos de los cascos.

Alguien podría objetar que en este análisis costo-beneficio no está considerado el costo moral por obligarme a usar un casco cuando no quiero, que me genera una "desutilidad".

Esa persona podría decir: yo pago mi seguro médico, laboral y legal mes a mes, déjenme andar sin casco. Si tengo una lesión o muero, ya hice los aportes para tener todo cubierto.

El problema de este razonamiento es que se olvida de los costos que causa a otras personas y que no los está pagando: los generados por emergencias en la calle (policías, ambulancias, bomberos); por la administración de reclamos de seguros, por abogados de terceras personas, por jueces y cortes de justicia; por ineficiencias en su lugar de trabajo (deja de ir a trabajar, no hay quien lo reemplace o tiene menor productividad, o se pierden trabajos por cierre de empresa si el que se accidenta es el dueño); costos de demoras en el trabajo de los demás por interrupciones de tránsito en rutas o calles; etc.

El análisis costo beneficio ha de incluir a los demás. A todos nos ha pasado de pensar en esto cuando vemos a alguien que no usa casco, o a quien barre la entrada del edificio con agua potable, u otro que lleva los perros a la playa aunque hay un cartel que dice que eso está prohibido.

Y las nuevas generaciones van aprendiendo. Harán lo que hagamos, no lo que prediquemos.

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