A medida que se aproximaba el aniversario del anuncio que hiciera el Presidente Barack Obama de una detente histórica con Cuba, la representante estadounidense Ileana Ros-Lehtinen, republicana por Florida, quien nació en La Habana y huyó con su familia a Miami varias décadas atrás, le aplicó un control de realidad.
El cambio estratégico había logrado poco por mejorar la vida para el pueblo cubano, le dijo al presidente en la Casa Blanca la semana pasada, y efectivamente había empeorado su situación de derechos humanos.
Cuando anunció en diciembre pasado que él estaba destrozando medio siglo de hostilidad entre Estados Unidos y Cuba a favor de un nuevo capítulo en la relación entre los dos países, Obama concedió que, "El cambio es duro". En los 12 meses transcurridos desde entonces, esa predicción se ha confirmado.
Pese a todas las aspiraciones de una nueva era en las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, la realidad ha sido un proceso mucho más gradual, aún frustrado en muchas formas por el embargo estadounidense e importantes diferencias en política, derechos humanos y reclamos de propiedad.
Sin embargo, el presidente ve atisbos de esperanza en el minucioso trabajo de abrir un poco el equivalente de medio siglo de barricadas institucionales entre los gobiernos estadounidense y cubano, y él se ha negado explícitamente a condicionar la mejora de relaciones a demandas específicas sobre el gobierno de Castro.
El proceso ya ha producido algunos resultados concretos, con el número de estadounidense autorizados para viajar a Cuba subiendo 50 por ciento durante el año pasado, un creciente sector privado en Cuba y dos empresas estadounidenses de telecomunicaciones asegurando acuerdos de roaming allá. Los departamentos del Tesoro y Comercio de Estados Unidos han actuado dos veces para aligerar sanciones y permitirles a estadounidenses y cubanos forjar vínculos personales y comerciales más estrechos, y en los últimos días alcanzaron un acuerdo sobre vuelos comerciales.
Se firmó un acuerdo de cooperación ambiental el mes pasado, en tanto un programa piloto enfocado a explorar el restablecimiento del servicio directo de correo entre Estados Unidos y Cuba empezará pronto.
De cualquier forma, persisten muchos obstáculos, incluida una gran inquietud entre el gobierno cubano y empresas estadounidenses que buscan hacer negocios allá de que sus activos serían decomisados debido a sanciones pendientes y cláusulas del embargo.
A un año del acercamiento entre Estados Unidos y Cuba, todo parece ir muy lento